El método empleado en la interpretación arqueológica cada vez adquiere un protagonismo más relevante, pues dependiendo de las características de su desarrollo, así tendrán un mayor peso científico las conclusiones que obtengamos.
El principal problema que siempre se nos presenta es el de la subjetividad del método que empleemos en el estudio de los escasos datos arqueológicos. La realidad es que en todos los métodos interpretativos siempre se nos presentan dos aspectos que lastran continuamente cualquier análisis:
- El efecto humano, pues los razonamientos que realizamos están elaborados subjetivamente, pues la Razón se configura subjetivamente y sin embargo la subjetividad no constituye la Razón (Criado-Boado, 2006). La Razón se elabora exclusivamente con los conocimientos que pueda aportar su creador. Lo que no se conoce no existe para él, aunque en la realidad son aspectos realmente vigentes que limitan sus conclusiones.
- El desconocimiento de las bases reales de la conducta. Aunque sabemos que tales bases conductuales no debieron de ser iguales a las nuestras, continuamente actuamos como si lo fueran. Constantemente estamos infiriendo patrones de conducta elaborados con nuestra lógica y razonamiento, los cuales están basados en nuestra cultura, desarrollo social y simbólico.
De la primera sólo podemos tomar conciencia de su problema, lo que nos obliga intentar mejorar en lo posible los fundamentos de la segunda. No cabe duda que la ampliación teórica de los estudios multidisciplinarios parece necesario, para disminuir en lo posible el grado de subjetividad (inconsciente, o tal vez consciente) que empleamos en el análisis de los datos arqueológicos.
Actualmente, cada vez se habla más de capacidades cognitivas, conductas simbólicas, evolución neurológica, desarrollo cerebral, y diversas terminologías relacionadas con la Psicobiología.¿Realmente sabemos de lo que hablamos? ¿Conocemos, aunque sea mínimamente, como funcionan, interactúan y se relacionan con la cultura y conducta humana?
Tal vez haya que buscar algunas respuestas a estas preguntas, si de verdad queremos disminuir la subjetividad en nuestros trabajos arqueológicos.
CRIADO-BOADO, F. (2006): ¿Se puede evitar la trampa de la subjetividad? Sobre arqueología e interpretación. Complutum. Madrid. 17, p. 247-253.
El principal problema que siempre se nos presenta es el de la subjetividad del método que empleemos en el estudio de los escasos datos arqueológicos. La realidad es que en todos los métodos interpretativos siempre se nos presentan dos aspectos que lastran continuamente cualquier análisis:
- El efecto humano, pues los razonamientos que realizamos están elaborados subjetivamente, pues la Razón se configura subjetivamente y sin embargo la subjetividad no constituye la Razón (Criado-Boado, 2006). La Razón se elabora exclusivamente con los conocimientos que pueda aportar su creador. Lo que no se conoce no existe para él, aunque en la realidad son aspectos realmente vigentes que limitan sus conclusiones.
- El desconocimiento de las bases reales de la conducta. Aunque sabemos que tales bases conductuales no debieron de ser iguales a las nuestras, continuamente actuamos como si lo fueran. Constantemente estamos infiriendo patrones de conducta elaborados con nuestra lógica y razonamiento, los cuales están basados en nuestra cultura, desarrollo social y simbólico.
De la primera sólo podemos tomar conciencia de su problema, lo que nos obliga intentar mejorar en lo posible los fundamentos de la segunda. No cabe duda que la ampliación teórica de los estudios multidisciplinarios parece necesario, para disminuir en lo posible el grado de subjetividad (inconsciente, o tal vez consciente) que empleamos en el análisis de los datos arqueológicos.
Actualmente, cada vez se habla más de capacidades cognitivas, conductas simbólicas, evolución neurológica, desarrollo cerebral, y diversas terminologías relacionadas con la Psicobiología.¿Realmente sabemos de lo que hablamos? ¿Conocemos, aunque sea mínimamente, como funcionan, interactúan y se relacionan con la cultura y conducta humana?
Tal vez haya que buscar algunas respuestas a estas preguntas, si de verdad queremos disminuir la subjetividad en nuestros trabajos arqueológicos.
CRIADO-BOADO, F. (2006): ¿Se puede evitar la trampa de la subjetividad? Sobre arqueología e interpretación. Complutum. Madrid. 17, p. 247-253.
No hay comentarios:
Publicar un comentario