martes, 10 de septiembre de 2019

Autodomesticación y nichos humanos


Las características de la evolución del género Homo se han relacionado por diversos autores como un proceso de autodomesticación. Se refieren principalmente al proceso por el que nuestro linaje evolucionó anatómicamente de unas formas arcaicas o robustas a los tipos gráciles o modernas del Homo sapiens, lo que principalmente se constata en los últimos 150/50.000 años. Los cambios que acompañan el proceso son primero biológicos o anatómicos y con cierta posteridad culturales (Theofanopoulou et al., 2017).

 Craneos de Neandertal y HAM
Estos estudios identifican y analizan las semejanzas de los datos genéticos y morfológicos estadísticamente significativos entre los Humanos Anatómicamente Modernos (HAM) y otras especies domesticadas. Los resultados obtenidos sugieren que los datos paleogenómicos pueden complementar el registro fósil y respaldar la idea de la autodomesticación en el Homo sapiens, como un proceso que probablemente se intensificó a medida que nuestra especie aumentó su demografía y desarrollo en su propio y exclusivo nicho humano/ecológico información sobre los nichos humanos en El concepto denicho en la evolución humana

Su análisis respalda los intentos de comprender la forma en que pudo realizarse el denominado síndrome de domesticación, explicando que su producción se debería en ciertas alteraciones en la transmisión de información genética a determinados linajes celulares, es decir, por la acción de los genes reguladores u Hox. Su acción se realizaría mediante la interrupción o alteración de la información que vaya a regular los programas de desarrollo de ciertos tejidos celulares durante el proceso de embriogénesis. Sería el caso de la denominada cresta neural (tejido embrionario formado por células migratorias multipotentes, que pueden producir tanto neuronas como células de soporte del sistema nervioso periférico, melanocitos y células endocrinas en las etapas tempranas de su desarrollo) donde los cambios de la programación podrían ser la fuente de las alteraciones que abarcan múltiples sistemas de órganos y estructuras morfológicas (Wilkins et al., 2014). Para más información en Genética de la evoluciónneurológica. Consecuencias arqueológicas y en Genes reguladores u Hox en la evolución y conducta humana



El hecho de que encontraran cambios relacionados con la cresta neural de los HAM en comparación con los neandertales / denisovanos, y que tales cambios también se encuentran en otras especies que pudieron haber sufrido un proceso de autodomesticación, refuerza la hipótesis de que este proceso de forma específica tuvo lugar en nuestro especie. Además de los genes y las vías relacionadas con la cresta neural, se han identificado elementos comunes relacionados con el desarrollo neuronal, la plasticidad sináptica y el mejoramiento del aprendizaje. Estos resultados están en línea con las afirmaciones de otros estudios sobre domesticación donde se la relaciona un cierto tipo de inteligencia (p. e. Hare, 2013; Carneiro et al., 2014; Freedman et al., 2016). Así, se sospecha que los subproductos del proceso de domesticación, como la mejora de la percepción sensorial-motora y las vías de aprendizaje, pueden proporcionar una base para habilidades comunicativas más complejas, incluido el aprendizaje de habilidades manuales y vocales. En este contexto, nuestra especie presenta una evolución anatómica de las regiones parietales del cerebro, involucradas en integración visoespacial, imaginación visual e integración entre cuerpo y ambiente. Ambos aspectos están involucrados en la capacidad tecnológica y en la complejidad social, dependiendo de los patrones de nuestras etapas vitales (adolescencia o longevidad), y se relacionan con cambios en los niveles de plasticidad cerebral. Es de esperar entonces que estos dos aspectos hayan interactuado a lo largo de la evolución del género humano, y sobre todo en el Homo sapiens (Bruner and Gleeson, 2019).

Los cinco cráneos de Dmanisi -Foto: M. Ponce de León
Como contrapunto se ha evidenciado cierta acumulación de alelos nocivos se ha descrito como el costo de la domesticación (Lu et al., 2006), que, de ser cierto, también podría existir un subproducto en la autodomesticación de los HAM. Un estudio como éste tiene varias limitaciones, pero sin duda nos pone en el camino de comprender la compleja evolución anatómica y cognitiva humana.

Comentarios. En definitiva, lo que se estudia son los cambios morfológicos y cognitivos que tuvieron los seres humanos dentro de su nicho o ecosistema particular (selección natural modificada por la cultura). Los estudios realizados apuntan a cambios producidos por la mutación de los genes reguladores (p. e. de la estructuración, modelación y proliferación de la cresta neural) sobre determinados tejidos en las fases tempranas del desarrollo embrionario. Se propone que unos pocos cambios en los genes Hox son capaces, en las primeras fases de la embriogénesis, de producir una serie de cambios en cascada que podrían tener efecto hasta el final del desarrollo fetal con el nacimiento.

Los cambios son tanto anatómicos como cognitivos, pero el problema surge al valorar cuáles de ellos fueron los más influyentes en la conducta y adaptación de los nuevos seres, de tal manera que serían capaces de cambiar los factores la selección natural en los nichos humanos en los que se produce el proceso evolutivo. En este punto, hay que valorar la gran diferencia existente entre la naturaleza anatómica y cognitiva de los animales susceptibles de domesticación, y la que tuvieron los seres humanos. Si en los primeros los cambios anatómicos parecen ser importantes (p. e. disminución de rasgos físicos que se relacionan con la agresividad) al otorgar a estas especies a un comportamiento más dócil que permita su adiestramiento o utilización alimentaria y/o económica, en los seres humanos estos factores parecen secundarios. Los cambios cognitivos parecen ser mucho más relevantes, pues permitieron profundizar en los caracteres culturales de estas poblaciones y, a su vez, volver a interferir en la selección natural de estos nichos humanos, para lograr un reforzamiento genético en forma de mejoras anatómicas que permitieran un mejor desarrollo cognitivo y mayor capacidad de adaptación a ecosistemas muy diferentes de los originales.

En esta situación, pensamos que el desarrollo de los cambios cognitivos ya apuntados de una mejor integración visoespacial, imaginación visual e integración entre cuerpo y ambiente, y de una mejor capacidad lingüística serían mucho más trascendentes a la hora de forzar los parámetros selectivos que los simples cambios anatómicos externos compatibles con una Neotenia funcional, los cuales pueden producirse como efectos colaterales de los cambios neurológicos trascendentales ocurridos en nuestra evolución. Los desarrollo en cascada, el aumento de la inmadurez neurología como consecuencia del aumento cerebral y complejidad funcional, pueden explicar la permanencia en los adultos de las formas anatómicas infantiles.

El término de autodomesticación hay que matizarlo detenidamente, a la vez que separarlo de los procesos de domesticación en animales realizados por humanos de forma intencionada. La espiral de evolución cognitiva que se produjo en los nichos cognitivos-culturales que crearon los componentes del género Homo, tuvo sus propias características en las que destaca su falta de intencionalidad en su creación y desarrollo en la mayor parte del tiempo de existencia de nuestro linaje. Lo que pudo hacerse después de alcanzar formas de autoconciencia y teoría de la mente altamente desarrollada es un tema que se escapa de la Prehistoria, pero que tampoco tendrían mucha relación con la tradicional domesticación realizada en animales. Realmente lo que se produce sería un proceso evolutivo llamado efecto Waldwin.

Bruner, E. and Gleeson, B. T. (2019). Body Cognition and Self-Domestication in Human Evolution. Front. Psychol. 21.
Carneiro, M., Rubin. C.J., Di Palma, F., Albert, F. W., Alföldi, J., Barrio, A. M., et al., (2014). Rabbit genome analysis reveals a polygenic basis for phenotypic change during domestication. Science. 2014; 345 (6200):1074–1079.
Freedman, A. H., Schweizer, R. M., Ortega-Del Vecchyo, D., Han. E., Davis, B. W., Gronau, I., et al.(2016). Demographically-based evaluation of genomic regions under selection in domestic dogs. PLoS Genet. 2016; 12 (3):e1005851.
Hare, B., and Woods, V. (2013). The genius of dogs: how dogs are smarter than you think. Penguin.
Lu, J., Tang, T., Tang, H., Huang, J., Shi, S., Wu, C. I. (2006). The accumulation of deleterious mutations in rice genomes: a hypothesis on the cost of domestication. Trends in Genetics. 2006; 22(3):126–131.
Theofanopoulou, C., Gastaldon, S., O'Rourke, T., Samuels, B. D., Messner, A., Martins, P. T. et al. (2017). Self-domestication in Homo sapiens: Insights from comparative genomics. PLoS ONE 12 (10): e0185306.
Wilkins, A. S., Wrangham, R. W. and Fitch, W. T. (2014). The “Domestication Syndrome” in Mammals: A Unified Explanation Based on Neural Crest Cell Behavior and Genetics. Genetics,

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