
En esta
cueva se encuentran unas magníficas pinturas y grabados datados sobre el 17.000
BP, aunque su secuencia ocupacional se extiende desde el final del Solutrense
(18600±190 B.P.) y el Magdaleniense medio (15516±900 B.P.). En su interior se
encuentran más de 400 figuras de animales, algunas de gran tamaño (grabadas,
pintadas y/o policromadas). Sobre todo se representan caballos, bóvidos,
bisontes, y ciervos; aunque también
tenemos rinocerontes, osos y felinos. Es curioso que el 90% de los restos óseos
encontrados sean de reno, animal que solo tiene una representación (Menéndez et al. 2011).
Sin
embargo, aunque sus pinturas son majestuosas, bellísimas y de enorme importancia,
en aras de analizar su significado existe una representación gráfica (escena del
pozo) que adquiere una importancia trascendente, pues, aunque estemos lejos de
conocer al detalle el simbolismo que estas manifestaciones gráficas pudieron
representar, esta escena nos ofrece importantes pistas sobre tan escurridizo
conocimiento.
La escena del pozo
La
escena del pozo está ubicada en las profundidades de la cueva, en un pozo de
unos cinco metros de profundidad y de difícil acceso (mapa: puits). Representa
las figuras de un rinoceronte (parece independiente del resto de la escena), un
bisonte malherido y un ser humano. El bisonte que ha sido atacado con una lanza
y muestra parte de sus entrañas colgando del vientre, está herido y moribundo.
Frente al bisonte se muestra la estilizada figura de un hombre que porta una
especie de máscara de ave, tiene el pene erecto (itifálico) y está caído o
tumbado. Junto a su cuerpo se ve una vara con la figura de un ave y un signo
como una Y. La pintura está realizada mediante firmes trazos negros de carbón y
no parece que se haya aplicado ningún pigmento. Hay que destacar unas
características que la hacen única y que, sin duda, estarían relacionadas con
su significado:
- Representa
una clara escena (hecho muy raro en el arte paleolítico) con un
significado que considera a las figuras como un proceso único en el tiempo.
- Su
ubicación indica claramente su intencionalidad de ocultarla y dificultar su
acceso, salvo para aquellos que estén relacionados, o vayan a estarlo, con su
significado.
- Se
presenta una relación de un teriántropo con un animal que no es parte de la
dieta de los ocupantes de la cueva.
-
Tanto el teriántropo como el bisonte tienen en común un estado cognitivo
especial (no el que se tiene habitualmente). El bisonte está gravemente herido
o muerto, mientras que el teriántropo está caído: muerto o en un estado
alterado de conciencia ¿trance inducido por medios externos (drogas, rituales
propiciatorios, excitación sexual, etc.)? Parece indicar que estas dos formas
de situación cognitiva era necesaria para la relación entre ellos ¿Cuál?
- Es
posible establecer una relación entre el animal elegido por el teriántropo
(ave) y el que se encuentra en su báculo o
vara que eréctil se encuentra a su lado. Es la única clara relación que se
conoce entre el animal elegido por el teriántropo y sus útiles. Este hecho nos
hace pensar que pudiera ser que cada teriántropo, o mediador paleolítico, tenía
un estatus social que ostentaba continuamente con la grabación del animal
elegido en sus útiles.
- En esta escena se reúnen
los tres aspectos conductuales que casi siempre se van a encontrar en las
cuevas ornadas: sexo (vulvas, pene itifálico, incluso relaciones sexuales),
muerte (animales y humanos heridos) y
animales/teriántropos (la gran mayoría).
- Forman un conjunto que recrea todas las características
del mundo onírico creado ya en
el Auriñaciense (conductas espirituales y religiosas), lo que debió de ser una
constante más o menos contenida del mundo espiritual del Paleolítico superior.
- La magnitud e importancia del conjunto le confiere un innegable papel como centro espiritual y territorial de un área geográfica de diversa amplitud. La espiritualidad siempre ha sido un foco de unión entre los grupos humanos, teniendo sus más lejanos orígenes en las actuaciones de este periodo.
Conclusiones
Sin
embargo, un solo yacimiento y una única representación no pueden ser considerados
como una prueba irrefutable de su posible significado, aunque si significativos
al constituir una hipótesis a demostrar.
Se
hace necesario realizar estudios globales, tratando estas manifestaciones
gráficas en su conjunto como un proceso simbólico que comienza en el
Auriñaciense con unas características propias (Arte paleolítico. Antigüedad yrelaciones sociales) y se extiende a lo largo del Paleolítico superior en gran
parte del oeste de Europa, con un continuum que no es homogéneo en el tiempo
y en el espacio (Arte paleolítico. Consideraciones sobre su estudio).
En este contexto del mundo simbólico, quien esté interesado en un trabajo sobre el simbolismo del género Homo, realizado desde la Arqueología cognitiva, puede leerlo en la siguiente dirección: Las conductas simbólicas en el paleolítico. Un intento de compresión y análisis desde el estructuralismo funcional.
- Menéndez. M.; Jimeno, A. y Fernández, V. M.
(2011): Diccionario de Prehistoria. Alianza. Madrid.