miércoles, 14 de abril de 2010

Desarrollo cognitivo y cultural en la transición paleolítica I


Ya he comentado en diversas ocasiones que el único camino que tienen los arqueólogos para conocer las capacidades cognitivas de los homínidos de nuestro linaje es a través del estudio de la conducta que se observa en los yacimientos. Sin embargo, su realización no siempre se realiza por medio de una metodología adecuada a lo que se pretende analizar.   

Para ello, lo primero que hay que tener presente son las características psicobiológicas de los seres humanos autores de los datos arqueológicos que disponemos. En este punto es donde se produce los primeros problemas, pues ante la toma de conciencia de cual pudo ser la realidad cognitiva de los humanos del paleolítico, se toman como referencia las condiciones conductuales de nuestra especie en la actualidad, lo que sería cierto respecto de la capacidad cognitiva (cierta del Homo sapiens; a demostrar entre los neandertales), pero no de su desarrollo ni de su manifestación conductual.   

El principal problema  se presenta con los neandertales, pues no está claro que sus capacidades cognitivas ni la forma de desarrollo cognitivo fuesen iguales a las de los HAM. Sobre todo teniendo en cuenta que son dos poblaciones que evolucionaron paralelamente (pero separadas geográficamente) a partir de un ancestro común con 500.000 años de antigüedad, incluso con especies intermedias (Homo heidelbergensis). El concepto de que son una simple variación de la misma especie humana hay que demostrarlo igualmente, lo que por medio de la Paleontología no es posible en la actualidad y arqueológicamente depende del estudio de su conducta.   

Otro problema es que en los estudios arqueológicos sobre este periodo se establece una relación directa entre capacidades cognitivas humanas y su conducta, cuando en realidad la conducta es el resultado del desarrollo de tales capacidades cognitivas, hecho que ocurre en función de las características del medio ambiente (social, demográfico, simbólico, ambiental, etc.). Así, las capacidades cognitivas y el medio ambiente son dos aspectos que posibilitan un mismo proceso: desarrollo cognitivo y cultural. Estos conceptos son los causantes de las propiedades generales de todo desarrollo cultural (ya comentadas anteriormente):  

- Continuum cultural de forma heterogénea en el tiempo y en el espacio.
- Capacidades cognitivas emergentes.   

En el estudio de los desarrollos cognitivos y sus consecuentes manifestaciones culturales de las poblaciones de la transición paleolítica, hay que intentar disminuir en lo posible la subjetividad científica subyacente. En este intento, todo estudio relacionado con la cultura de este complejo periodo siempre hay que seguir dos criterios muy relacionados: racionalización y metodología en su producción.   

Para lograr la primera condición (racionalización) es necesario aplicar a tales estudios los datos que las ciencias encargadas del comportamiento humano (Neurología, Psicología, Sociología) nos ofrecen en la actualidad. En este sentido, parece obligado poder contar con una concepción de la naturaleza humana (psicobiológía humana), pues es la base principal de toda nuestra conducta. Naturalmente, siguiendo los avances de la Psicología y Neurología actuales. Un intento lo constituye el modelo psicobiologico ya mencionado en anteriores ocasiones, y un modelo multidisciplinar de la evolución conductual.   

Respecto del segundo apartado (metodología) consistiría en la aplicación, lo más objetivamente posible, de tal modelo a los datos obtenidos del registro arqueológico. Es decir, constituir un modelo práctico sobre tales datos, que nos permita analizar la forma (qué buscamos) y el fondo (cómo buscarlo) de la conducta paleolítica, logrando con su articulación una metodología útil. Un intento en este sentido se ha realizado por el método multidisciplinar de la Arqueología cognitiva (orientación psicobiológica). En este momento analizaré el fondo, dejando la forma para más adelante.   

El fondo estaría constituido por las capacidades cognitivas de los homínidos del paleolítico. Sin embargo, el termino de capacidades cognitivas es excesivamente genérico y poco preciso. Es necesario profundizar en aquellas capacidades cognitivas que puedan ser rastreados en el registro arqueológico, adquiriendo un valor primordial en el estudio de la conducta prehistórica. Al poder ser analizadas en el tiempo (cronología) y en el espacio (distribución geográfica), son susceptibles de poder compararse con las de otros homínidos de cualquier periodo, naturalmente dentro de los límites que el registro arqueológico nos permita y de la metodología que usemos.   

En el análisis sobre la conducta humana hay que tener en cuenta cuatro genéricos procesos cognitivos que, aunque no son los únicos utilizados para la realización de la conducta, si cumplen en alguna medida la premisa anterior (rastreo arqueológico). Procesos que ya fueron analizados en otros apartados: 

Creatividad. Funciones ejecutivas. Motivación. Capacidades cognitivas emergentes.   

La producción de todo cambio conductual sería la manifestación de la acción conjunta de los cuatro conceptos (creación, ejecución, motivación y desarrollo capacidades emergentes), por lo que la falta o disminución de alguno de ellos produciría un retraso o incluso su falta, mientras que la rápida aparición de conductas adaptativas implica un buen desarrollo de estas capacidades humanas. El desarrollo de estas capacidades cognitivas tendría una manifestación paralela en el registro arqueológico:   

- Funciones ejecutivas (Planificación y ejecución de conductas tecnológicas, sociales y simbólicas). 
- Emotividad (relaciones sociales: sociabilidad, aislamiento, expansión).
- Creatividad (variación tecnológica, social y simbólica). 
- Capacidades emergentes (reflexividad y flexibilidad para el cambio y desarrollo tecnológico, social y simbólico).    

El principal problema que plantea su estudio dentro del registro arqueológico es la propia subjetividad de realizador del mismo, pues muchas apreciaciones sobre su grado de desarrollo pasan por una simple apreciación personal, al no existir parámetros objetivos con los que compararlos. Por ejemplo se pueden comparar los adornos del Chatelperroniense con los del Auriñaciense, una primera impresión es que son similares (lo que tecnológicamente es cierto), induciendo a una rápida conclusión (HAM y neandertales tenían las mismas capacidades cognitivas para crear simbolismo) si no se profundiza en la forma en estos se producen en las dos poblaciones. Lo que nos lleva al segundo apartado que analizaremos próximamente. Un esquema lo podemos ver en el siguiente esquema:


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