martes, 9 de febrero de 2016

El dominio del fuego. Cómo, cuándo y dónde

El descubrimiento y dominio del fuego significó un gran avance en el desarrollo cognitivo y cultural de las poblaciones humanas del paleolítico. Sin embargo, este fenómeno significa un complejo proceso del que aún no tenemos todas las claves, pero si las suficientes como para conocer con cierto rigor cuándo, dónde y cómo se produjo.

Los seres humanos frente a la Naturaleza

La evolución del género Homo sitúa a los seres humanos en ambientes hostiles donde hay que sobrevivir con las armas que la misma naturaleza nos ha ofrecido. Es el axioma más claro de la evolución: la supervivencia del mejor adaptado para poder procrear y mantener la especie o propagar sus cambios. Pero la adaptación es el resultado de múltiples factores que, en su unión funcional, consiguen conductas más adecuadas para la supervivencia en cada medio ambiente específico.

En las poblaciones humanas la capacidad de adaptación fue aumentando progresivamente, lento al principio pero con un gran nivel de aceleración en las etapas en las que el Homo sapiens inició su andadura por el Viejo Mundo. Nadie duda que estos avances adaptativos se lograron gracias a las capacidades cognitivas y emocionales que todos los humanos de nuestro género tuvieron. En este contexto, el fuego representa un avance tecnológico y social de gran envergadura, pues cambiaría radicalmente la conducta humana, aumentando su sociabilidad, comunicación, tecnología de todo tipo, el desarrollo de la cocina, posibilidad de poblar espacios geográficos de clima frío, etc.

Si hay una manifestación cognitiva que más se relaciona con los cambios conductuales es, sin duda, la creatividad, pues constituye un aspecto central del ser humano, siendo cada vez más fundamental para la comprensión de la compleja naturaleza biosocial de la mente (Malafouris, Gosden y Overmann, 2014). La creatividad es un constructo psicológico formado a partir de la interacción funcional de diversos factores de diferente origen (Oliveira et al. 2009), como son otras capacidades cognitivas racionales (simbolismo, autoconciencia, lenguaje, abstracción, etc.) y emocionales (motivación intrínseca y extrínseca; confianza en sí mismo, valor, tenacidad, entusiasmo, etc.); de factores personales y sociales (acervo cultural, relaciones sociales, personalidad, formas de pensamiento, etc.) en contextos medioambientales determinados, por lo que en gran parte dependería del adecuado desarrollo evolutivo de las mismas (evolución cognitiva). Es un claro ejemplo de sinergia o acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. En Psicología se trataría de la unión de diversas capacidades cognitivas para producir una emergencia cognitiva, o la aparición de una capacidad cognitiva superior en eficacia adaptativa que la que pudieran presentar las capacidades que la forman por separado. La existencia de algún mecanismo cognitivo relacionado con la creatividad debieron de estar presente en las poblaciones humanas que lograron utilizar y controlar el fuego.

En general, se define a la creatividad como la capacidad de producir nuevas conclusiones y resolver problemas determinados en una forma original. Sin embargo, no todos los avances pueden englobarse en esta definición, pues muchas veces éstos se producen de forma fortuita o no intencionada cuando se está buscando otra cosa distinta o simplemente ninguna, admitiéndose la existencia de un descubrimiento importante, aunque sea independiente de lo que esté estudiando. En este último caso se define como otra forma de creación no intencionada o buscada, denominándose como serendipia.

Cómo se pudo utilizar y controlar el fuego

El fuego, como proceso natural, debió de ser conocido y temido por todos los humanos de nuestro linaje. Sin embargo, en pequeña escala puede ser un atrayente psicológico muy importante, consecuencia de la luz y el calor que despiden, del bienestar que ofrece a su alrededor, de su capacidad de ahuyentar animales peligrosos y de sus importantísimas cualidades culinarias y tecnológicas. Su uso y control por parte de las primitivas especies humanas supuso un enorme avance conductual en todos los sentidos, aumentando en mucho su capacidad adaptativa. Sobre el origen cognitivo de las conductas relacionadas con el control del fuego debieron de ser una serendipia más que un proceso creativo, pues en los primeros periodos de la evolución cognitiva humana el desarrollo de la autoconciencia aún distaba mucho de lograr los niveles adecuados para buscar intencionadamente tal control, hecho clave en la diferenciación de los dos procesos. Su conocimiento en pequeña escala (p. e. pequeños fuegos residuales tras un incendio natural) debió de enseñar a estos primitivos humanos las cualidades y ventajas de su mantenimiento y/o primitivo control, lo que una vez aprendido se sumó al acervo cultural y se trasmitió constantemente de generación en generación en todos nuestro género. Pero, ¿cómo se logró su control, o la posibilidad de poder tener fuego en pequeña escala siempre que fuera necesario? Del conocimiento sobre el fuego natural se puede deducir que existieron dos alternativas como fuente primaria de su utilización (Menéndez, 1996; Gómez de la Rúa y Díez Martín, 2009):

- El mantenimiento permanente de fuego encendido (fuego o ascuas) obtenido de un fuego natural. Tal proceso parece complejo de mantener constantemente.

Imagen del Rincón del vago
- El descubrimiento de mecanismos de producción de fuego. El más factible sería el de la producción de chispas al golpear piedras adecuadas (pedernal, pirita o marcasita), lo que se pudo aprender del frecuente trabajo del tallado lítico y la relativa variedad de piedras que para tal fin se utilizaron. Sin embargo, el uso de útiles líticos para encender el fuego están prácticamente ausentes en el registro arqueológico hasta finales del Paleolítico superior, aunque hay que valorar que este tipo de herramientas son difíciles de reconocer en los conjuntos de artefactos, aunque se establecen criterios basados en el microdesgaste para identificar las utilizadas en la producción de chispas (Sorensen et al, 2014).

Igualmente, por medio del uso de maderas con una constante y rápida frotación se produce un sobrecalentamiento que acaba por prender material altamente inflamable (hojas, yesca y madera finas muy secas). No obstante, tal procedimiento solo está registrado a partir del Paleolítico superior, aunque sí tenemos datos del abundante trabajo de las herramientas líticas con la madera. Es posible que de esta interacción (herramientas líticas trabajando intensamente sobre madera) se adquiriera el concepto de su calentamiento por el roce intensivo y continuado.

Dónde y cuándo de las primeras muestras del uso de fuego

Existen datos sobre la presencia de fuego (arcilla quemada) en yacimientos de África oriental datados sobre un millón y medio de años (Chesowanja, Olorgesailie y Koobi Fora), pero la prueba más antigua de cierto control y uso del mismo sería la presencia de huesos y útiles quemados, junto con restos de maderas carbonizadas y agrupados en lugares concretos, formando los primeros hogares conocidos (Gómez de la Rúa y Díez Martín, 2009; Menéndez et al. 2011). Con estas características los datos más antiguos sobre el uso y control del fuego son de aproximadamente un millón de años en la cueva de Wonderwerk (Sudáfrica) donde se encontró huesos, hojas y piedras quemadas, indicando un uso intencionado del fuego posiblemente para cocinar alimentos. El yacimiento tiene una tecnología Achelense (Paleolítico inferior), y se sitúa a unos treinta metros de la entrada, lo que descarta la aparición fortuita de las llamas y muestra la intencionalidad de la creación de la hoguera. Huesos de animales calcinados, además de hollín en las piedras y restos de hojas quemadas, apuntan al uso del fuego para la preparación de alimentos. Los análisis muestran una combustión inferior a los 700 grados centígrados, lo que apunta a la utilización de hierbas y hojas, aunque no se descarta el uso de leña, que podría haber desaparecido del yacimiento por la descomposición natural de los restos orgánicos. Anteriores a estas fechas no tenemos ningún dato que indique su existencia controlada, es decir, que existan hogares que indiquen su uso controlado en medios humanos de hábitat (Berna, et al. 2012).

En estas poblaciones humanas hay que tener en cuenta su dispersión geográfica y su débiles formas de comunicación. Estas características demográficas nos indican que el descubrimiento de cualquier control del fuego no tiene porqué extenderse a otras comunidades humanas más o menos lejanas, ofreciendo un aspecto de heterogeneidad en el tiempo y en el espacio muy amplio. Así, el fuego en Europa no llegaría antes del 700 Ka., como se ha visto en los yacimientos franceses de La Grotte de L’Escale (Bouches-du-Rhône) con cronología dudosa situada entre 600-300 Ka. (Bonifay, 1976); en Terra Amata (Niza) con una cronología comprendida entre 400-250 Ka. y en Lazaret más recientes con 150 Ka. (Niza) (Gómez de la Rúa y Díez Martín, 2009; Menéndez, 1996). Sin embargo, el uso sistémico no parece que se generalizó en el Viejo Mundo (Europa, África u Asia) hasta fechas más recientes (200 Ka.).

En el Próximo Oriente tenemos datos del uso controlado del fuego de unos 300 Ka. En la cueva de Qesem (Israel) se han descubierto en el centro de la cueva un gran depósito de ceniza de madera mezclada con trozos de tierra y de huesos. Estos materiales se calentaron en repetidas ocasiones y a altas temperaturas (Shahack-Gross et al. 2014).

Fuego y el inicio de la cocina

Un aspecto muy importante reside en la utilización del mismo, aparte del calor que desprende y de uso como lugar de reunión beneficiándose del confort que produce, parece que desde el principio fue utilizado como medio de transformar la carne para mejorar su consumo. La idea de tal uso nos la ofrece la misma naturaleza, pues como ya de comentó los conceptos de la conducta humana han de adquirirse de la observación del medio ambiente en el que se vive, o por el acervo adquirido. Es conocido que diversos carnívoros aprovechan los animales muertos tras un incendio, lo que da a pensar que las primeras comunidades humanas, en las que el carroñeo podría ser una de sus fuentes alimenticias, se aprovechasen la carne más o menos asada/quemada de los animales muertos por un incendio natural. Con esto se adquiriría cierto conocimiento sobre la carne expuesta al fuego, donde la parte no quemada del todo mejora mucho sus cualidades como comida, tanto conscientes (sabor, más comestible y es más digestiva) como inconscientes (favorece la asimilación de los nutrientes que crudos no es posible y evita numerosas enfermedades). Para un control del fuego se intentaría reproducir los procesos vistos en los animales muertos por los incendios. Aunque no de forma directa conocemos algunos datos en los huesos quemados vistos juntos a los hogares que indican su uso en el asado de la carne. Se llegó a alcanzar los 400 ºC., produciendo un ennegrecimiento y un cambio químico en los huesos diferente al que experimentan los animales muertos en incendios naturales (Menéndez, 1996: 64; Pickering et al. 2004).


El fuego permitía asar la carne, ya sea directamente sobre las llamas o por medio del calor de las ascuas, que lo más seguro que fueron las técnicas de elaboración más utilizadas. Un problema que se les planteaba debió de ser la facilidad con que la carne puede quemarse, lo que, dependiendo del grado de afectación calorífica, alteraría su posterior ingestión al perder cualidades de sabor, estar más dura o simplemente incomible al carbonizarse. Este pudo ser el estímulo creativo que con posterioridad logró formas de cocinar separadas del fuego en medios acuosos (cocer, hervir), con calor en ambientes pequeños (hornos) o con otras sustancias muy calientes (freír). En el Paleolítico inferior no parece factible que los humanos pudieran realizar técnicas de tratamiento de los alimentos por medio indirecto del fuego, salvo el uso de piedras planas calentadas sobre un fuego o brasas para colocar encima la carne (Menéndez, 1996: 62; Speth, 2015). El uso de guijarros que pudieron ser utilizados para hacer hervir líquidos, introduciéndoles una vez calentados en odres de piel o en recipientes de abedul, piedra, etc., no parece probable, dado lo complejo del proceso que representaría una auténtica acción creativa más que una simple serendipia propia de las especies humanas que vivieron en este periodo. Esta última técnica puede desarrollarse al final del Paleolítico medio, aunque seguro que se utilizó en el Paleolítico superior. Sin embargo, es durante el Neolítico con el desarrollo de la cerámica cuando la cocina debió de tener un enorme desarrollo en todas sus variedades culinarias.

Conclusiones

El uso del fuego es consustancial con el desarrollo cognitivo y cultural humano, pues gracias a él se pudo sobrevivir en amplias áreas geográficas por medio del desarrollo de la cocina, el calor controlado que suponía y la facilitación social que conllevaba. La sociabilidad, el desarrollo del lenguaje comunicativo, la planificación logística de supervivencia, su poder de freno frente a animales peligrosos, la luz que proporcionaba y que permitió la realización de múltiples tareas durante más tiempo, son unos ejemplos de las enormes ventajas que supuso su uso y control del mismo. Podría decirse que sin él el linaje humano hubiera desaparecido, o por lo menos sería muy distinto a como lo conocemos en la actualidad.


- Berna, F.; Goldberg, P.; Kolska Horwitz, L. ; Brink, J., Holt, S.; Bamford, M. y Chazan, M. (2012): “Microstratigraphic evidence of in situ fire in the Acheulean strata of Wonderwerk Cave, Northern Cape province, South Africa”. Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 109 nº. 20.
- Bonifay, E. (1976): “Grotte de L'Escale (Saint-EsteveJanson, Bouches-du Rhóne)”. En H. De Lumley (ed.): 50-56.
- Gómez de la Rúa, D. y Díez Martín, F. (2009): “La domesticación del fuego durante el Pleistoceno inferior y medio. Estado de la cuestión”. Veleia, 26 189-216.
- Malafouris, L., Gosden, C., y Overmann, K.A. (Eds) (2014). Creativity, cognition and material culture. Pragmatics & Cognition, 22(1).
- Menéndez, M. (1996): Los primeros europeos. Arco Libros. Madrid.
- Menéndez, M.; Jimeno, A, y Fernández, V. M. (2011): Diccionario de Prehistoria. Alianza. Madrid.
- Oliveira, E., Almeida, L., Ferrándiz, C., Ferrando, M., Sainz, M. y Prieto, M.D. (2009). Tests de Pensamiento Creativo de Torrance (TTCT): Elementos para la validez del constructo en adolescentes portugueses. Psicothema, 21, 562-567.
- Pickering, T.; Schick, K. and Nicholas Toth,( 2004): "Fifty years of fun with fossils: some cave taphonomy-related ideas and concepts that emerged between 1953 and 2003." In African Taphonomy: A Tribute to the Career of C.K. "Bob" Brain. Center for Research into the Anthropological Foundations of Technology (CRAFT Center), Stone Age Institute, Indiana University Bloomington. 
- Shahack-Gross R.; Berna, F.; Karkanas, P.; Lemorini, C.; Gopher, A. y Barkai, R. (2014): Evidence for the repeated use of a central hearth at Middle Pleistocene (300 ky ago) Qesem Cave, Israel. Journal of Archaeological Science; DOI:10.1016/j.jas.2013.11.015.
- Sorensen, A.; Roebroeks, W. y Van Gijn, A. (2014): “Fire production in the deep past? The expedient strike-a-light model”. Journal of Archaeological Science. Volume 42, 476–486.
- Speth, J. D. (2015): “When Did Humans Learn to Boil?” PaleoAnthropology, 54−67.


2 comentarios:

Juanjo Teijeira dijo...

Hola Ángel, que interesante la importancia del fuego, ya lo creo. Este verano estuve en Kenia y visite una aldea Masai donde nos mostraron como se hace fuego y me dejaron perplejo, pues en cosa de un par de minutos consiguieron hacer llama por el método de frotar un palo haciéndolo girar con las palmas de ambas manos. Visitamos el interior de sus chozas y efectivamente, allí estaban unas pequeñas ascuas permanentes, pareció un viaje al pasado en pleno siglo XXI.

arivera dijo...

Hola Juanjo. Que bonito viaje hiciste y seguro que tuviste muchas sospesas de este tipo. Parece mentira que aún continúen usando técnicas de hace más de un millón de años, pero tu testimonio así lo confirma. Sin duda el control del fuego supuso un hito muy importante en nuestra evolución cognitiva y anatómica, pues favoreció en gran medida el desarrollo de la cocina (alimentación) y de la vida social (lenguaje). Supongo que habrás hecho muchas fotos pues el lugar lo merece.
Saludos