domingo, 14 de septiembre de 2008

A propósito de la ontogenia del Neandertal

Recientemente se ha publicado un estudio en la revista PNAS (Ponce de Leon et al., 2008) en la que se indica la diferente maduración de los neandertales en comparación con nuestra especie. Si al nacer ambas poblaciones tendrían un volumen craneal similar, el proceso de maduración neuronal del neandertal sería más largo a la vez que rápido (pues su tasa de maduración biológica era mucho mayor), con lo que la dependencia de la madre o del grupo de los niños sería cuantitativamente más larga. El estudio es una conclusión sobre la maduración ósea y dental de varios esqueletos de niños neandertales, más concretamente los dos niños de una cueva en Siria (Dederiyeh), y el neonato de la cueva Mezmaiskaya, en el Cáucaso (Rusia).


No es el primer trabajo de estos autores pues ya en el 2001 publicaron un estudio sobre las diferencias del desarrollo ontogénico del Neandertal y del Homo sapiens, que pueden explicarse por medio de un fenómeno de heterocronía y de evolución en mosaico (Ponce de León y Zollikofer, 2001).


Lo que parece claro es que el trabajo ilustra una vez más la existencia de dos líneas evolutivas semejantes, pero diferentes, no sólo en su diferenciación genética, sino también en su forma de desarrollo embriológico u ontogénico.


Respecto de los Humanos anatómicamente modernos y los Neandertales, siempre hay que tener en cuenta los siguientes factores evolutivos:


- La separación evolutiva de al menos 500.000 años.
- Su particular aislamiento geográfico de las dos poblaciones (Europa y Africa) sin ninguna relación biológica aparente.
- La importante diferenciación genética comprobada.
- Su manifiesta diferenciación anatómica, tanto corporal como neurológica, al menos en su forma anatómica (Bruner, Manazi y Arsuaga, 2003).



Todo parece indicar la existencia de dos evoluciones humanas diferentes, con sus particularidades físicas y cognitivas determinadas. Es decir, tenemos la existencia de DOS HUMANIDADES, SEMEJANTES PERO NO IGUALES, lo que sin duda es lo que hay que estudiar.


* Bruner, E.; Manazi, G. y Arsuaga, J. L. (2003): Encephalization and allometric trajectories in the genus Homo: Evidence from the Neandertal and modern lineages. Proceedings of the National Academy of Sciences. 100 (26): 15335-15340.
* Ponce de León, M. y Zollikofer, Ch. (2001): Neanderthal cranial ontogeny and its implications for late hominid. Nature: 412: 534-538.

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