La teoría y metodología arqueológica nos enseña las
diversas formas que dentro de la disciplina se han establecido para la
obtención e interpretación de los datos arqueológicos. En este campo científico
es posible establecer dos líneas de trabajo que, aunque teóricamente se puedan
exponer por separado, forman una unidad explicativa general.
I - La obtención e interpretación de los datos de cada
yacimiento en particular. Esta dirección teórica está ampliamente desarrollada,
pues en general todo lo relacionado con los yacimientos despierta un gran
interés entre los que se dedican al estudio de la Prehistoria.
II - La elaboración de modelos sobre el origen y
desarrollo de la conducta humana, a partir de la información anteriormente
reseñada. En este apartado el interés y los resultados son mucho más pobres. La
realización de la teoría arqueológica parece que ha sido una constante de los
países de habla inglesa, donde por el amplio desarrollo de la Antropología
sociocultural y una orientación académica más relacionada con las Ciencias
Naturales han marcado el camino de las teorías generales de interpretación
arqueológica.
En este contexto, habría
que señalar cómo Laurence G. Strauss, en un seminario de Doctorado sobre las
novedades en el Paleolítico y Mesolítico europeo que ofreció en Buenos Aires
(1996), dictó e ilustró muy bien las diferencias entre la escuela
norteamericana y la europea:
Yo me he formado como
arqueólogo antropológico. Mi meta como paleoantropólogo es la comprensión de
los modos de vivir. Las diferencias......son diferencias de paradigma: la
manera de definir lo que es importante saber, cómo y porqué; estas diferencias
provienen de formaciones académicas muy distintas: la mayoría de los
prehistoriadores españoles están formados en las Letras y la mayoría de los
prehistoriadores norteamericanos en las Ciencias Sociales con grandes dosis de
Ciencias Naturales. Creo que hay un sitio para ambas perspectivas a fin de
llegar a una visión completa del Paleolítico. El papel de los prehistoriadores
venidos de la tradición antropológica americana o inglesa sería el de proponer
y evaluar hipótesis acerca del comportamiento y de la adaptación humana.
También quizá, su papel es de mitigar un escolasticismo excesivamente estéril,
en el estudio de los materiales de la prehistoria. El papel de los
prehistoriadores de tradición humanística europea es de describir, ordenar y
estudiar de manera muy detallada y precisa, los materiales con los cuales sólo
ellos pueden estar íntimamente familiarizados a largo plazo, y de corregir los
excesos de optimismo explicativo de sus colegas forasteros.
En general, la escuela americana aprovecha mejor los
avances europeos obtenidos en sus yacimientos, pues siempre los ha utilizado en
la creación de líneas teóricas de interpretación arqueológica (Procesualismo,
postprocesualismo, etc.). Mientras que en Europa la creación de modelos
generales de comportamiento siempre ha tenido un pobre desarrollo. Creo que
debemos de prestar más atención a lo que otras ciencias dicen sobre la conducta
humana, pues se quiera o no, fue en el Paleolítico donde se crearon y
desarrollaron las bases fundamentales de la conducta simbólica humana. Hecho
tan trascendente merece un poco más de interés por sus causas (estudios
cognitivos, socioculturales, etc.), y no sólo por sus consecuencias materiales
(tecnología, arte, conductas simbólicas, etc.).
Es posible que nos tengamos que replantear la pregunta
básica de toda ciencia:¿Qué intentamos conocer? La Arqueología
siempre ha obtenido buenos resultados cuando su análisis se ha limitado a
conocer el cuándo y
dónde de los datos arqueológicos, pero que en la
explicación del cómo y el porqué de su aparición o desarrollo en cada momento y
lugar se han encontrado grandes dificultades.
Las dos últimas respuestas no pueden encontrarse en
los yacimientos, por lo que habrá que seguir el camino de la metodología
arqueológica. La elaboración de modelos sobre el origen y desarrollo conductual
humano se hace imprescindible. Para su realización hay que adquirir la
motivación necesaria para su elaboración, absorber los conocimientos de otras
ciencias relacionadas con la conducta humana, crear modelos interdisciplinarios
y aplicarlos al registro arqueológico.
Es imprescindible
establecer una relación
de los datos arqueológicos con las capacidades cognitivas de sus creadores, lo
que implica elaborar marcos teóricos
adecuados. La Arqueologíacognitiva es un enfoque teórico muy poco conocido y utilizado en la
interpretación prehistórica. Sus metas estarían encaminadas a comprender, a
partir de los datos que nos ofrece el registro arqueológico, el origen y
evolución de la conducta del género Homo, es decir, el cómo y porqué
del origen y desarrollo de su conducta.
En los primeros años del
desarrollo de la Prehistoria como ciencia no existía un especial interés por
las características cognitivas de los homínidos conocidos. Su evolución y
diferenciación se explicaba como una
consecuencia de los mecanismos evolutivos, los cuales proporcionaban unas
capacidades cognitivas propias de cada especie humana, que se manifestarían con
unas determinadas formas culturales. Sin embargo, tal teoría no podía
sostenerse cuando los datos paleoantropológicos y arqueológicos fueron
mostrando grandes lagunas en sus explicaciones. Estas, junto con el desarrollo de ciertas ciencias (Antropología social/cultural, Neurología,
Psicología, etc.), indicaban la necesidad de utilizar otras vías metodológicas
en el estudio de la conducta humana.
Actualmente la conducta
humana siempre a estado relacionada con el simbolismo, aunque no siempre se ha
establecido tal relación. Cualquier forma de lenguaje humano (sonoro o
gesticular) siempre contiene un fundamento simbólico. Se ha relacionado la
modernidad con el simbolismo que la sustenta, por lo que algunos autores
reconocen una conducta moderna cuando está simbólicamente organizada, o es
completamente simbólica. El simbolismo es lo que nos ha proporcionado las
características conductuales que nos definen como seres humanos modernos.
Este último concepto es muy
importante en la configuración del último periodo paleolítico, pues, desde
entonces, el simbolismo va a ser fundamental en la conducta de los seres
humanos de todos los tiempos. Sin embargo, puede encontrarse cierto grado de
simbolismo en los dos primeros periodos paleolíticos, sobre todo si tenemos en
cuenta que poco a poco se van encontrando conductas y elementos con cierto
carácter simbólico en tales periodos, pero es en el último periodo cuando de
verdad se aprecia un gran desarrollo, al observar nuevas formas de conducta
socioeconómicas, tecnológicas, simbólicas, etc. Aunque, lo que sin duda fue más
trascendental y nuevo, sería el tener una clara conciencia del uso simbólico de
diversos útiles y conductas (simbolismo consciente o reflexivo). Esto, aporta
un nuevo significado a este periodo, pues le separaría con mayor identidad de
los anteriores periodos paleolíticos. Es este sentido, no cabe la menor duda
que son los que más van a pesar en la conducta humana moderna.
Lo más llamativo del
Paleolítico superior sería la adquisición de una nueva mentalidad simbólica,
creativa, práctica y, sobre todo, consciente de su realización. Tal logro pudo
realizarse por medio del desarrollo pleno de la conciencia reflexiva, y su
utilización junto con los conceptos del tiempo y del espacio, que serán
utilizados en los intentos de solucionar los problemas que se plantearon en ese
momento. El resultado no puede ser más extraordinario, pues se producen nuevas
formas de conducta reflejadas en la aparición de adornos corporales, del arte,
enterramientos intencionados con base simbólica, la aparición de la religión,
aumento de la complejidad social, mejor estructuración y organización de la
caza, conservación de los alimentos, estructuración del espacio del hábitat,
etc. La aparición en el tiempo de todos estos hechos, se realiza con gran
interacción de unos elementos con otros, pero existen ciertos aspectos de
dependencia que hay que analizar. Los avances culturales de carácter simbólico
tienen que irse elaborando, de una forma más o menos escalonada, en función de
las nuevas necesidades demográficas, sociales y medioambientales que se vayan
presentando. Hay que tener en cuenta, que para la aparición de unos (como la
religión donde se utiliza inexcusablemente un simbolismo consciente), es
imprescindible el desarrollo de otros (como sería una conciencia reflexiva). Su
falta, imposibilita el inicio de las ideas religiosas y de todas las conductas
relacionadas con ella (enterramientos con simbolismo religioso).
La
metodología arqueológica ha intentado responder a tan complejas preguntas. La
mayoría de los procesualistas han desarrollado ampliamente teorías generales
sobre la conducta humana (Donald Merlin, Colin Renfrew, Davidson y Noble,
Mithen), pero tienen importantes problemas para aplicar sus conceptos generales
a las particularidades contextuales de cada yacimiento. Por su parte, a los
postprocesuales les es muy difícil realizar trabajos generales a partir de sus
estudios contextuales, pues les falta una metodología que pueda compaginar
ambos campos de aplicación. Sólo el estructuralismo, con un conocimiento básico
pero suficiente de la psicobiología humana, ha podido realizar cierta
elaboración metodológica que les ha llevado a elaborar trabajos genéricos a
partir de los particulares datos del registro arqueológico. Se ha realizado por medio de la interdisciplinariedad de las
ciencias relacionadas con la conducta humana, creando estructuras metodológicas
(estructuralismo funcional) que permitan superar en lo posible el subjetivismo
que impera en los estudios sobre la conducta humana en la prehistoria. Un ejemplo de tal desarrollo metodológico lo podemos ver en el siguiente
esquema:
Sin embargo, es paradójico
cómo numerosos autores de otras disciplinas académicas han tratado estos temas,
llegando a conclusiones muy interesantes y, por supuesto, relacionadas con el
mundo paleolítico (donde de crearon y desarrollaron), pero que prácticamente no
han tenido ninguna repercusión en los estudios arqueológicos europeos. Lo curioso
es que cada vez se habla más de los procesos cognitivos en los estudios
paleolíticos, del simbolismo humano, y no sólo de su origen geográfico y
temporal, sino de las causas y motivos de su producción.
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