Parece lógico que, antes de emprender el estudio del simbolismo humano, conozcamos cuales son sus principales características, pues éstas son las que nos van a facilitar su análisis. Parece sencillo entender y conocer las particularidades de estas conductas simbólicas, pero la realidad dice lo contrario. En Arqueología se estudia sin ningún método, sin comprender mínimamente la realidad de lo que se analiza, pero sus conclusiones pretender ser certeras y demostrativas. Demasiada subjetividad sin ningún tipo de control o medida. Aunque cueste admitirlo creo que hay que profundizar en aquello que pretendemos comprender y explicar, usando todo aquello que nos pueda ayudar. En este camino metodológico vemos que todas las conductas humanas, principalmente las de contenido simbólico, presentan unas características o propiedades que hay que tener en cuenta a la hora de su análisis.
- Existen unos componentes básicos y fundamentales del simbolismo, que actuando en estrecha interrelación van a posibilitar su emergencia. Estos serían la individualidad personal/social, así como su ubicación en el tiempo y en el espacio.
- Toda conducta simbólica es acumulativa, pues para su creación y desarrollo utiliza anteriores conceptos o conductas (simbólicos o no) más elementales, pero imprescindibles para su propio origen o evolución.
- Este proceso de evolución cultural y simbólica es un continuum que adquiere un aspecto de heterogeneidad temporal y espacial, pues depende de diversos factores (capacidades y desarrollo cognitivo, existencia de un lenguaje previo, medioambiente sociocultural, etc.), las cuales no siempre actúan con el mismo nivel de desarrollo. Este hecho sugiere la existencia de diversos grados de desarrollo intermedios entre las divisiones que podamos establecer.
- Su desarrollo precisa de unas características medioambientales determinadas (demográficas, socioeconómicas, tecnológicas, etc.) que configuren su nicho cultural (Bickerton, 2009) o condicionantes socioculturales (Tomasello, 2007: 14-23). Por lo que su desarrollo histórico adquiere el aspecto de mosaico, tanto en los aspectos cognitivos como culturales.
- El simbolismo humano es un proceso cognitivo emergente. Sin duda, este concepto es menos conocido y comprendido de todos, a pesar de la gran importancia conductual que representa. Actualmente, se piensa que algunos de los procesos cognitivos importantes para la conducta humana (p. e: conciencia reflexiva, simbolismo elaborado) son propiedades emergentes del cerebro. De la unificación funcional de ciertas capacidades cognitivas más elementales (mecanismos de atención seriados, memoria a corto plazo, emotividad, etc.), se producirían nuevas y desconocidas propiedades cognitivas, entre las que se encuentra el simbolismo. Lo curioso es que de las capacidades elementales no puede intuirse ni explicar tal propiedad. Son muchos los autores que trabajan en esta línea, aunque muy pocos dentro del mundo de la prehistoria a pesar de que en este periodo es cuando se aprecian con mayor intensidad (Edelman, 1994; Edelman y Tononi, 2000; Searle 2000: 30; Mora: 2001: 142; Rivera, 2004, 2009; Álvarez Munárriz, 2005: 25-31; Lewis-Williams, 2005; Tomasello, 2007: 14-23; Ardila y Ostrosky-Solís, 2008).
- Hay que destacar el aspecto lingüístico, pues toda conducta, y más aún la simbólica, está íntimamente ligada al lenguaje, que sería la primera manifestación simbólica humana. La conducta lingüística permite la creación, mantenimiento y transmisión de todo simbolismo.
Como ejemplo de tal manifestación tenemos el propio registro arqueológico de Africa, donde podemos ver el continuum, acumulativo y emergente proceso evolutivo cultural (Mcbrearty y Brooks 2000: Zilhäo, 2008). (Arqueología y simbolismo). Naturalmente, en Europa se produce un proceso similar aunque con otras características y en un tiempo y lugar diferente al africano (Rivera, 2009a). Ambos procesos son la mejor muestra de la heterogeneidad de la evolución cultural y cognitiva humana.
Cuadro de ZILHÄO, J. (2008)
* ÁLVAREZ MUNÁRRIZ, L. (2005): “La conciencia humana”. Luis Álvarez Munárriz, Enrique Couceiro Domínguez (Coord.) La conciencia humana: perspectiva cultural. Anthropos. Barcelona.
* ARDILA, A.; OSTROSKY-SOLÍS, F. (2008): “Desarrollo Histórico de las Funciones Ejecutivas”. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 8 (1), pp. 1-21.
* BICKERTON, A. (2009): Adam´s Tongue: How Humans Made Language, How Language Made Humans. Hill y Wang. New York.
* EDELMAN, G. M. (1994): Bright Air, Brilliant Fire: On the Matter of the Mind. Penguin. Harmondsworth,
* EDELMAN, G. M. y TONONI, G. (2000): Un Universe of Consciousness. Basic Books. New York.
* LEWIS-WILLIAMS, D. (2005): La mente en la caverna. Akal. Madrid.
* MCBREARTY, S. y BROOKS, A. (2000): The revolution that wasn’t: a new interpretation of the origin of modern human behaviour. Journal of Human Evolution 39: 453-563.
* MORA, F. (2001): El reloj de la sabiduría. Tiempos y espacios en el cerebro humano. Alianza Editorial. Madrid.
* MORA, F. (2001): El reloj de la sabiduría. Tiempos y espacios en el cerebro humano. Alianza Editorial. Madrid.
* RIVERA, A. (2003-2004): “La conducta simbólica humana: Nueva orientación metodológica”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie I, Prehistoria y Arqueología. UNED. 16-17, pp. 313-335.
* RIVERA, A. (2009): Arqueología del lenguaje. La conducta simbólica en el Paleolítico. Akal. Madrid.
* RIVERA, A. (2009a): “La conducta moderna en el Paleolítico Superior inicial”. Espacio, tiempo y forma. Serie I, Prehistoria y arqueología. Nueva época, n. 2.
* SEARLE, J. R. (2000): El misterio de la conciencia. Paidos. Barcelona.
* TOMASELLO, M. (2007): Los orígenes culturales de la cognición humana. Amorrortu. Buenos Aires.
* ZILHÄO, J. (2008): "Modernos y Neandertales en la transición del Paleolítico medio al superior en Europa". Espacio, tiempo y forma. Serie I, Prehistoria y arqueología. Nueva época, n. 1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario