Ya comenté que todo desarrollo cultural necesita la existencia de unos antecedentes (culturales y cognitivos) que lo posibiliten. Su desarrollo histórico se aprecia en el característico continuum cultural de la evolución conductual humana. Las propiedades de nuestro estructuralismo funcional hacen que tal desarrollo presente una heterogeneidad espacial y temporal muy marcada. Cuando en el paleolítico estudiamos la evolución cultural siempre debemos de tener presente la necesaria existencia de este proceso de desarrollo, pues en definitiva su análisis sería el que nos ofrezca las particularidades históricas de los seres humanos de aquella lejana época. Debemos de tener la seguridad de que tal continuidad en la evolución cultural (rápida o lenta) siempre ha existido, sólo que hay que buscarla aprovechando todos los indicios que los datos arqueológicos nos ofrecen.
El inicio del Paleolítico Superior sin duda es muy complejo, pues involucra a dos poblaciones (neandertales y HAM) y a sus respectivos desarrollos cognitivos y culturales, algunos de ellos convergentes, pero también los hay claramente divergentes. Todo ello dentro de un heterogéneo (temporal y espacial) desarrollo cultural donde hay que valorar la existencia de los estadios intermedios de desarrollo que, en conjunto, formarían el continuum cultural ya mencionado.
Los cambios son producidos por las comunidades humanas que poblaron Europa durante la transición. Su origen evolutivo, cultural y posiblemente cognitivo no fue el mismo, pues su diferenciada evolución producida en lugares lejanos, sin conexión hasta su encuentro en el Próximo Oriente y en Europa, indica que tuvieron caminos diferentes, aunque posiblemente parecidos al evolucionar de las características psicobiológicas de un ancestro común.
Este diferenciado acervo cultural y cognitivo ofrece un determinado continuum cultural con unas características propias (puede que definitorias), consecuencia de sus capacidades cognitivas y del desarrollo de las mismas en función del medio ambiente en el que viven e interaccionan. En este sentido, los aspectos cognitivos y sociales, demográficos adquieren tanta importancia como los tecnológicos, por lo que su análisis es imprescindible en el complejo estudio de la transición paleolítica. Estas características son las que van a definir el contexto cultural y cognitivo de estas poblaciones. Habría que comprobar en el registro arqueológico de la transición europea la existencia o no de contextos culturales claramente diferenciados. Naturalmente, utilizando los datos tecnológicos, socioeconómicos, demográficos y cognitivos obtenidos a partir de una muestra poblacional (yacimientos) que sea representativa de todo el continente europeo en ese periodo.
Contextos cognitivos, sociales y tecnológicos en la transición paleolítica
Sumando los datos arqueológicos de estas tres facetas (cognitiva, social y tecnológica) se aprecia dos contextos cognitivos y culturales claramente diferentes. Uno de ellos tiene aspectos y relaciones de una clara evolución local, mientras que el otro tiene características que difieren de lo visto en yacimientos adyacentes del mismo periodo, por lo que podrían denominarse como de origen foráneo. Estos presentan una importante homogeneidad cultural y cognitiva dentro de cada uno de ellos. Se encuentran intercalados por la mayor parte de la Europa habitable de la transición al Paleolítico Superior. Habría que valorar los siguientes factores:
I. Rango particular de los yacimientos.
* Factores cognitivos. En definitiva son los que van a posibilitar la evolución de los demás (tecnológico, social y cultural).
- Desarrollo del simbolismo (adornos).
- Conductas dependientes de los conceptos temporales y espaciales.
- Aparición de la conducta reflexiva y flexible (Tecnología ósea, laminar, útiles compuestos: puntas y laminas que enmangar).
* Factores sociales. Relaciones e interacción social.
- Importación y calidad de materias primas.
- Elementos de sustrato.
- Relación con los yacimientos locales musterienses (similitud o disparidad).
- Relación con la propia estratigrafía del yacimiento (HAM y neandertales).
- Inclusión en un área de difusión arqueológica definida con características similares o aislamiento cultural.
II. Rango general del conjunto de los yacimientos
* Factores demográficos, geográficos y estadísticos. No tienen sentido si nos referimos a uno o muy pocos yacimientos, pero adquieren especial importancia al realizar el estudio con una amplia muestra estadística.
- Demografía de las zonas de influencia.
- Mezcla de tradiciones arqueológicas.
- Distribución europea de tales tradiciones.
Estas dos tradiciones culturales (continuum cultural y cognitivo) están expuestas de una forma muy genérica, asumiendo la existencia de yacimientos con particularidades imprecisas para su ubicación. Sería una manifestación de la heterogeneidad temporal y espacial del desarrollo cultural y cognitivo, así de la existencia de los obligados estadios intermedios que conforman todo continuum evolutivo.
Las culturas asociadas al desarrollo local en este periodo son muchas y variadas: Chatelperroniense, Uluzziense, Szeletiense, Lincombien-Ranisien-Jerzmanowicien, Neroniense, Musteriense tardío, Musteriense con puntas de Chatelperron, etc.
Si tenemos en cuenta estos factores, y no sólo los tecnológicos y los datos aislados de unos pocos yacimientos, el panorama nos ofrece dos formas de desarrollo cultural y cognitivo bien diferenciados. Hay que añadir que la tradición local desapareció junto con los neandertales, mientras que la tradición foránea continuó directamente con el Auriñaciense y los HAM. No tendremos la seguridad absoluta que aportan los fósiles humanos en la autoría de los yacimientos, pero el imprescindible continuum cultural de los neandertales y HAM parece que está claro con los datos arqueológicos obtenidos de los aspectos cognitivos, tecnológicos, sociales y demográficos anteriormente expuestos, lo que desembocaría en el origen del Auriñaciense.
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