jueves, 22 de septiembre de 2011

Interdisciplinariedad entre Arqueología y Paleontología


La Paleontología humana es una ciencia que continuamente está ofreciendo nuevos y variados descubrimientos, los cuales rompen el esquema evolutivo expuesto hasta principios de este siglo. En líneas generales se basaban en la formación de diversas especies humanas con un aparente progreso anatómico, cognitivo y cultural, aunque la relación entre estas especies (Homo habilis, esgaster, erectus, antecessor, heidelbergensis, neanderthalensis, sapiens) variaba según los autores que explicaban el modelo. En la actualidad se están produciendo importantes cambios sobre la concepción de tal proceso evolutivo, consecuencia de varias razones, unas de reciente creación y otras ya expuestas desde hace años. Se pueden destacar los siguientes:

- La mejora en la tecnología aplicada en las dataciones arqueológicas y paleontológicas siempre ha supuesto un importante avance y fuente constante de cambios de conceptos que con anterioridad se tenían como inamovibles.
- La continua búsqueda de nuevos yacimientos que aumenten los datos del registro arqueológico y paleontológico, hace igualmente que con nuevos datos mejor datados se logren nuevas teorías sobre la evolución de nuestro linaje.
- El desarrollo de formas de análisis del ADN fósil constituye, por sus características científicas más fiables (hasta cierto límite aún no concretado), la forma de adquisición de una información biológica (grados de hibridación entre diferentes homínidos, posibles especies humanas no conocidas) que sería imposible con los tradicionales métodos usados.
- El deterioro de la credibilidad de las teorías evolutivas sobre el género humano que explican su producción como una aparente forma casi lineal. Admitiendo la posibilidad del cruce y perduración de diferentes poblaciones humanas, tenidas hasta entonces como especies independientes y de compleja relación entre ellas.
- La limitación del concepto de especie (cruce y descendencia fértil) como único concepto unificador o diferenciador de poblaciones similares anatómicamente. Si hay hibridación es que son iguales y sus diferencias serían sólo las propias variaciones interespecíficas, aunque existieran otros criterios que indicasen lo contrario.  


En esta línea se encuentra una reciente publicación de la revista PLos ONE sobre nuevos datos del fósil de Iwo Erleru. Se trata de un cráneo de humano arcaico datado en dos ocasiones diferentes sobre el 13.000 BP. Este fósil presenta rasgos anatómicos modernos y primitivos, lo que plantea numerosos problemas. Destaca la pervivencia de poblaciones primitivas hasta fechas muy recientes (en las que se creía que sólo existían los HAM), y la posible hibridación entre humanos arcaicos y modernos. El trabajo indica que la sustitución no fue total en África y, posiblemente, tampoco en Eurasia, donde la expansión de los HAM pudo producir hibridaciones con otras poblaciones humanas de formas anatómicas más primitivas (p. E. los neandertales) o sólo conocidas popr medio de su ADN (p. e. los restos humanos de Denisova). Estas conclusiones, junto con la pequeña hibridación conocida por medio del análisis del ADN del Neandertal, están indicando que algo debe de cambiar en el mundo de la Paleontología y, por consiguiente, de la Arqueología.


El tradicional concepto de especie ya ha sido analizado en una entrada anterior (Arqueología y Paleontología). Sin embargo, el uso de sus conceptos continua siendo fuente de problemas en la Arqueología, pues se carece de una correcta interdisciplinariedad entre ambas ciencias. La comprobación arqueológica de la existencia de varios homínidos en un mismo periodo de tiempo (HAM, HN, Humanos de Denisova) con un ADN claramente diferenciado y con pequeñas hibridaciones, y formas culturales muy diferentes (respecto al desarrollo cognitivo de base simbólica), supone una compleja superposición de datos de difícil articulación, sobre todo si se intenta una adecuada adaptación de los datos de la ciencias utilizadas (Arqueología, Paleontología y Biología evolutiva).


Pongamos como ejemplo la relación entre los HAM y HN, pues es donde más datos tenemos. Ya vimos las diferencias genéticas, anatómicas (somáticas y neuroanatómicas), así como la diferenciación evolutiva y ontogénica que existe entre los neandertales y los HAM (El enigma Neandertal). Todo es la consecuencia de dos diferentes procesos evolutivos de aproximadamente unos 500 000 años de antigüedad a partir de un ancestro común (lo más probable del Homo erectus/esgaster), uno evolucionando en Africa y el otro en Europa/Asia. El problema aparece con la relación evolutiva que pueden tener ambas poblaciones humanas. Si son miembros de una misma especie, pertenecen a especies diferentes, o la clásica definición de especie (su cruce produciría descendientes fértiles) no es suficiente para caracterizar tal relación.

Que son la consecuencia de dos líneas evolutivas a partir de un ancestro más primitivo es un hecho plenamente aceptado. Por otro lado, un axioma evolutivo indica que nunca dos evoluciones diferentes en el espacio (diferente área geográfica de producción), aunque sean coetáneas),dieron resultados iguales. Esto nos lleva a aceptar una comprobada diferenciación anatómica (somática y neuroanatómica). Dada la complejidad del sistema nervioso humano es fácil de admitir que, sobre la base de las variaciones neuroanatómicas neurológicas, debió de existir diferencias apreciables entre la fisiología psicobiológica de las dos poblaciones, lo que se plasmaría en el registro arqueológico con comportamientos (de raíz emocional y racional) diferentes. No como hechos puntuales realizados por algunos miembros de una u otra población, sino como resultado del estudio global de cada una de las dos poblaciones consideradas en conjunto como elementos independientes de análisis.

Craneos de HN y HAM (Stringer y Gamble, 1996)

Si se indica que las dos poblaciones humanas tuvieron las mismas capacidades cognitivas (emocionales y racionales), sólo nos queda una única solución evolutiva, que en el ancestro común del cual descienden ya existían tales capacidades cognitivas, por lo menos en un grado de desarrollo que permitiera producir, sin nuevos cambio evolutivos, la conducta moderna que luego se vio entre los HAM y HN. Si para compaginar los datos de la Arqueología y Paleontología del periodo de transición al Paleolítico superior, hay que aceptar tal razonamiento (que no cuadra en absoluto con los datos arqueológicos relacionados con todos los homínidos anteriores estas poblaciones), creo que esta hipótesis no cumple en absoluto ningún criterio de interdisciplinariedad.

Pero el error puede estar en el principio, al considerar a las dos poblaciones de la transición (HAM y HN) como miembros de una misma especie y, por tanto, iguales en todas sus características cognitivas. El admitir su pertenencia a una misma especie sólo indica que miembros de estas dos poblaciones pudieron mezclarse y tener descendientes fértiles (hibridación), pero no que fueran iguales en sus características somáticas (hecho bien comprobado), psicobiológicas y conductuales (en discusión).


Si la interdisciplinaridad se amplia con los parámetros de la Biología evolutiva, Neurología, Psicología y Sociología, no cabe duda que la complejidad del estudio aumenta mucho, pero la subjetividad científica disminuiría notablemente, lo que a la larga sería beneficioso para todos.

* STRIGER, C. y GAMBLE, C. (1996): En busca de los Neandertales. Crítica, Barcelona. 

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