Las
características de la evolución del género Homo
se han relacionado por diversos autores como un proceso de autodomesticación. Se refieren
principalmente al proceso por el que nuestro linaje evolucionó anatómicamente
de unas formas arcaicas o robustas a los
tipos gráciles o modernas del Homo sapiens, lo que principalmente se
constata en los últimos 150/50.000 años. Los cambios que acompañan el proceso
son primero biológicos o anatómicos y con cierta posteridad culturales (Theofanopoulou et
al., 2017).
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Craneos de Neandertal y HAM |
Estos estudios identifican y analizan las semejanzas de los datos
genéticos y morfológicos estadísticamente significativos entre los Humanos Anatómicamente
Modernos (HAM) y otras especies domesticadas. Los resultados obtenidos sugieren
que los datos paleogenómicos pueden complementar el registro fósil y respaldar
la idea de la autodomesticación en el
Homo
sapiens, como un proceso que probablemente se intensificó a medida
que nuestra especie aumentó su demografía y desarrollo en su propio y exclusivo
nicho humano/ecológico información sobre los nichos humanos en El concepto denicho en la evolución humana
Su análisis respalda los intentos de comprender la forma en que pudo realizarse el denominado síndrome de domesticación, explicando que su producción se debería en ciertas alteraciones en la transmisión de información genética a determinados linajes celulares, es decir, por la acción de los genes reguladores u Hox. Su acción se realizaría mediante la interrupción o alteración de la información que vaya a regular los programas de desarrollo de ciertos tejidos celulares durante el proceso de embriogénesis. Sería el caso de la denominada cresta neural (tejido embrionario formado por células migratorias multipotentes, que pueden producir tanto neuronas como células de soporte del sistema nervioso periférico, melanocitos y células endocrinas en las etapas tempranas de su desarrollo) donde los cambios de la programación podrían ser la fuente de las alteraciones que abarcan múltiples sistemas de órganos y estructuras morfológicas (2014). Para más información en Genética de la evoluciónneurológica. Consecuencias arqueológicas y en Genes reguladores u Hox en la evolución y conducta humana
El hecho de que encontraran cambios
relacionados con la cresta neural de los HAM en comparación con los
neandertales / denisovanos, y que tales cambios también se encuentran en otras
especies que pudieron haber sufrido un proceso de autodomesticación, refuerza la hipótesis de que este proceso de
forma específica tuvo lugar en nuestro especie. Además de los genes y las vías relacionadas
con la cresta neural, se han identificado elementos comunes relacionados con el
desarrollo neuronal, la plasticidad sináptica y el mejoramiento del aprendizaje.
Estos resultados están en línea con las afirmaciones de otros estudios sobre
domesticación donde se la relaciona un cierto tipo de inteligencia (p. e. Hare,
2013; Carneiro et al., 2014; Freedman
et al., 2016). Así, se sospecha que los
subproductos del proceso de domesticación, como la mejora de la percepción
sensorial-motora y las vías de aprendizaje, pueden proporcionar una base para
habilidades comunicativas más complejas, incluido el aprendizaje de habilidades
manuales y vocales. En este contexto, nuestra especie presenta una evolución
anatómica de las regiones parietales del cerebro, involucradas en integración
visoespacial, imaginación visual e integración entre cuerpo y ambiente. Ambos
aspectos están involucrados en la capacidad tecnológica y en la complejidad
social, dependiendo de los patrones de nuestras etapas vitales (adolescencia o
longevidad), y se relacionan con cambios en los niveles de plasticidad
cerebral. Es de esperar entonces que estos dos aspectos hayan interactuado a lo
largo de la evolución del género humano, y sobre todo en el Homo sapiens (Bruner and
Gleeson,
2019).
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Los cinco cráneos de Dmanisi -Foto: M. Ponce de León |
Como contrapunto se ha evidenciado cierta acumulación
de alelos nocivos se ha descrito como el costo
de la domesticación (Lu et al.,
2006), que, de ser cierto, también podría existir un subproducto en la
autodomesticación de los HAM. Un estudio como éste tiene varias limitaciones,
pero sin duda nos pone en el camino de comprender la compleja evolución
anatómica y cognitiva humana.
Comentarios. En definitiva, lo
que se estudia son los cambios morfológicos y cognitivos que tuvieron los seres
humanos dentro de su nicho o ecosistema particular (selección natural
modificada por la cultura). Los estudios realizados apuntan a cambios producidos
por la mutación de los genes reguladores (p. e. de la estructuración,
modelación y proliferación de la cresta neural) sobre determinados tejidos en
las fases tempranas del desarrollo embrionario. Se propone que unos pocos
cambios en los genes Hox son capaces,
en las primeras fases de la embriogénesis, de producir una serie de cambios en
cascada que podrían tener efecto hasta el final del desarrollo fetal con el
nacimiento.
Los cambios son tanto anatómicos como
cognitivos, pero el problema surge al valorar cuáles de ellos fueron los más
influyentes en la conducta y adaptación de los nuevos seres, de tal manera que
serían capaces de cambiar los factores la selección natural en los nichos
humanos en los que se produce el proceso evolutivo. En este punto, hay que
valorar la gran diferencia existente entre la naturaleza anatómica y cognitiva
de los animales susceptibles de domesticación, y la que tuvieron los seres
humanos. Si en los primeros los cambios anatómicos parecen ser importantes (p.
e. disminución de rasgos físicos que se relacionan con la agresividad) al
otorgar a estas especies a un comportamiento más dócil que permita su
adiestramiento o utilización alimentaria y/o económica, en los seres humanos
estos factores parecen secundarios. Los cambios cognitivos parecen ser mucho
más relevantes, pues permitieron profundizar en los caracteres culturales de
estas poblaciones y, a su vez, volver a interferir en la selección natural de estos
nichos humanos, para lograr un reforzamiento genético en forma de mejoras
anatómicas que permitieran un mejor desarrollo cognitivo y mayor capacidad de
adaptación a ecosistemas muy diferentes de los originales.
En esta situación, pensamos que el
desarrollo de los cambios cognitivos ya apuntados de una mejor integración
visoespacial, imaginación visual e integración entre cuerpo y ambiente, y de
una mejor capacidad lingüística serían mucho más trascendentes a la hora de
forzar los parámetros selectivos que los simples cambios anatómicos externos
compatibles con una Neotenia funcional, los cuales pueden producirse como
efectos colaterales de los cambios neurológicos trascendentales ocurridos en
nuestra evolución. Los desarrollo en cascada, el aumento de la inmadurez
neurología como consecuencia del aumento cerebral y complejidad funcional,
pueden explicar la permanencia en los adultos de las formas anatómicas infantiles.
El término de autodomesticación hay que
matizarlo detenidamente, a la vez que separarlo de los procesos de
domesticación en animales realizados por humanos de forma intencionada. La
espiral de evolución cognitiva que se produjo en los nichos
cognitivos-culturales que crearon los componentes del género Homo, tuvo sus propias características en
las que destaca su falta de intencionalidad en su creación y desarrollo en la mayor
parte del tiempo de existencia de nuestro linaje. Lo que pudo hacerse después de
alcanzar formas de autoconciencia y teoría de la mente altamente desarrollada es
un tema que se escapa de la Prehistoria, pero que tampoco tendrían mucha relación
con la tradicional domesticación realizada en animales. Realmente lo que se produce sería un proceso evolutivo llamado efecto Waldwin.
Bruner, E. and Gleeson, B. T. (2019). Body Cognition and
Self-Domestication in Human Evolution. Front.
Psychol. 21.
Carneiro,
M., Rubin. C.J., Di Palma, F., Albert, F. W., Alföldi, J., Barrio, A. M., et al., (2014). Rabbit genome analysis
reveals a polygenic basis for phenotypic change during domestication. Science. 2014; 345 (6200):1074–1079.
Freedman, A. H., Schweizer, R. M.,
Ortega-Del Vecchyo, D., Han. E., Davis, B. W., Gronau, I., et al.(2016). Demographically-based evaluation of genomic regions
under selection in domestic dogs. PLoS
Genet. 2016; 12 (3):e1005851.
Hare,
B., and Woods, V. (2013). The genius of
dogs: how dogs are smarter than you think. Penguin.
Lu,
J., Tang, T., Tang, H., Huang, J., Shi, S., Wu, C. I. (2006). The accumulation
of deleterious mutations in rice genomes: a hypothesis on the cost of
domestication. Trends in Genetics.
2006; 22(3):126–131.
Theofanopoulou, C., Gastaldon,
S., O'Rourke, T., Samuels, B. D., Messner, A., Martins, P. T. et al. (2017). Self-domestication in Homo
sapiens: Insights from comparative genomics. PLoS ONE 12 (10): e0185306.
(2014). The “Domestication Syndrome” in
Mammals: A Unified Explanation Based on Neural Crest Cell Behavior and
Genetics. Genetics,