Una de las representaciones simbólicas del
Paleolítico que más interés despierta en todos los ámbitos sociales y
culturales son sus manifestaciones gráficas o el discutido y posiblemente mal
llamado “arte rupestre”. Tal interés abarca todas sus facetas (simbolismo,
cronología, autores, aspectos gráficos de todo tipo, etc.), pero siempre
existen los mismos inconvenientes, la falta de datos o la incertidumbre sobre
los pocos que poseemos. Uno de ellos corresponde a la gran dificultad que
existe en la datación de las pinturas y gravados rupestres. Sin embargo, las
características geológicas de las cuevas a aportado una forma de datación
bastante precisa que ha sido utilizada en estos últimos años. Me refiero a la
datación de la costra calcárea que recubre algunas de las pinturas y grabados
paleolíticos, lo que se ha conseguido por medio de controlada degradación de las series de
Uranio (234U/230Th), cuya precisión es mayor que la lograda por los métodos del
14C AMS.
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Mano estarcida de Maros (publicado en Nature) |
Recientemente
se ha podido aplicar este método a unas pinturas rupestres situadas en unas
cuevas kársticas de Maros, en la isla de Sulawesi en Indonesia, las cuales ya
eran conocidas desde hace unos 50 años. La
sorpresa apareció cuando algunas dataciones realizadas sobre una serie de doce
impresiones de manos estarcidas y dos figuras de animales (un babirusa y
posiblemente un cerdo) dieron una antigüedad de 39.000 y 35.400 años. El
descubrimiento fue publicado en la revista Nature.
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Babirusa y mano de Maros (publicado en Nature) |
Cierto revuelo se movió en el mundo de la
arqueología, pues estas dataciones las sitúan contemporáneamente con las
dataciones más antiguas del arte parietal europeo. Concretamente con el disco
rojo de El Castillo (unos 40.000 años) y las pinturas de Chauvet
(37.000 años). Sin embargo, en Australia se conoce una muestra de
arte rupestre con la pintura de un ave extinta desde hace más de 40.000 años.
Se trata de aves Genyomis localizadas
en la meseta de Arnhem, al norte de
Australia. También, de los primeros pobladores de Australia conocemos
evidencias de arte rupestre en NawarlaGabarnmang con una antigüedad que puede llegar a los 45.000 años.
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Aves Genyornis de la meseta de Arnhem |
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Interior de Nawarla Gabarnmang (foto Jean.Jacques Delannoy) |
Interpretaciones
Actualmente
conocemos que la colonización de Homo
sapiens de Indonesia y de Australia se produjo antes que la colonización de
Europa, por lo que es posible que en Australasia existieran pinturas rupestres tanto
o más antiguas que las europeas. Las conclusiones ante estos nuevos datos no se han dejado
esperar, y en general tienden a manifestar que la capacidad de creación artística fue un
patrimonio de toda la humanidad que salió de África hace 50.000 años. Históricamente,
los arqueólogos han pensado que el “arte rupestre” surgió por primera vez en
Europa, con una edad mínima de unos 41.000 años para el más antiguo fechado
hasta ahora, un disco rojo de El Castillo. Pero la evidencia parece indicar que
no fue así.
Siempre
se ha asociado la creación de manifestaciones gráficas con la posesión de mentes
abstractas y simbólicas, que pueden crear abstracciones de realidades conocidas
y poder simbolizarlas en un dibujo, grabado o escultura. Para los autores de la
investigación, el arte rupestre podría
haber surgido de forma independiente más o menos al mismo tiempo en las
primeras poblaciones humanas modernas de Europa y del sudeste asiático, o
podría haber sido ampliamente practicado por los primeros humanos modernos que
salieron de África decenas de miles de años antes. Si es así, entonces este
tipo de arte podría tener orígenes más profundos.
Sin
poder utilizar más datos o matizar los obtenidos por métodos de análisis más adecuados
en los problemas de la cognición humana, todas las posibilidades pueden ser ciertas,
aunque se limitan a las dos señaladas. Sin embargo, a pesar de introducir términos
cognitivos como causa de su origen (abstracción y simbolismo), no pueden entrar
en una explicación más acorde con la realidad cognitiva de los seres humanos del
momento. El papel de la Arqueología cognitiva se hace necesario para lograr
explicaciones más adecuadas, amplias y con mejor base.
Visión desde la Arqueología cognitiva
La
Arqueología cognitiva debe ser la encargada de analizar el origen y desarrollo
de la conducta simbólica humana. En este contexto, lo primero que hay que tener
en cuenta es que la simbolización es el proceso que nos hizo humanos,
pues toda la conducta humana tiene un componente simbólico. El simbolismo va
aumentando en progresión geométrica según vayan evolucionando nuestras
capacidades cognitivas, y se desarrollen los métodos de almacenaje,
procesamiento y transmisión de la información lograda (lenguaje). En este
sentido invito a los lectores a escuchar el audio de la UNED realizado por
Mario Menéndez (De cómo la simbolización noshizo humanos - 07/10/11).
Las capacidades cognitivas humanas (simbolismo, abstracción, lenguaje, funciones
ejecutivas, etc.) no son entidades cognitivas aisladas que pueden aparecer
independientemente de otras capacidades que lo posibilitan. La Neurología y
Psicología actuales (grandes desconocidas en el mundo de la Arqueología, a
pesar de realizar constantes inferencias teóricas y metodológicas) indican la
gran interconexión existente entre las diversas capacidades humanas, así como
un funcionamiento complejo y altamente generalizado entre los diversos
componentes de nuestro cerebro. Las capacidades cognitivas que
posibilitan la creación de las pinturas parietales son diversas (abstracción,
funciones ejecutivas, autoconciencia, etc.), siendo su acción conjunta la que
posibilita la producción de tales manifestaciones gráficas. En conjunto forman lo
que se llama un contexto cognitivo, cultural y simbólico, que posibilitan tal
creación pictórica. Pero
tal contexto cognitivo no ha existido siempre sino que ha sido necesario
crearlo, simbolizarlo, trasmitirlo y conservarlo. Así, para entender la
creación de tales pinturas es necesario tener en cuenta las siguientes condiciones:
- La evolución biológica nos dota de unas capacidades funcionales
innatas (capacidades cognitivas elementales o básicas) como son ciertos niveles de memoria, funciones ejecutivas,
atención, motivación, creatividad, razonamiento, percepción, etc.
Su repercusión en la conducta depende de su
potencialidad efectiva y de su desarrollo (desarrollo cognitivo) (Vygotsky,
1920; Rivera, 2009).
- Cuando
la evolución neurológica sea suficiente y las características ambientales
adquieran un nivel adecuado, pueden producirse nuevas capacidades de naturaleza
sociocultural, las cuales sólo existían como potencialidad. Son las capacidades cognitivas emergentes o
superiores (p. e. la
conducta simbólica, la autoconciencia, lenguaje simbólico, escritura,
etc.) (Vygotsky, 1920; Edelman y Tononi, 2000; Searle 2000;
Mora, 2001; Álvarez Munárriz, 2005; Tomasello,
2007; Ardila y Ostrosky-Solís, 2008; Renfrew,
2008).
- Nuestras
características neurológicas y psicológicas muestran la necesidad de un medio
ambiente adecuado que hay que crear (social, económico, tecnológico,
lingüístico, etc.) para que las capacidades cognitivas básicas se desarrollen
adecuadamente. Podría definirse como un nicho cultural o cognitivo que posibilite tal desarrollo (Tomasello, 2007; Bickerton,
2009).
Todos
los humanos anatómicamente modernos tenían la capacidad cognitiva para crear
tales pinturas, pero para lograr un desarrollo cognitivo adecuado había que
crear un ambiente social, económico, tecnológico, y lingüístico
adecuado, lo que en el principio de la dispersión del Homo sapiens por el Viejo Mundo llevaría su tiempo y adquiriría un
aspecto de heterogeneidad en el tiempo y en el espacio. Cuando el contexto
cognitivo fue el adecuado, permitiendo el desarrollo de nuestras capacidadescognitivas, se producirían las pinturas en Indonesia, en Australia y en
Europa.
Es
curioso como múltiples ciencias (incluso la Arqueología cognitiva) se han dado
cuenta de que la evolución ofrece unas capacidades cognitivas que necesitan de
un medio ambiente adecuado para su desarrollo, pero en la interpretación
puntual de hechos arqueológicos prácticamente se ignora, especulando con ideas
opuestas y prácticamente sin fundamento. Se pueden mostrar algunas ciencias y
autores que corroboran tal hecho:
- Arqueología.
La sapient paradox expuesta
por Renfrew (1993, 2008), donde la evolución ofrece posibilidades cognitivas a
desarrollar en función de las características medioambientales. Implica el
concepto de emergencia y de exaptación evolutiva.
- Etnología
y Antropología. La apreciación etnológica de que otras poblaciones humanas
actuales presentan concepciones sobre el tiempo, espacio y la realidad personal
y social muy diferentes a las nuestras. Se adapta a las características
generales del anterior (emergencia e influencia del medio ambiente) (Hernando,
1999). Muchos antropólogos creen que las características del medio ambiente en
el que se vive tienen una influencia fundamental en el origen y desarrollo de
las formas culturales observadas (Ramírez Goicoechea, 2009).
- Psicología.
Todo aislamiento o déficit social produce un gran deterioro cognitivo en sus
aspectos emocionales, racionales y lingüísticos, lo que no puede corregirse
bien si ya se ha pasado el periodo crítico (Belinchón et al. 1992;
Vygotsky, 1920; Bruner, 1984; Luria, 1987).
- Neurología.
La formación de las redes neuronales depende de la cantidad y calidad de los
estímulos sensoriales que el cerebro recibe desde el nacimiento hasta el fin
del periodo crítico. La plasticidad neuronal continúa funcionando después de
dicho periodo aunque de forma más restringida (Rakic, 1995; Nieto Sampedro,
1996; Flórez et al. 1999; Damasio, 2010).
- Biología
evolutiva. La evolución neurológica presenta un importante desarrollo de
las áreas de asociación corticales. Éstas al nacer casi no tienen funciones
conductuales, pues necesitan estímulos externos para desarrollar su función. Su
estructuración definitiva dependerá de las características medioambientales
(Rakic, 1995).
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