domingo, 6 de noviembre de 2022

Manual de Arqueología y Paleoantropología cognitivas

 

El estudio de la evolución cognitiva del género Homo (Arqueología y Paleoantropología cognitivas) presenta enormes dificultades teóricas y prácticas para su realización y desarrollo. Debe considerarse como una especialidad académica altamente interdisciplinaria, donde la formación arqueológica es básica pero resulta insuficiente para su realización. Es imprescindible asociar la información arqueológica con otras ciencias de carácter psicobiológico (Biología evolutiva, Neurología, Psicología y Lingüística), así como con disciplinas con un importante carácter social (Arqueología Paleoantropología social, y Paleontología humana). Estas condiciones constituyen el principal problema para su inicio, desarrollo y difusión en los medios científicos de cualquiera de estas disciplinas conceptuadas individualmente.


Cueva Chauvet (Francia) 32/30 Ky. Ejemplo del desarrollo cognitivo del comienzo del Paleolítico superior en el oeste de Europa.

La falta de cauces académicos que intenten solucionar estos problemas hace que siempre aparezca como una ciencia de gran dificultad teórica para su compresión y utilización. Igualmente, los trabajos publicados suelen referirse a las diversas aportaciones teóricas que realizan los autores que se dedican a esta especialidad, faltando publicaciones que traten de exponer una visión general del problema de su desarrollo teórico y de su aplicación metodológica a temas concetos de la prehistoria. En este contexto, hemos realizado un manual teórico y práctico sobre los conocimientos básicos necesarios para poder analizar los procesos cognitivos relacionados con la evolución de la conducta humana del pasado y del presente.

Este manual, limitado en su extensión, no pretende ser exhaustivo, sino que intenta exponer lo más claramente posible los conocimientos básicos y necesarios para adquirir una comprensión general del problema con el fin de poder realizar una utilización práctica de sus teorías y métodos sobre el origen y desarrollo de la conducta humana a lo largo de su historia. El trabajo se distribuye en cinco grandes apartados, cada uno con un cometido específico y que podemos analizar en el índice expuesto en la siguiente dirección:


Manual de Arqueología y Paleoantropología cognitivas


 

 


 

 

 

martes, 25 de enero de 2022

El reto de la Arqueología cognitiva

      La Arqueología es una ciencia que estudia la conducta de las poblaciones humanas en la prehistoria a través de la información obtenida en los yacimientos arqueológicos. Los aspectos generales de la conducta observada se agrupan en cinco principales apartados: en qué consiste la información obtenida, cuándmo se creó, dónde tuvo lugar su inicio y desarrollo, y el porqué y el cómo se crearon en ese lugar y periodo histórico. La Arqueología cognitiva constituye una especialidad que se centra en las dos últimas cuestiones, precisamente las menos desarrolladas por la Arqueología en general.



El estudio de estas preguntas requiere unos conocimientos que la Arqueología tradicional no puede ofrecer por sí sola, pues su análisis necesita de las ciencias que estudian la conducta humana, lo que nos lleva obligatoriamente a realizar estudios plenamente interdisciplinarios. En este contexto, es donde aparece el principal problema de su desarrollo, pues las disciplinas que necesita son generalmente ajenas a las diversas metodologías que la Arqueología ha ido creando en su desarrollo. En general, se admite que las ciencias más importantes en estos estudios serían las relacionadas con la Psicobiología (Biología evolutiva, Psicología y Neurología), Antropología social y Lingüística en todas sus acepciones (sobre todo Psico y Neurolingüística). Actualmente, se suelen concentrar en lo que se ha llamado ciencias cognitivas, añadiendo las imprescindibles bases social y lingüística.

Los primeros intentos realizados en la segunda mitad del s. XX se centraron en los estudios concernientes a la posible relación entre datos arqueológicos obtenidos en las excavaciones (volumen cerebral, anatomía del sistema fonador, el desarrollo de la tecnología lítica y ósea, adornos, etc.) con conductas atribuibles principalmente a los seres humanos (lenguaje, conductas complejas relacionadas con el tiempo y con el espacio, desarrollo de conductas espirituales, etc.). El principal problema que se planteó fue que se realizaron por arqueólogos y/o antropólogos con un conocimiento interdisciplinar muy limitado, lo que motivó que sus conclusiones no pudieron despejar con claridad el desarrollo cognitivo y conductual del género Homo. Sin embargo, a finales del siglo pasado se iniciaron los intentos para poder solventar los problemas que presentaba su realización, pues su desarrollo era precario, sin método y escasamente funcional.

Pronto apareció la necesidad de ayuda por parte de componentes de otras ciencias relacionadas con el estudio de nuestra conducta. Así, se realizaron asociaciones entre arqueólogos y profesionales versados en las ciencias cognitivas (p. e. psicología), logrando importantes avances, pero siempre limitado a las conclusiones parciales que podía ofrecer la asociación de la conducta humana del pasado con teorías particulares del mundo de la psicología. Solo hay que recordar a ThomasWynn al basar su trabajo en el modelo de la memoria de trabajo de Badeley y Hitch; Steven Mithen siguiendo los parámetros de la Psicología evolutiva; Iain Davidson otorgando al lenguaje un papel crucial en el desarrollo del pensamiento; Lambros Malafouris sobre el entrelazamiento entre la mente humana y el mundo material; MarlizeLombard sobre el papel de la cognición causal en nuestra evolución cognitiva (Lombard y Gärdenfors, 2017); Miriam Noël Haidle vinculando el desarrollo de la conducta humana a los procesos de cognición causal desarrollados en sucesivos procesos altamente vinculados o puenteados (Haidle, 2014), etc. Todos estos enfoques representan un importante avance metodológico, pero todos adolecen del mismo problema: cierta limitación teórica de sus estudios.

La unión de la Arqueología (datos conductuales del pasado) con las ciencias cognitivas como la Psicobiología, ciencia que se encarga de estudiar las conductas humanas desde un punto de vista evolutivo, psicológico y neurológico, ha supuesto un importantísimo avance en la compresión del origen y desarrollo de las capacidades cognitivas humanas y su plasmación en la conducta observada en la prehistoria. Este dinamismo teórico ofrece una buena visión del desarrollo de la Arqueología cognitiva, pero sus logros siguen siendo limitados por la dificultad de crear estudios ampliamente interdisciplinarios, los cuales, en su desarrollo metodológico, llegan a ser plenamente transdisciplinarios.

Futuro por crear y desarrollar

Todo lo mencionado anteriormente induce a pensar que existe una importante dinamismo teórico y práctico, así como un creciente interés por esta especialidad, aunque la realidad es que el desarrollo de la Arqueología cognitiva sigue estando muy limitado dentro del mundo de la Arqueología. Los autores que se dedican a ella son relativamente pocos, con una producción científica que está intentando desarrollarse mediante la producción conjunta de varios autores (p. e. Lombard y Högberg, 2021; Wynn et al. 2021), pero que en general las ideas continúan centrándose en temas concretos de estudio (p. e. el papel de la materialidad sobre el desarrollo cognitivo; la configuración de la memoria de trabajo, etc.).

Sin embargo, los principales escollos para el desarrollo y difusión de la Arqueología cognitiva como ciencia interdisciplinaria pueden resumirse en los siguientes apartados:

- Las importantes limitaciones teóricas y metodológicas que existen sobre la variación de la conducta humana en conjunto, lo que produce un conocimiento parcial sobre el origen y desarrollo de la cognición humana del pasado y del presente.

- La propia dificultad de los estudios interdisciplinares, donde la formación debe realizarse mediante un conocimiento mínimamente adecuado de las disciplinas que van a componer tal interdisciplina. Pues de no ser así, los intentos de su desarrollo y difusión estarían condenados a generar incomprensión, indiferencia teórica y abandono emocional, generando un sentimiento de frustración que lastrarían aún más la falta de afecto que tanto precisa la Arqueología cognitiva.

Los intentos de solucionar tal situación son escasos, estando limitados por la importante diferenciación metodológica que existe entre la Arqueología general (búsqueda, excavación e interpretación de restos) y la Arqueología cognitiva (interpretación de base psicobiológica de los humanos que realizaron tales restos). Si la Arqueología en general tiene un importantísimo bagaje emocional fundamentado en el gran interés que produce los restos arqueológicos, la Arqueología cognitiva, donde el interés no es el objeto en sí mismo sino las características psicobiológicas de su autor y de la comunidad a la que perteneció, pierde el encanto que puede emanar de tales restos, a la vez que complica excesivamente las formas de su estudio al precisar la intervención de otras disciplinas totalmente ajenas a la arqueología tradicional.

Sin duda, el futuro de esta especialidad pasa por dos vías principales. La primera, más administrativa que científica, sería la imperiosa necesidad de crear foros universitarios para su enseñanza reglada, que pueda generar una mayor comprensión de los cambios conductuales y cognitivos que han configurado nuestra dinámica evolutiva. La segunda, todo lo contrario que la anterior, es mucho más científica que burocrática, pues se centra en la necesidad de seguir ampliando el conocimiento sobre la realidad psicobiológica de nuestro género.

Aunque esta última necesidad implicaría a diversas ciencias de base cognitiva además de la propia arqueología, su realización debe de encontrarse dentro de los ámbitos universitarios, en donde siempre debió de estar incluida. Tales logros no dependen solo de autores aislados que eventualmente se introducen en estos quehaceres de la cognición antigua, sino que precisa, con relative urgencia, del empuje de todos los interesados en su desarrollo para forzar su encaje en la Universidad.

En la primera vía poco o nada se puede hacer, salvo indicar su necesidad y mostrar nuestro interés en su manifestación. En la segunda nos hemos unido al progreso realizado en los últimos años, pues se ha avanzado mucho sobre la concreción de la acción psicobiológica en nuestra conducta (nichos humanos, cultura acumulativa, evolución gen-cultura, coevolución y emergencia cognitiva, etc.). Así se han realizado dos importantes artículos sobre metodología que pueden destacarse (Rivera y Rivera, 2019, 2021).

 

Haidle, M. N. (2014). “Building a bridge-an archeologist's perspective on the evolution of causal cognition”. Front. Psychol. 17. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2014.01472

Lombard, M. y Gärdenfors, P. (2017). “Tracking the evolution of causal cognition in humans”. Journal of Anthropological Sciences. Vol. 95, pp. 1-16. DOI: 10.4436/jass.95006

Lombard, M. y Högberg, A. (2021). Four-Field Co-evolutionary Model for Human Cognition: Variation in the Middle Stone Age/Middle Palaeolithic. J Archaeol Method Theory 28, 142–177 https://doi.org/10.1007/s10816-020-09502-6

Malafouris, L. (2013). How Things Shape the Mind: a Theory of Material Engagement. MIT Press, Cambridge. DOI: 10.1111/etho.12074

Mithen, S. (1998). Arqueología de la mente. Barcelona. Crítica. https://www.proquest.com/docview/1151110864

Noble, W. y Davidson, I. (1996). Human Evolution, Language and Mind. Cambridge. Cambridge University Press. https://psycnet.apa.org/record/1996-98672-000.

Rivera, A. y Rivera, S. (2019). “Mechanisms of cognitive evolution of the Homo genus.” Ludus Vitalis. Vol. 27, Núm. 51 pp 1-22.

http://www.ludus-vitalis.org/ojs/index.php/ludus/article/view/840

Rivera, S. y Rivera, A. (2021). “Origin and development of human cognition. Exaptation, coevolution and cognitive emergence”. Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology, vol 15, nº1, 186-198.

DOI: 10.7714/CNPS/15.1.213

Wynn, T., Overmann, K. A. y Malafouris, L. (2021). 4E cognition in the Lower Palaeolithic: An introduction. Adaptive Behavior. 29 (2): 99-106. doi: 10.1177/1059712320967184