Tras lo mencionado sobre la evolución humana, llegamos a dos conclusiones fundamentales:
- No se trata de elaborar otra teoría evolutiva, pues como tal sólo se concibe la expresada por Darwin a partir de 1859 y concretada a principios del siglo XX en la denominada como teoría sintética, sino de profundizar en los postulados referentes a los mecanismos de cambio anatómico y de la acción de la selección natural sobre los mismos. Hay que tener en cuenta el tiempo pasado desde su inicio, el gran desarrollo que se ha producido últimamente en ciencias relacionadas con estos temas (Biología del Desarrollo que une los postulados de la Genética y la Embriología) y las consecuencias que la socialización humana ha tenido sobre la acción de la selección natural. En la actualidad, el concepto evolutivo se entiende como un fenómeno multifactorial de gran complejidad, cuyos mecanismos de producción del cambio anatómico son consecuencia de la acción conjunta de diversos factores (unos conocidos, otros intuidos y, posiblemente, algunos desconocidos), siendo sobre esta base como debe de ser comprendida y explicada.
- La producción de los cambios evolutivos pueden explicar el aparentemente rápido cambio de la anatomía (heterocronía). Con su producción tienen lugar las exaptaciones, o aparición de nuevas cualidades con un carácter emergente, que aparecen después de realizado los cambios anatómicos que los hacen posibles, pero que no se crearon evolutivamente para realizar tal propiedad. Sin duda, las nuevas cualidades cognitivas del Homo sapiens (simbolismo, conducta y lenguaje simbólico, escritura, conceptos abstractos como el arte, religión, política, etc.) presentan estas características, pues sólo se encuentran en el registro arqueológico después su aparición como especie. Tenemos el ejemplo del aumento cerebral, el cual no supone una mejor adaptabilidad de forma inmediata y directa, pues la principal capacidad de adaptación del cerebro se fundamenta en la toma de decisiones basadas en la experiencia personal y/o social, la creación de abstracciones básicas, su simbolización y la transmisión generacional por medio de un lenguaje. Así, la adaptabilidad humana tiene un claro aspecto de proceso cultural, siendo necesario para su desarrollo adquirir la información, almacenarla, procesarla y transmitirla, actuando después en consecuencia. Por tanto, para explicar la conducta de los diferentes homínidos que han existido en nuestra compleja evolución debemos de tener en cuenta la idea evolutiva de exaptación o la psicológica de proceso cognitivo emergente, pues constituye la clave a la hora de comprender las causas de nuestra conducta simbólica (Belinchón et al., 1992; Bonner, 1982; Finley et al., 2001 y 2005; Mora, 2001; Rivera, 2004 y 2005).
* BELINCHÓN, M.; IGOA, J. M. y RIVIÈRE, A. (1992): Psicología del lenguaje. Investigación y teoría. Trotta. Madrid
- No se trata de elaborar otra teoría evolutiva, pues como tal sólo se concibe la expresada por Darwin a partir de 1859 y concretada a principios del siglo XX en la denominada como teoría sintética, sino de profundizar en los postulados referentes a los mecanismos de cambio anatómico y de la acción de la selección natural sobre los mismos. Hay que tener en cuenta el tiempo pasado desde su inicio, el gran desarrollo que se ha producido últimamente en ciencias relacionadas con estos temas (Biología del Desarrollo que une los postulados de la Genética y la Embriología) y las consecuencias que la socialización humana ha tenido sobre la acción de la selección natural. En la actualidad, el concepto evolutivo se entiende como un fenómeno multifactorial de gran complejidad, cuyos mecanismos de producción del cambio anatómico son consecuencia de la acción conjunta de diversos factores (unos conocidos, otros intuidos y, posiblemente, algunos desconocidos), siendo sobre esta base como debe de ser comprendida y explicada.
- La producción de los cambios evolutivos pueden explicar el aparentemente rápido cambio de la anatomía (heterocronía). Con su producción tienen lugar las exaptaciones, o aparición de nuevas cualidades con un carácter emergente, que aparecen después de realizado los cambios anatómicos que los hacen posibles, pero que no se crearon evolutivamente para realizar tal propiedad. Sin duda, las nuevas cualidades cognitivas del Homo sapiens (simbolismo, conducta y lenguaje simbólico, escritura, conceptos abstractos como el arte, religión, política, etc.) presentan estas características, pues sólo se encuentran en el registro arqueológico después su aparición como especie. Tenemos el ejemplo del aumento cerebral, el cual no supone una mejor adaptabilidad de forma inmediata y directa, pues la principal capacidad de adaptación del cerebro se fundamenta en la toma de decisiones basadas en la experiencia personal y/o social, la creación de abstracciones básicas, su simbolización y la transmisión generacional por medio de un lenguaje. Así, la adaptabilidad humana tiene un claro aspecto de proceso cultural, siendo necesario para su desarrollo adquirir la información, almacenarla, procesarla y transmitirla, actuando después en consecuencia. Por tanto, para explicar la conducta de los diferentes homínidos que han existido en nuestra compleja evolución debemos de tener en cuenta la idea evolutiva de exaptación o la psicológica de proceso cognitivo emergente, pues constituye la clave a la hora de comprender las causas de nuestra conducta simbólica (Belinchón et al., 1992; Bonner, 1982; Finley et al., 2001 y 2005; Mora, 2001; Rivera, 2004 y 2005).
* BELINCHÓN, M.; IGOA, J. M. y RIVIÈRE, A. (1992): Psicología del lenguaje. Investigación y teoría. Trotta. Madrid
* BONNER, J. T. (1982): La evolución de la cultura en los animales. Alianza Universidad, 345. Madrid.
* FINLAY, B. L.; DARLINGTON, R. D. y NICASTRO, N. (2001): Developmental structure in brain evolution. Behavioral and Brain Sciences 24: 263-308.
* FINLAY, B. L.; CHEUNG, D. y DARLINGTON, R. B. (2005): Developmental constraints on or developmental structure in brain evolution? In Attention and Performance XXI "Processes of Change in Brain and Cognitive Development" Munakata , Y. and Johnson, M. Oxford University Press pp 131-162.
* MORA, F. (2001): El reloj de la sabiduría. Tiempos y espacios en el cerebro humano. Alianza Editorial. Madrid.
* RIVERA, A. (2004): Arqueología cognitiva. Una orientación psicobiológica. ArqueoWeb 6 (1). (U. C. M). URL: http://www.ucm.es/info/arqueoweb/index.htm.
* RIVERA, A. (2005): Arqueología cognitiva. El origen del simbolismo humano. Arco/Libros. Cuadernos de Historia. Madrid.
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* RIVERA, A. (2005): Arqueología cognitiva. El origen del simbolismo humano. Arco/Libros. Cuadernos de Historia. Madrid.
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