El equipo que trabaja en Atapuerca nos ha ofrecido una nueva noticia clave sobre el origen del lenguaje, a partir de los datos paleontológicos de los fósiles de la Sima de los Huesos (Homo Heidelbergensis). Se trata de conocer en qué momento de nuestra historia evolutiva comenzamos a expresarnos oralmente. Para ello, una vez superados los estudios anatómicos del sistema fonador (base del cráneo, hioides, etc.) y del cerebro (endomoldes con representación del área de Broca) por falta de conclusiones fundamentadas y claras, los estudios se han dirigido a las características del oído, como órgano receptor sonoro, el cual estaría adaptado a la variedad de sonidos que los humanos de nuestro género pudieran haber alcanzado evolutivamente. Para ello, ha reconstruido por TAC (Tomografía Axial Computerizada) las cavidades del hueso temporal donde se alojan las estructuras de oído humano, aplicándoles después un tratamiento digital adecuado. Por medio de modelos matemáticos elaborados por ingenieros de Telecomunicaciones y con las variables anatómicas adecuadas se ha podido saber exactamente cómo resuenan las cavidades, cómo oímos y qué frecuencias percibimos mejor. Las primeras conclusiones es que los hombres que habitaron en la Sima de los Huesos podían hablar, siendo esta capacidad heredada de sus ancestros evolutivos. Los antepasados comunes de los Homo Heidelbergensis y de nuestra especie debieron de tener estas capacidades que transmitieron a sus herederos. Este antecesor común sería el Homo Antecesor, que habitó estas tierras hace 1,2 millones de años. Por tanto, el origen del lenguaje humano tendría como mínimo un millón de años. Esta teoría revoluciona teorías anteriores, que sustentaban que nuestra especie esa la única que podía hablar, por lo que apareció evolutivamente en fechas muy recientes.
Todo parece muy técnico, lógico y factible, y seguramente así fue. Sin embargo, su teoría se parece más aun silogismo filosófico que a una demostración científica de un proceso tan complejo como es el lenguaje humano. Creo que hay que aclara muchos puntos:
- Dicen que las palabras ni los tejidos blandos con los que se pronuncia la voz no fosilizan, lo que es cierto, pero no del todo. Las palabras, o lo que es lo mismo la conversación o dialogo entre los miembros del grupo humano, sí dejan huella, pues gracias a ellas las acciones humanas pueden realizarse, y éstas si están presentes en los yacimientos. No han tenido en cuenta que toda acción humana es la consecuencia del desarrollo de las capacidades psicobiológicas de los humanos que las crean, y de la acción en conjunto realizada por ellos, en este proceso el lenguaje tiene un papel esencial. Tanto, que su desarrollo es paralelo al desarrollo de los datos que nos ofrece el registro arqueológico. Se sigue insistiendo en los aspectos meramente anatómicos, olvidando de nuevo los criterios psicobiológicos, sociales y lingüísticos, considerados como una unidad de acción inseparable. Pensamiento, acción y lenguaje son tres vertientes de un mismo proceso: el quehacer de la vida humana. Podemos ampliar estos conceptos en otras entradas del blog (lenguaje, pensamiento y conducta).
- Lo que han registrado es el cómo resuenan los sonidos en las cavidades humanas, pero no lo que el cerebro es capaz de captar. Esta percepción se recoge en el oído interno (nervio acústico o VII par) del que pocos datos tenemos. Estudios recientes sobre el sistema receptor auditivo del Homo Heidelbergensis de Atapuerca, presentan una limitación en el desarrollo del caracol óseo (donde se asientan las terminaciones auditivas que recogen los diferentes sonidos), como se ha podido ver por escáner del cráneo nº 5 (Muñoz, 1997), lo que podía indicar una menor capacidad auditiva en las funciones lingüísticas que la de los humanos modernos, pero al tratarse del estudio de un único ejemplar es demasiado pronto para sacar conclusiones de este tipo. Pero el lenguaje es mucho más que emitir sonidos y escuchar, pues hay animales que pueden producir toda la gama de sonidos humanos y escucharlos y sin embargo no hablan en el sentido de tener las características humanas (lenguaje y evolución).
- La existencia de una gran banda de percepción acústica no implica necesariamente la existencia del lenguaje (al menos con las características humanas, que no se mencionan). La presencia de esta capacidad (amplia capacidad auditiva) no implica necesariamente su completo desarrollo, ni su funcionalidad dentro de un proceso en el que participan otros órganos y funciones, siendo la resultante conductual (lenguaje) consecuencia de la unión de todos ellos. Muchos animales presentan tal capacidad auditiva, incluso más desarrollada de la que se aprecia entre los humanos.
- La existencia de una gran banda de percepción acústica no implica necesariamente la existencia del lenguaje (al menos con las características humanas, que no se mencionan). La presencia de esta capacidad (amplia capacidad auditiva) no implica necesariamente su completo desarrollo, ni su funcionalidad dentro de un proceso en el que participan otros órganos y funciones, siendo la resultante conductual (lenguaje) consecuencia de la unión de todos ellos. Muchos animales presentan tal capacidad auditiva, incluso más desarrollada de la que se aprecia entre los humanos.
- Poca revolución se produce, pues su silogismo no está muy documentado y sólo se fundamenta en una relación evolutiva (Neandertal y HAM con un antecesor común: Homo antecessor). Pues aunque la conclusión a la que llega creo que es cierta, la forma que lo fundamente no me parece muy científica (Rivera 1998, 2006, 2005, 2009).
Vuelvo a insistir en la necesidad de realizar estudios multidisciplinares, que engloben tanto a las ciencias tradicionales de la Arqueología Paleontología como a las relacionadas con la conducta humana (Psicología, Neurología, Sociología, Lingüística, Biología evolutiva). Pues de no ser así sólo tendremos verdades a medias y poco documentadas, lo que conlleva a la perpetua discusión, al cansancio y trabajos inútiles. Un ejemplo de este tipo de estudios lo podemos leer en: El origen del lenguaje: Un enfoque multidisciplinar.
* Muñoz, A. (1997): “Escáner al cráneo nº5 de Atapuerca”. Diario “El Pais”, 27 de abril de 1997. Comunicación personal.
* Rivera, A. (2005): Arqueología cognitiva. El origen del simbolismo humano. Madrid. Arcos/Libros
* Rivera, A. (2006): “Conducta y lenguaje en la prehistoria”. ArqueoWeb, 8(1).* Rivera, A. (2009): Arqueología del Lenguaje. Akal. Madrid
4 comentarios:
No podría haber existido, en cuanto a comunicación, un lenguaje de signos? Quizás acompañado de algún tipo de sonido. Si nos fijamos, a parte de que es posible desarrollar un sistema complejo, quizás en aquellos años primitivos no tan complicado, de comunicación simbólica, nuestra comunicación no se basa, únicamente, en palabras... sino también en gestos.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, es más que posible la utilización de los signos y gestos en todas las fases de la evolución del lenguaje, perdurando hasta la actualidad.
El concepto de lenguaje humano básicamente es el intento de comunicar a los demás un pensamiento o idea con el fin de que se enteren de sus necesidades o realizar una tarea en común. Para su logro se realiza una simbolización o representación de ese pensamiento por medio de los sentidos que poseemos, los que más se prestan a esa comunicación son la vista (gestos y señas) y el oído (sonidos, palabras), aunque los sordos y ciegos utilizan el tacto. En un principio se utilizarían los dos (vista y oído), aunque las ventajas del sonido son mucho mas prácticas por lo que se impondría con cierta rapidez, pero sin abandonar nunca gestos y signos, como ocurre en la actualidad, tanto coloquialmente como en situaciones que requieren silencio.
Un saludo y felices fiestas
Estamos de acuerdo en que el aspecto morfológico es insuficiente pero siguiendo la tesis de que los resultados de la acción están dirigidos por un pensamiento, lo cierto es que en este periodo había mucha actividad de caza en grupo donde era necesario coordinarse para rodear espacialmente al animal, para distribuir las tareas de caza, para trasladar al animal, etc. Esto explica el desarrollo morfológico del oido pues es muy posible que ya hubieran desarrollado algunos significantes sonoros con significado mancomunado por muy rústicos que fueran.
Efectivamente, a lo largo de toda la evolución humana se debieron de producir situaciones logísticas (caza, búsqueda de materias primas, etc.), sociales (relaciones inter e intragrupales) que requerían una cierta comunicación (sonora y/o con señas). Pero lo cierto, es que el sistema auditivo de los mamíferos en general siempre ha estado bien desarrollado, básicamente no como forma de lenguaje sino como medio de salvaguardia ante los depredadores. En este sentido, existe una aparente disociación entre la producción sonora y la audición, dentro del concepto de lenguaje. Creo que todos los homínidos tendrían una amplia gama de audición sonora que estaba en consonancia (incluso la superaban) con la producción del sonidos que sus congéneres podrían producir. La intención del lenguaje (comunicación son otros miembros sociales con el fin de dar a conocer intenciones, deseos o de realizar acciones comunes) es un proceso cognitivo, el cual utilizaría los medios que tuviera a su alcance (los sonidos que pudieran producir y que entendieran tras consenso social). El proceso del lenguaje se adaptaría a las disponibilidades anatómicas y fisiológicas de su aparato fonador y auditivo, los cuales con el tiempo pudieron irse remodelando evolutivamente (efecto Baldwin) y mejorar algo sus resultados prácticos. Por tanto, estoy de acuerdo con que entre los homínidos del Paleolítico siempre debieron de existir componentes sonoros de significado mancomunado, aunque limitados en los conceptos básicos del lenguaje moderno (conceptos de individualidad, tiempo y espacio). Este tema ya lo traté en: RIVERA, A. (1998): “Arqueología del lenguaje en el proceso evolutivo del Género Homo”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie I, Prehistoria y Arqueología. UNED. 11, pp. 13-44.
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