domingo, 12 de febrero de 2012

Las focas de Nerja y el Neandertal


Recientemente se ha publicado en medios periodísticos, no en revistas científicas, la sensacional noticia de una datación radiocarbónica a partir de restos de carbón con más de 43.000 años de antigüedad. La noticia es que posiblemente estos restos de carbón podrían estar relacionados con pinturas prehistóricas halladas en la Cueva de Nerja. Como en esas fechas sólo el Neandertal vivía en esos lugares, se podría deducir, si la datación se confirmase, que sus autores fueron estos humanos, y no los anatómicamente modernos. La relación entre los neandertales y el arte paleolítico es algo que nunca se había conocido. Para intentar comprobar tal relación se fecharán una capa de calcita que existe sobre el pigmento, lo que nos daría una fecha adecuada, pues la calcita se formó después de la creación pictórica. Estas pinturas se descubrieron en 1970, en una de las cámaras de la galería alta de la Cueva de Nerja, un lugar de difícil acceso y desde luego intencionado. Al tener unas formas ambiguas no muy claras, en un principio los investigadores bautizaron el lugar como camarín de los pisciformes. Después se interpretó que eran en realidad seis focas.


Hasta aquí todo parece normal, se descubren nuevos datos que se intentan asociar a los humanos que mejor cuadran con ellos. No obstante, la relación (datación de los carbones y las pinturas) es una hipótesis tomada muy a la ligera, propia de los periódicos más o menos deseosos de publicar noticias para los lectores que se interesen por ellos. Las posibilidades de que se confirme la noticia no son demasiadas, por lo que no parece muy adecuado que medios científicos y académicos publiquen unas conclusiones con un fundamento tan poco definitivo. Sin embargo, y a pesar de las numerosas críticas, nadie se ha preguntado y menos respondido a la siguiente pregunta:

¿Es posible que los neandertales de esa época y lugar tuvieran su capacidad cognitiva lo suficientemente desarrollada como para crear tales imágenes?

Dentro de las tradicionales formas y métodos de la Arqueología parece que efectivamente si es posible. Pues para ella lo único que cuenta es el dónde y el cuándo, pero no el cómo y el porqué. La principal causa es que este tipo de estudios sobre conductas simbólicas carece de los medios teóricos (método) adecuados para su análisis. En general, todo estudio sobre descubrimientos de tal índole se limita a una exposición de supuestos por parte de los descubridores y de los posteriores analistas. La ausencia de una metodología de estudio del simbolismo humano sólo puede aportar opiniones un tanto subjetivas, incluso intencionadas (según los propios intereses de los analistas, tanto a favor como en contra).

La Arqueología cognitiva, en teoría la encargada de analizar este tipo de información, prácticamente no se ha utilizado como método de aplicación a datos tan concretos. Parece que su único fin es el de estudiar los símbolos o conductas relacionadas con ellos, cuando su función va mucho más allá de tan limitado campo teórico. Lo primero que hay que tener en cuenta es que la simbolización es el proceso que nos hizo humanos, toda la conducta humana tiene un componente simbólico (consciente o inconsciente). Este va aumentando en progresión geométrica según vayan evolucionando nuestras capacidades cognitivas, y se desarrollen los métodos de almacenaje y transmisión de la información lograda (lenguaje). En este sentido invito a los lectores a escuchar el audio de la UNED realizado por Mario Menéndez (De cómo lasimbolización nos hizo humanos - 07/10/11).

Igualmente, se sigue pensando en que las capacidades cognitivas humanas, como el simbolismo, son entidades aisladas que pueden aparecer independientemente de otras capacidades que lo posibilitan. La Neurología y Psicología actuales (grandes desconocidas en el mundo de la Arqueología, a pesar de realizar constantes inferencias teóricas y metodológicas) indican la gran interconexión existente entre las diversas capacidades humanas, así como un funcionamiento complejo y altamente generalizado entre los diversos componentes de nuestro cerebro.

Si las capacidades cognitivas simbólicas son capaces de crear las pinturas parietales, las otras capacidades cognitivas (abstracción, funciones ejecutivas, etc.) que van asociadas al simbolismo y lo posibilitan, irían dejando a su vez otros restos arqueológicos que demostrasen su desarrollo (p. e. autoconciencia con los adornos, alto desarrollo de los conceptos espaciales y temporales con conductas complejas en el tiempo y en el espacio). Es lo que se llama un contexto cognitivo, cultural y simbólico que posibilitan tal creación pictórica. La realidad arqueológica del Musteriense de los neandertales en la cueva de Nerja indica que tal creación no es posible.

Estas consideraciones afectan tanto a los Humanos neandertales como a los anatómicamente modernos. Así, los HAM del Próximo Oriente de las cuevas de Qafzeh y Skhül con su Musteriense levantino no tenían un desarrollo cognitivo adecuado para poder crear el simbolismo pictórico. Sin embargo los HAM de África del sur del MSA si podrían iniciar este tipo de simbolismo, pues en sus manifestaciones simbólicas y socioeconómicas tenemos las huellas de la producción del desarrollo cognitivo adecuado para su producción.

Es curioso como múltiples ciencias (incluso la Arqueología cognitiva) se han dado cuenta de que la evolución ofrece unas capacidades cognitivas que necesitan de un medio ambiente adecuado para su desarrollo, pero en la interpretación puntual de hechos arqueológicos prácticamente se ignora, especulando con ideas opuestas y prácticamente sin fundamento. Se pueden mostrar algunas ciencias y autores que corroboran tal hecho:

- Arqueología. La paradoja del sabio expuesta por Renfrew (1993, 2008), donde la evolución ofrece posibilidades cognitivas a desarrollar en función de las características medioambientales. Implica el concepto de emergencia y de exaptación evolutiva.
- Etnología y Antropología. La apreciación etnológica de que otras poblaciones humanas actuales presentan concepciones sobre el tiempo, espacio y la realidad personal y social muy diferentes a las nuestras. Se adapta a las características generales del anterior (emergencia e influencia del medio ambiente) (Hernando, 1999). Muchos antropólogos creen que las características del medio ambiente en el que se vive tienen una influencia fundamental en el origen y desarrollo de las formas culturales observadas (Ramírez Goicoechea, 2009).
- Psicología. Todo aislamiento o déficit social produce un gran deterioro cognitivo en sus aspectos emocionales, racionales y lingüísticos, lo que no puede corregirse bien si ya se ha pasado el periodo crítico (Belinchón et al. 1992; Vygotsky, 1920; Bruner, 1984; Luria, 1987).
- Neurología. La formación de las redes neuronales depende de la cantidad y calidad de los estímulos sensoriales que el cerebro recibe desde el nacimiento hasta el fin del periodo crítico. La plasticidad neuronal continua funcionando después de dicho periodo aunque de forma más restringida (Rakic, 1995; Nieto Sanpedro, 1996; Flórez et al. 1999; Damasio, 2010).
- Biología evolutiva. La evolución neurológica presenta un importante desarrollo de las áreas de asociación corticales. Éstas al nacer casi no tienen funciones conductuales, pues necesitan estímulos externos para desarrollar su función. Su estructuración definitiva dependerá de las características medioambientales (Rakic, 1988).
- El uso de la interdisciplinariedad, con una buena adaptación teórica de las ciencias relacionadas con la conducta, lleva a esta conclusión como la más verosímil y que mejor explica los datos arqueológicos (Rivera, 2009).

La Arqueología se ha desarrollado mucho en los últimos años, pero no se ha dotado de una teoría que matice y analice los datos referentes al simbolismo, ni ha reflexionado sobre su capacidad, por sí sola, de abordar la cuestión en toda su complejidad. Por ello frecuentemente se ha hecho una interpretación simplificadora de este tipo de datos concretos y del proceso en general. Por tanto, parece necesario racionalizarel estudio del simbolismo humano y elaborar una teoría interdisciplinar para su análisis. Se trataría de formular hipótesis explicativas, desde formatos multidisciplinares, que no entren en contradicción con los datos fiables del registro arqueológico.

Se puede ampliar la información de la Arqueología cognitiva sobre las capacidades cognitivas del neandertal en
RIVERA, A. (2008): “Cognición y conducta de neandertales y humanos modernos”.Revista Portuguesa de Arqueología. 11(1), pp. 5-32.
RIVERA, A. (2009): La transicióndel Paleolítico medio al superior. El neandertal. ArqueoWeb, 11.
RIVERA, A. 2010: “Conducta simbólica. La muerta en el Musteriense y MSA”. Zephyrus, 65 (1): 39-63. 

* BELINCHÓN, M.; IGOA, J. M. y RIVIÉRE, A. (1992): Psicología del lenguaje. Investigación y teoría. Trotta. Madrid.
* BRUNER, J. (1984): Acción, pensamiento y lenguaje. Alianza. Madrid.
* DAMASIO, A. (2010): Y el cerebro creó al hombre. Ed. Destino. Barcelona.
* FLÓREZ, J.; GARCÍA-PORRERO, J. A.; GÓMEZ, P.; IZQUIERDO, J. M.; JIMENO, A. y GÓMEZ, E. (1999): Genes, cultura y mente: una reflexión multidisciplinar sobre la naturaleza humana en la década del cerebro. Servicio de publicaciones de la Universidad de Cantabria. Santander.
* HERNANDO, A. (1999): “Percepción de la realidad y Prehistoria, relación entre la construcción de la identidad y la complejidad socio-económica en los grupos humanos”. Trabajos de Prehistoria, 56 (2): 19-35.
* LURIA A. R. (1987): Lenguaje y desarrollo intelectual en el niño. Pablo del Río. Madrid.
* NIETO SAMPEDRO, M. (1996): Plasticidad neural: una propiedad básica que subyace desde el aprendizaje a la reparación de lesiones. En El cerebro íntimo, Mora, F. (ed.). Ariel neurociencia. Barcelona.
* RAKIC, P. (1988): Specification of cerebral cortical areas. Science, 241: 170-6.
* RAKIC, P. (1995): Evolution of neocortical parcellation: the perspective from experimental neuroembryology. En Origins of the human brain. Changeux, J. P. y Chavaillon J. (Eds.). Clarendon Press. Oxford, 85-100.
* RAMÍREZ GOICOECHEA, E. (2009): Evolución, Cultura y Complejidad. La Humanidad que se hace a sí misma. 2ª ed. Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces.
* RENFREW, C. (1993): "Cognitive Archaeology: Some Thoughts on the Archaeological Thought". Cambridge Archaeological Journal, 3(2): 248-250.
* RENFREW, C. (2008): “Neuroscience, evolution and the sapient paradox: the factuality of value and of the sacred”. Phil. Trans. R. Soc. B 363, pp. 2041-2047
* RIVERA, A. (2009): Arqueología del lenguaje. La conducta simbólica en el Paleolítico. Akal. Madrid.  
* VYGOTSKY, L. S. (1920): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica. 1979. Barcelona.