El arte paleolítico siempre ha
tenido un significado y tratamiento especial en los estudios prehistóricos,
siendo uno de los temas de la conducta paleolítica sobre el que más se ha
escrito, analizado y discutido. Sin embargo, no se han conseguido unas conclusiones consensuadas y
fundamentadas sobre su origen, motivos de desarrollo y, sobre todo,
significado. Es posible que las causas que han generado tal situación sean de
múltiple origen, dificultando enormemente su realización. Se pueden destacar
los siguientes problemas que más que ayudar han impedido el desarrollo de sus
conclusiones:
I - Enfocar su estudio como una conducta excesivamente independiente de la
conducta simbólica humana. Su estudio suele realizarse con una
importante independencia del común desarrollo simbólico de cada población
paleolítica. Se ha estudiado de forma aislada de los posibles y
variados grupos humanos que lo creó, usó y desarrolló, posiblemente porque
muchas veces los estudios prehistóricos se han limitado al análisis de los
restos arqueológicos, obviando el estudio de las capacidades cognitivas y
simbólicas de sus creadores. Tanto es así, que ha formado una estructura
doctrinal independiente, como asignatura, ciencia o simplemente “arte”,
siendo analizado desde los aspectos puramente artísticos (estilo,
cronología, artistas, técnicas, pinturas, etc.). Pocas veces ha sido estudiado
como una manifestación más del simbolismo humano en general, propio de una
sociedad en un tiempo y espacio determinado. Tendría que estar relacionado con
el simbolismo que vemos en otras manifestaciones, o la falta de ellos (adornos,
tumbas, ajuares, cambios socioeconómicos, tecnología más flexible y razonada,
etc.). Constituye una parte del simbolismo humano, por lo que su origen y
desarrollo estaría en consonancia con el origen y desarrollo del simbolismo
humano en general.
II - No establecer una correlación cognitiva y conductual entre el
desarrollo del simbolismo y la conducta social, tecnológica y económica de los
grupos humanos que la crearon. El desarrollo cognitivo que favorece uno
de estos aspectos estaría íntimamente ligado al que es capaz de evolucionar el
otro. Una constante en la Neurología actual es que las funciones neurológicas
están siempre funcionando constantemente e interrelacionadas entre sí, pues no
existen núcleos o zonas neurológicos especializados en una sola función. La
funcionalidad psicobiológica y sus consecuencias (conducta) es una realidad que
siempre hay que tener en cuenta. Es decir, el desarrollo simbólico siempre se
produce con cierto desarrollo tecnológico y socioeconómico, consecuencia de la
existencia de una mayor flexibilidad conductual y racionabilidad en el
pensamiento (Hernando, 1999). Es muy difícil admitir un simbolismo religioso en
el Paleolítico medio (tumbas, ajuares, conceptos de otros mundos espirituales,
etc.) cuando su desarrollo socioeconómico y tecnológico está mucho más cerca de
las formas primitivas del la humanidad que del desarrollo visto en el mismo inicio
del Paleolítico superior (Rivera, 2010).
III - Intentar explicarlo como si fuera
un proceso de causa única en todo el tiempo y espacio paleolítico, mostrando una gran falta de
flexibilidad explicativa y teórica. Se utilizan enfoques dogmáticos e
inamovibles, casi siempre expresando una única causa de todo el arte
paleolítico. Los recientes descubrimientos (manifestaciones al aire libre,
mejores cronologías, estudios estilísticos y técnicos más detallados y mejor
comprensión del contexto arqueológico) van ofreciendo un panorama de clara
manifestación social (de tipo o tipos aún no determinado), una múltiple
causalidad en su origen y desarrollo y la posibilidad de diversas funciones en
su uso. Incluso hay que comprobar que tales procesos fueron o no los mismos en
los diversos periodos en los que tradicionalmente subdividimos al Paleolítico
superior. La idea de que tales manifestaciones gráficas formen parte de un
sistema de comunicación social específico, se conoce desde el último tercio del
siglo pasado. Su significado, más que en las características de las propias
pinturas, puede estar en las particularidades sociales de sus autores, fenómeno
que poco a poco se va imponiendo. Igualmente, su relación con conductas
espirituales y/o religiosas parece un concepto que tampoco puede obviarse. Así,
las motivaciones que las crearos serían con toda seguridad de diverso origen,
siendo además heterogéneas en su desarrollo espacial y temporal desde su mismo
origen. Estas connotaciones sólo pueden aclararse dentro de cada contexto
arqueológico determinado y con el uso de una metodología arqueológica
apropiada.
IV - Pretender
que las motivaciones actuales podrían ser las mismas que las del pasado,
naturalmente sin aportar absolutamente nada que corrobore mínimamente tal suposición.
Resulta
extraño que se estén volviendo a usar las comparaciones etnológicas para
analizar sus significados, sin tener detrás de tales estudios unos supuestos
científicos que puedan avalar tal suposición. En el estudio de las poblaciones
actuales, pero con unas formas culturales calificadas como primitivas,
se ha podido comprobar que presentan un pensamiento diferente al considerado
como moderno o actual, a pesar de que
no existan diferencias anatómicas ni cognitivas entre ellos y nosotros. Estas poblaciones tienen una clara base
simbólica en su estructuración lingüística y cognitiva, pero manifiestan unas
características distintas y propias. Deben existir unas estructuras de
percepción y procesamiento de la realidad común a todos los grupos humanos
(capacidades cognitivas innatas), lo que implicaría que existe una relación
material de la realidad con cierta percepción de ella. Sin embargo, la forma en
que esta percepción y procesamiento de la realidad va a dar lugar a la
construcción social es distinta en grupos humanos con diferente complejidad
socioeconómica y cultural (desarrollo cognitivo dependiendo del medio ambiente)
(Hernando, 1999; Rivera, 2010).
V – Sin
embargo, creo que la causa principal de la dificultad del estudio del arte
paleolítico es la falta de un método adecuado para estudiar la
conducta humana en conjunto, y no sólo en este aspecto simbólico, pues todo
estaría relacionado. Siempre tenemos que tener en cuenta que en el análisis de
la conducta humana durante el Paleolítico es imposible adquirir una
certeza absoluta en las conclusiones que alcancemos. El hecho de que
sólo podamos obtener información de procesos indirectos, escasos y de difícil
interpretación, son motivos suficientes para entender tal afirmación. Sin
embargo, cualquier conclusión que esté fundamentada en una serie de evidencias
arqueológicas bien documentadas, que se expliquen con una metodología basada en
un estudio interdisciplinar con el suficiente poder explicativo
como para formar una tesis razonada, puede ofrecernos un nivel de certeza
aceptable. Este estudio interdisciplinar debe tener
siempre en cuenta que entre
las ciencias psicobiológicas se tiene claro que no es lo mismo tener unas
capacidades cognitivas que desarrollarlas, las primeras son una consecuencia
evolutiva y anatómica y lo segundo un desarrollo de tales facultades innatas en
función del medio ambiente en el que se ha nacido y desarrollado. Se nace con
capacidades y éstas se desarrollan con su constante interacción con el medio
ambiente. Por tanto, debe articularse entre las ciencias que estén en relación
con el análisis de la conducta humana (Psicología, Neurología, Biología
evolutiva, Ciencias sociales, Lingüística, Demografía, etc.). La subjetividad, en estos
estudios, es nuestro mayor enemigo siendo muy difícil de superar, o por lo
menos mitigar su influencia. Con esta visión la única manera de estudiar los
valores cognitivos (donde la conducta simbólica es la mayor manifestación) es
creando un modelo teórico que escape de los aspectos particulares de la
cultura, centrándose en los factores comunes o estructurales de
nuestra especie que se aplica a los humanos actuales y del paleolítico, es
decir, usando el estructuralismo funcional (neurológico y cognitivo) común en
todos los humanos.
VI - El estudio
del desarrollo simbólico debe de guiarse por los datos que nos ofrece el
registro arqueológico en cada momento y lugar. El momento histórico en
el que la conducta humana va a comenzar a presentar una clara y notoria
diferenciación cultural corresponde con el inicio del Paleolítico superior (lo
que no excluye que en periodos más antiguos no existieran diferencia culturales
o de manifestación cognitivas, pues existieron aunque con mucha menor
significación arqueológica). El arte es, sin duda, una manifestación simbólica
más de las muchas que se van a producir en ese momento, y que por sus
características artísticas (en el concepto actual) ha tenido una
repercusión especial. Los diversos caminos, que tal
simbolismo pudo desarrollar, sólo podemos intuirlos con los datos del registro
arqueológico, pero deben ser interpretados por un modelo explicativo de la
realidad cognitiva humana. La realidad es que en Prehistoria casi siempre se ha
obviado el estudio del ser humano como un ser biológico dotado de una características
cognitivas o psicológicas, que van a ser, en todo momento, las que van a
conformar su conducta, útiles, pinturas, grabados y todas las manifestaciones
que encontramos en los yacimientos. El estudio de la aparición de los conceptos
de la individualidad, tiempo y espacio son imprescindibles para cualquier
análisis del simbolismo humano. Esto, junto con un estudio arqueológico y
social más detallado de las manifestaciones gráficas, pueden ser las claves
para que podamos elaborar una teoría sobre el origen del arte prehistórico con
un nivel de certeza aceptable, aunque con un carácter general difícil de
superar.
Conclusiones: Su
análisis debe pasar inexorablemente por un mejor conocimiento del contexto
arqueológico en donde se crearon (emplazamientos territoriales y en contextos
temporales), pues las manifestaciones gráficas son parte de un sistema de
comunicación sobre las formas de vida y organización social de los seres
humanos, cuyo significado sólo puede ser interpretado por los componentes sociales
instruidos en tal sistema comunicativo. Esto, junto con un nuevo y mejor
tratamiento arqueológico (metodología) sobre estas manifestaciones puede
ofrecernos unos resultados más coherentes y fundamentados que los realizados
con anterioridad.
La Arqueología cognitiva (Orientación psicobiológica) que propongo, va encaminada a entender las pautas
generales de la formación del pensamiento humano en la prehistoria, no en qué
pensaban los humanos de entonces. La estructuración del pensamiento basada en
la individualidad, tiempo y espacio son procesos ampliamente aceptados por la
neurología y psicología actuales, pero que, por causas de aislamiento
doctrinal, no ha llegado aún a introducirse en el mundo de la prehistoria,
tiempo y lugar donde se iniciaron y desarrollaron tales conceptos.
Estas consideraciones metodológicas ya se han usado
en la interpretación del posible simbolismo de los enterramientos y
antropofagia del Paleolítico medio (Rivera, 2010), donde se especifica el
método interdisciplinario que puede usarse en el análisis de las
manifestaciones gráficas.
En el contexto simbólico de la transición e inicio del Paleolítico superior, he realizado un trabajo sobre tales manifestaciones usando el método anteriormente reseñado. Para su realización ha colaborado alguien que conoce perfectamente el registro arqueológico de tal periodo, como es el caso del profesor de la UNED Mario Menéndez. El trabajo está ya realizado, y publicado en el número 4 (Nueva temporada) de la revista Tiempo, Espacio y Forma de la UNED.
En el contexto simbólico de la transición e inicio del Paleolítico superior, he realizado un trabajo sobre tales manifestaciones usando el método anteriormente reseñado. Para su realización ha colaborado alguien que conoce perfectamente el registro arqueológico de tal periodo, como es el caso del profesor de la UNED Mario Menéndez. El trabajo está ya realizado, y publicado en el número 4 (Nueva temporada) de la revista Tiempo, Espacio y Forma de la UNED.
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HERNANDO, A. (1999): “Percepción de la realidad y Prehistoria, relación entre
la construcción de la identidad y la complejidad socio-económica en los grupos
humanos”. Trabajos de
Prehistoria. 56 (2), p.
19-35.
3 comentarios:
Unos de los problemas es que son precisamente, esas capacidades cognitivas, que nos distinguen de otras especies, las que nos juegan en contra. Ya que las mismas son usadas, empeladas y explotadas por toda una serie de discursos, lenguajes, que prosperan sobre la realidad y la vida de los sujetos y de los propios espacios, a partir de las antedichas capacidades, que nos distinguen y diferencian.
Somos tempranamente muy vulnerables, como víctimas de cuanto discurso ande y circule actuado por nuestros cráneos, rigiendo, respirando sobre el medio, a partir de las mentes colonizadas y parasitadas, por las ideas y los contenidos, mentales de tales discursos.
Un saludo, y te felicito por este espacio tan comprometido con la búsqueda de la comprensión y el conocimiento, de estas facultades tan complejas y caras a nuestra especie y mundo.
Eduardo.
Estoy de acuerdo contigo, la formación de la cognición humana depende de las características del medio ambiente (social, económico, lingüístico, tecnológico, etc.)en el que nace y se desarrolla. En este sentido somos muy dependientes y vulnerables. Solo la cultura en todos sus ámbitos, pero no como doctrina particular, es la que nos puede dotar de las herramientas cognitivas necesarias para poder optar a la necesidad de conocer y elegir.
Un cordial saludo de:
Ángel Rivera
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