En esta entrada voy a analizar un proceso un tanto
extraño, que se escapa totalmente de los ortodoxos caminos de la Prehistoria y
Arqueología, pero que, sin darles una veracidad absoluta, puede que nos hagan
pensar en una realidad aún poco conocida, como sería el desarrollo de nuestra
propia cognición (teoría de la mente, autoconciencia, metacognición, etc.) en
el tiempo y las secuelas que pudo tener en las poblaciones humanas.
Quién ha estudiado Historia antigua estará
acostumbrado a trabajar con las fuentes orales y escritas sobre los orígenes de
la conducta humana en ese periodo. Las leyendas sobre el inicio de los primeros
pueblos históricos (egipcios, fenicios. griegos, romanos, etc.) son difíciles
de asumir, y más aún de encajarlas en un contexto histórico mínimamente
contrastado por los datos arqueológicos. Sin embargo, es tradicional que se
hagan referencia a ellos como un versión muy distorsionada de una realidad, no
tan fantástica como indican esas fuentes, pero que “algo de verdad”
entrañarían. Lo cierto es que se citan muchas veces, pero que pocos datos
reveladores aportan.
El desarrollo de la humanidad en el Paleolítico fue
un complejo proceso del que poco a poco estamos conociendo su realidad en el
tiempo (cronología) y en el espacio (áreas geográficas donde se produjeron los
cambios evolutivos, anatómicos y culturales). Aunque del cómo y el porqué
de su producción en esos periodos y espacios determinados aún no estemos muy
avanzados en su compresión. Estas cuestiones serían el fundamento principal de
la Arqueología cognitiva, especialidad que aún estaría en sus comienzos
teóricos y, desde luego, con una aceptación académica y profesional muy poco
desarrollada. En este largo periodo nos podemos preguntar:
¿Existen leyendas o historias sobre los hechos de
los humanos en la Prehistoria?
Aunque la pregunta puede extrañar a muchos, la
respuesta es que sí. Todas las explicaciones sobre nuestro origen que las
diferentes religiones han establecido no dejan de ser tradiciones orales que,
perdurando en el tiempo, acabaron por ser reunidas en algún texto sagrado, y
como tal nos ha llegado a nosotros. En principio podemos pensar que poco valor
histórico tiene tales historias o leyendas, pues la gran mayoría de las mismas
reflejan unas ideas totalmente inverosímiles, pero ¿eso afecta a todas? Aunque muchos dirían que efectivamente afecta
a todas, puede que no estemos totalmente de acuerdo, por lo menos desde el
punto de vista de la Arqueología cognitiva.
Adán y Eva (Tiziano) |
Hay que analizar lo que al respeto nos cuenta la
Biblia, en su primer libro del Génesis, donde se narra la creación del mundo y
de la humanidad. Todos conocemos la historia de Adán y Eva, de su
relación con la serpiente que les engaña y les hace comer la manzana del árbol
prohibido. Lo interesante se produce después de este hecho:
….la mujer toma del árbol dando
también al hombre y se les abren los ojos, pero se
dan cuenta de su desnudez sintiendo temor y vergüenza….
Aunque la narración desde un punto de vista
cognitivo es muy contradictoria, como no podía ser de otra forma en estos
asuntos relacionados con la autoconciencia, lo cierto es que se describen muy
bien las primeras consecuencias conductuales de la adquisición de la conciencia
de sí mismo. Es decir:
- Se dan cuenta de su propia situación y realidad
física (estaban desnudos).
- Sienten vergüenza y temor de su situación (emociones
autoconscientes).
La posterior narración descrita en el Génesis parece
indicar, en las poblaciones humanas paleolíticas, cierto conocimiento de un
antes y después sobre la adquisición de la capacidad de plantearse a sí mismo
las situaciones y consecuencias de sus acciones (autoconciencia). Estos hechos
y posibles conocimientos se pueden englobar en las leyendas o historias orales
y escritas desde muy antiguo sobre el inicio del desarrollo de la humanidad. Es
muy posible que se queden en este contexto religioso y narrativo, sin que
podamos profundizar más en este problema. Pero nos puede quedar una duda:
¿Existió en el Paleolítico superior cierto
conocimiento sobre el progreso cognitivo humano y el desarrollo de la
autoconciencia, dando lugar a un antes y un después?
Evidentemente no hay una respuesta adecuada, solo
razonamientos llenos de subjetividad que aparentemente no nos llevan a ningún
sitio. Arqueológicamente solo podemos vislumbrar tal proceso con dos hechos:
- Las diferencias conductuales que se ven en los
mismos grupos humanos (HN y HAM) entre el Paleolítico medio y el superior.
Aunque hay claros antecedentes simbólicos y conductuales en el Musteriense es
en el inicio del Paleolítico superior cuando vemos conductas que solo pueden
realizarse con un desarrollo de la autoconciencia avanzado, dentro de su
complejo y heterogéneo continuum.
Efectivamente, en unos relativamente pocos milenios la conducta cambia
radicalmente en su simbolismo, en su flexibilidad y racionabilidad conductual,
consecuencia de su desarrollo social y cognitivo.
- La relación con los animales. Actualmente se
piensa y se analiza que la relación de las poblaciones paleolíticas con los
animales debió de ser muy diferente a la que podemos tener en la actualidad.
Diversos autores opinan que los humanos del Paleolítico, sobre todo los del
superior, verían a los animales como sujetos con características propias (más o
menos parecidas a las de los humanos), y no solo como objetos de cazar y comer
(Hill, 2013). Igualmente, se
está mostrando que, en la creación del “universo” particular de cada población
humana, los animales, o algunos de ellos, jugaron un papel importante. Los
animales ayudaron a la creación de cada mundo espiritual, pues formaron parte
de él, constituyendo una "ecología relacional"
(Betts et al., 2015), «epistemología relacional" (Bird-David, 1999), o
"ontología relacional" (Hill, 2011, 2013). Naturalmente, esta recreación conjunta comenzaría cuando
el desarrollo cognitivo alcanzase el nivel adecuado para su formación (niveles
de autoconciencia considerados como modernos), por lo que pudo pasar tanto en
los HN como en los HAM, que tuvieran un desarrollo cognitivo adecuado.
¿Porqué los animales formaron parte importante del
universo simbólico humano?
Aunque las respuestas no pueden dejar de tener un
componente subjetivo ante la falta de testimonios arqueológicos claros, parece
obvio que desde siempre todos los seres vivos (animales y humanos) formaban una
unidad de características semejantes, cada uno de ellos con sus peculiaridades
propias de su especie y cultura. No existía la diferenciación cognitiva que
llegaron a tener las poblaciones humanas a partir del Paleolítico superior.
En este complejo contexto, es posible que existiera
un conocimiento ancestral de dos humanidades. Una hermanada con los animales
(humanos con un nivel de autoconciencia bajo) a los que considera como iguales,
pero que aún no son capaces de generar un mundo simbólico. Otra, de manifestación
de su nueva realidad consciente con el resto de los animales (nivel de
autoconciencia considerado como moderno). Esta nueva relación no puede ser
igual que la anterior, pues las condiciones cognitivas han cambiado
sustancialmente (autoconciencia).
Sería la propia percepción humana de su realidad
consciente y de la existencia de otros animales (con los que ha vivido desde
siempre y son parte de su mundo) la que les obligaría a intentar establecer una
relación compleja y desconocida, que sería de base simbólica. Es decir, se
forma un nuevo mundo simbólico con
aquellos con los que siempre había convivido: los animales de su entorno (p. e.
arte paleolítico), pero bajo las formas simbólicas de la autoconciencia.
El mundo del arte paleolítico en el oeste de Europa
en el Paleolítico superior parece seguir estas consideraciones. Se pintan
muchos animales (no los más consumidos como alimento), aunque las preferencia son
notables (bisontes, caballos, toros,
etc.); se interacciona con ellos en formas propias de conductas espirituales (ubicaciones
ocultas, oscuras y de difícil acceso; existencia de los teriántropos), y cuando
el clima cambia y estos animales desaparecen en estos lugares por emigrar al
norte o simplemente desaparecen, el mundo simbólico creado desaparece
totalmente y para siempre, por lo menos en las formas propias del Paleolítico
superior.
¿Perduró el conocimiento de este cambio cognitivo
entre las poblaciones humanas posteriores al paleolítico, creando una huella en
las diversas historias sobre la creación de la humanidad desarrolladas a lo
largo de la Historia antigua? Pueden existir múltiples respuestas, pero ninguna
puede tener una respuesta válida científicamente, aunque todo es posible…..
- Betts,
M. W., Hardenberg, M., & Stirling, I. (2015): “How animals create human
history: Relational ecology and the Dorset-Polar Bear connection”. American Antiquity, 80(1), 89-112.
-
Bird-David, N. (1999): “Animism revisited: Personhood, environment, and
relational epistemology”. Current
Anthropology, 40, 67-91.
- Hill, E.
(2011): “Animals as agents: Hunting ritual and relational ontologies in
Prehistoric Alaska and Chukotka”. Cambridge
Archaeological Journal, 21(3), 407-426.
- Hill, E.
(2013): “Archaeology and animal persons: Towards a prehistory of human-animal
relations”. Environment and Society:
Advances in Research, 4, 117-136.
1 comentario:
Los mitos pueden ser muy informativos y sugerentes, pero nunca literales, siempre interpretables y sujeto a debate su sentido y origen. Sobre una cuestión parecida especulaba yo en este artículo sobre los cíclopes: https://www.academia.edu/31794030
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