Como dije en la anterior entrada (metodología de la Arqueología cognitiva), voy a ir exponiendo las teorías y problemas que tienen los autores que se han dedicado a esta orientación arqueológica. El primer trabajo teórico sobre las posibilidades de hacer una arqueología cognitiva lo realiza Andrew Colin Renfrew (1982). Su idea es la de obtener respuestas sobre cómo proceder al reconocimiento de las características de la conducta inteligente a través de los restos materiales (Renfrew, 1993).
I. Desarrollo teórico
Para Renfrew la
Arqueología Cognitiva tiene como objetivo la búsqueda del significado que los
símbolos y representaciones tuvieron para aquellos que los utilizaron o
entendieron (Renfrew, 2005). Por tanto, en un principio se enfoca en los
símbolos, incluidos el arte y la escritura, pero primordialmente en los
símbolos y representaciones como parte del pensamiento y de la inteligencia de la especie humana desde una perspectiva y un
contexto arqueológico, como lo es la comprensión, la representación, la
descripción y otras manifestaciones icónicas de su realidad. Este tipo de
estudio del pensamiento humano debe de tener un aspecto interdisciplinario,
por lo que lo liga principalmente a la Psicología, Etología, Inteligencia artificial y a la Neurociencia, pero
involucrando a la Arqueología, como medio de conocer la mente de tiempos
pasados. Indica tres aspectos principales en sus estudios: La
naturaleza de la conducta inteligente; los métodos para reconocer tal conducta
en el registro arqueológico, y los procedimientos para hacer inferencias sobre
esta conducta a partir de los datos arqueológicos.
En sus intentos de establecer una correlación del pensamiento humano y
los datos arqueológicos descubre lo que ha denominado como sapient
paradox. Conocemos que la base biológica de nuestra
especie se estableció hace unos 200.000 años, mientras que las primeras
muestras arqueológicas de un comportamiento sabio (simbólico y
complejo) no aparecen hasta fechas que sitúa sobre el 60.000 BP (p.e. en Africa
en Bomblos),
pero las conductas propias de nuestro sabio cerebro no se establecieron hasta
mucho después (hace 10.000 años).
Con esta fundamental premisa las conductas con un complejo simbolismo
(religión, lenguaje, arte, etc.) se ven como trayectorias de un desarrollo
cultural en lugar de una innata capacidad biológica. Por tanto pueden
clasificarse de productos emergentes o emergencia conductual (Renfrew, 2008).
Busca en las características neurológicas de nuestro cerebro
la explicación de tan paradójica situación. Se debe a las características plasticidad
neuronal de nuestro cerebro, el cual se adapta a las condiciones en las
que vive, sobre la base de la socialización de la experiencia compartida.
La plasticidad y la socialización son las que van a modular el cerebro de los
niños por medio del aprendizaje, con el que aprenden la cultura de la sociedad
del presente y del pasado. Los factores emergentes de la mente humana son la
consecuencia de la evolución alcanzada hace por lo menos 60.000 años y de su
modelación ambiental debida a su plasticidad y a la enseñanza. No hay ninguna
razón ni otra necesidad explicatoria para pensar que el genoma humano mutase
desde entonces.
La sapient paradox nace con la
pregunta ¿Por qué tardó tanto en desarrollarse la cultura humana si la base
genética ya existía? La cual se aclara al conocer el carácter
ontogénico
que había que crear, trasmitir (enseñanza) y mantener. En este contexto, se
destaca la gran trascendencia que el lenguaje tiene en este proceso, como
ejemplo de la capacidad de simbolización (en cosas, objetos, conductas, etc.). Debió de
existir un aumento significativo de la plasticidad neuronal, de la capacidad de
aprendizaje y de la comunicación (lenguaje), pues la humanidad no podía
alcanzar este desarrollo cultural sin una adecuada técnica de comunicación y
almacenaje simbólico. Así establece dos fases en esta evolución cultural:
- Fase tectónica. La vida de los
cazadores-recolectores en África hace 60.000 años no parece ser muy diferente
de sus antecesores, teniendo el patrimonio genético y cultural de los que se
expandieron posteriormente. Para él los cambios importantes sucedieron con el
Neolítico (sedentarismo: ganadero-agricultor), aunque otros autores (Gamble,
2007) ponen más énfasis en el Paleolítico superior.
- Fase de la escritura. Cuando realmente se
establecen las conductas plenamente simbólicas propias de nuestra especie.
Resumen
- Trabajo interdisciplinario que liga
principalmente a la Psicología, Etología, Inteligencia
artificial, Neurociencia y Arqueología. El pensamiento simbólico y el
lenguaje no pueden comprenderse sin el papel que juega el medio ambiente.
Igualmente, el estudio de la cognición humana no puede realizarse sin conocer
la funcionalidad cerebral.
- Psicología. La
conducta sabia es un producto emergente muy condicionado a las
características medioambientales.
- Neurología. La
evolución cognitiva humana no puede estar basada en una especificación
neurológica o de modulación mental, sino en una modulación neurológica
(plasticidad neuronal) motivada por las características medioambientales.
Esto se
debe a las características plásticas (plasticidad neuronal) de
nuestro cerebro, el cual se adapta a las condiciones en las que vive, sobre la
base de la socialización de la experiencia compartida. Los
factores epigenéticos (ambiente) son fundamentales en este proceso, pues actúan
sobre las características innatas y evolutivas del SNC.
- Sociología. La plasticidad y la socialización son las
que van a modular el cerebro de los niños por medio del aprendizaje y enseñanza por
otros miembros de la sociedad. La influencia cultural es crucial
en la configuración del desarrollo de las funciones cognitivas superiores del
cerebro.
- Lenguaje. La
humanidad no podía alcanzar este desarrollo cultural sin una adecuada técnica
de comunicación simbólica.
Al partir de una orientación metodológica procesualista tiene que
establecer teorías generales sobre el origen y desarrollo del
pensamiento y conducta humana. En este contexto, se asume que los símbolos de
cualquier grupo humano tienen siempre el mismo orden de racionalidad. Así, se
dio prioridad a la existencia de una Razón Universal en los
procesos cognitivos y al positivismo de sus conclusiones.
Siguiendo estas pautas desarrolló una amplia teoría general sobre la conducta
humana con ciertos criterios interdisciplinarios, pero no lo
suficientemente elaborada como para evitar los problemas que se les achacan.
II. Problemas teóricos y prácticos
- Se les critica la falta de
objetividad de sus estudios, pues reflejan conceptos y formas de pensar
actuales, como las del propio investigador, lo que únicamente puede corregirse,
hasta cierto punto, con un método interdisciplinar amplio y adecuado.
- Presenta notables problemas para
aplicar sus conceptos generales a las particularidades contextuales de cada
yacimiento, y de este a poder generalizar ciertas conductas semejantes en
diversas áreas geográficas en periodos determinados.
- Carece de un método básico
y práctico sobre la forma en que las características psicobiológicas
humanas adquieren y procesan la información del medio ambiente y la transmiten
generacionalmente, lo que en definitiva es el germen de todo origen y
desarrollo conductual.
- Se le aprecia cierta preferencia por los periodos culturales más
desarrollados (p.e. el Neolítico), al considerar que en él es el punto de
partida de los cambios importantes, aunque otros autores (Gamble, 2007) ponen
más énfasis en el Paleolítico superior.
- Al carecer de método y de una adecuada comprensión de las
características psicobiológicas humanas, no puede establecer las bases del continuum
cognitivo y cultural que ha caracterizado toda nuestra conducta. Así
como de una falta de concreción sobre cuales fueron y como de adquirieron los
fundamentos abstractos que van constituir la base de nuestro pensamiento,
conducta y lenguaje (individualidad social y colectiva ubicadas en los
conceptos abstractos temporales y espaciales).
- Se aprecia un escaso fundamento psicológico y lingüístico sobre las
formas de creación y desarrollo de la conducta humana, lo que explica su
limitado desarrollo interdisciplinario.
- Algunas de sus obras realizadas en unión con otros autores (2009)
tratan de diversos temas, pero lo realiza con criterios más dispersos y
autónomos que interdisciplinarios.
Todas estas limitaciones teóricas son las causas de su escasa
repercusión en el mundo de la Arqueología, como método de estudio de los
complejos problemas que la conducta humana presenta desde el mismo momento de
su origen evolutivo. Sobre todo se echa en falta algunas aplicaciones prácticas
sobre el origen desarrollo y características de la conducta simbólica que
aparece en el Paleolítico.
* GAMBLE, C. (2007): Origins and revolutions, human identity in
earliest prehistory. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
* RENFREW, C. (1982): Towards an Archaeology of Mind: an Inaugural
Lecture delivered before the University of Cambridge on November 1982,
Cambridge, Cambridge. University Press.
* RENFREW, C. (1993): "Cognitive Archaeology: Some Thoughts on the
Archaeological Thought". Cambridge ArchaeologicalJournal, 3(2):
248-250.
2 comentarios:
Un problema es el de la interdisciplinariedad misma, me parece. Cuando leí mi tesis allá en 199-94, "Gnoseología de la Psicología Cognitiva", me parecía que la Ciencia Cognitiva iba en camino de presentarse como una "superciencia", un saber omniabarcante, en contra del factum de las ciencias, parcelado siempre. En efecto, faltaba la Arqueología Cognitiva en mis análisis de aquella época. Depués, al estudiar la Biosemiótica y la Biología Cognitiva (Hoffmeyer, Emmeche, etc.) la categoría de símbolo me pareció la relevante [voy a ir colgando cosas en Academia.edu]. Hay todo un continuum en la misma simbolización como proceso natural. Desde las bacterias primitivas en interacción, o los simbiontes, hasta la misma realidad de la vida pluricelular, y de ahí hasta la misma Cultura. Quizá sea fértil indagar la Historia Natural del Símbolo. Un saludo.
Yo también creo que existe un continuum en la comunicación natural. Pero lo trascendente en el género Homo no es su uso (creación del signo, aplicación de un contenido y recepción social), sino su utilización consciente y acumulable en un lenguaje. Intuimos que los signos tuvieron que ser forzosamente de una naturaleza que pudiera ser captado socialmente (los sentidos), pero no sabemos cuales pudieron ser.
Espero tus trabajos. Un saludo
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