El estudio del simbolismo en el género Homo durante el
paleolítico representa uno de los problemas que menos se ha avanzado y,
posiblemente, más se ha discutido. Se han realizado numerosos estudios sobre su
producción y significado, pero sus conclusiones distan mucho de satisfacer
mínimamente a la comunidad científica que se interesa por estos
temas. Pienso, que su principal problema reside en la falta de un método
adecuado, que ofrezca las herramientas precisas para encauzar tan arduo
problema científico. Las formas metodológicas usadas hasta ahora por la
comunidad arqueológica se han mostrado insuficientes, visto lo parco de sus
conclusiones y de sus fundamentos teóricos. Esta permanente controversia y la
escasez de conclusiones con fundamentos adecuados hacen la necesidad de una
racionalización profunda del estudio del simbolismo paleolítico.
El simbolismo humano sería la
correlación o transmisión de toda idea, concepto o sentimiento a un determinado
medio de expresión o símbolo (objeto, sonido o conducta). De tal modo que, en
la sociedad en la que se desarrolle este proceso cognitivo, la percepción de
tal símbolo revive en las personas la idea, concepto o sentimiento que le dio
origen.
Dentro de
nuestro linaje, y es posible que en ancestros más antiguos, las primeras
muestras de simbolismo (elemental y con un nivel bajo de conciencia) se
centrarían en las formas lingüísticas, ya sea por medio de sonidos o gestos.
Así, de una forma paralela a la definición de simbolismo puede realizarse otra
del lenguaje:
El lenguaje humano puede
definirse como la transmisión voluntaria de todo pensamiento, concepto o
sentimiento, por medio de un sistema de representación simbólico socialmente
consensuado (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de interferir en
la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y comprendido
por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin determinado (simple
información, relación social y/o la posibilidad de realizar tareas en común).
Pero el
simbolismo en nuestro género es más amplio que el lingüístico, pues abarca toda
las conductas que tanto nos caracterizan. El lenguaje, las conductas
espirituales y/o religiosas, los adornos personales, los enterramientos
intencionados y las manifestaciones del arte paleolítico son muestras del
desarrollo de nuestro simbolismo. Todas son diferentes, pero todas tienen en
común los conceptos expresados en la definición realizada anteriormente. Si
existen esos puntos en común es que de alguna manera estaría enlazadas en su
origen y desarrollo, lo que hace que su estudio, al menos en un principio, deba
realizarse en común, para entender mejor el problema de su inicio y evolución.
Lo común de todas estas manifestaciones simbólicas sería
que siempre fueron realizadas por seres humanos, los cuales tenían unas
características psicobiológicas comunes a lo largo de su trayectoria evolutiva,
aunque cada especie tuviera las características propias de su grado evolutivo.
El simbolismo es consecuencia de las particularidades psicobiológicas de sus
creadores, por lo que no puede estudiarse si se ignoran las características de
su producción. Hay que establecer un método que explique las características
psicobiológicas de los seres humanos, así como de las formas de producción de
su conducta. Éste, al aplicarse a los datos arqueológicos de cada periodo,
sería el que nos aclarase las particularidades de tales conductas.
Lo
importante de este procedimiento serían las bases teóricas de las ciencias con
las que se realice el modelo interdisciplinario, pues serían las que
dieran valor científico a las conclusiones que se realicen. Tales conclusiones
no sería una interpretación subjetiva de los datos arqueológicos, pues, al
estar sujetas a las condiciones del modelo interdisciplinario, tendría una base
teórica mejor fundamentada, disminuyendo la subjetividad científica tan común
en este tipo de estudios.
En
el contexto simbólico del Paleolítico hasta la transición e inicio del
Paleolítico superior (Gravetiense), he realizado un trabajo sobre tales
manifestaciones usando el método anteriormente reseñado. En su elaboración ha
colaborado alguien que conoce perfectamente el registro arqueológico de tal
periodo, como es el caso del profesor de la UNED Mario Menéndez. En él se ha
seguido todas las consideraciones metodológicas que el modelo de comportamiento
indica y que ya se indicaron en otro apartado de este blog (Arte paleolítico.Consideraciones sobre su estudio). El trabajo está ya realizado, y publicado en
el número 4 (Nueva temporada) de la revista Tiempo,
Espacio y Forma de la UNED:
Resumen: La
capacidad de simbolización es un proceso evolutivo con diferentes etapas. La
elaboración de un método psicobiológico de análisis y de un modelo
interpretativo permite determinar los marcadores arqueológicos de este proceso
y ordenarlos en el tiempo y en el espacio. Así, proponemos un desarrollo en
fases a lo largo del Paleolítico europeo, con grandes diferencias regionales,
hasta la extensión continental del modelo en su más alto grado durante el
Gravetiense, con la aparición de los comportamientos religiosos generalizados.
El trabajo sigue la trayectoria metodológica indicada
anteriormente. Consta de los siguientes apartados:
I.- UNA METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS DEL SIMBOLISMO HUMANO. Se analizan las
diversas tendencias metodológicas que sobre la Arqueología cognitiva existen
según sus autores (Renfrew; Mithen; Merlin Donald; Noble y Davidson; Wynn y Coolidge; Hernando; Hodder, etc.), para comprobar que la mejor manera
de disminuir la subjetividad es con los métodos estructuralistas. Tras un
adecuado conocimiento de la psicobiología humana se concluye que el Estructuralismofuncional sería el mejor método que aplicar a los datos arqueológicos.
II.- ORIGEN,
DESARROLLO Y CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SIMBÓLICAS. Con las condiciones
deducidas del Estructuralismo funcional y los conocimientos que tenemos sobre
la conducta humana en el paleolítico, se inicia el estudio sobre el posible
origen y posterior desarrollo de la conducta simbólica humana hasta el
Gravetiense.
Cuadro con las características del Estructuralismo funcional |
En este apartado creo necesario
indicar que las conclusiones obtenidas no difieren mucho de todas aquellas que
indican las características neurológicas humanas como la causa de todo el
simbolismo de su conducta. Aunque tales conclusiones sean similares, nunca
iguales, hay que resaltar que las del presente trabajo son las deducciones de
un método interdisciplinario ampliamente realizado, lo que no pueden aportan las
demás trabajos.
III.- ARQUEOLOGÍA DEL SIMBOLISMO. Se estudian los datos arqueológicos
relacionados con las conductas simbólicas, indicando claramente el tiempo y el
lugar de su procedencia y ubicación arqueológica. Se analizan los adornos
personales, los primeros enterramientos (HN y HAM), el arte mobiliar y el
rupestre.
Esquema de la evolución del simbolismo en el Paleolítico |
IV.- CONDUCTAS SIMBÓLICAS PALEOLÍTICAS: UNA
INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS. Se intenta acoplar todos los datos dentro de la
evolución simbólica que se produjo en el Paleolítico. Esta evolución es un continuum heterogéneo en el tiempo y en el espacio, lo que dificulta la labor y puede mostrar cierto aspecto confuso, pero que nunca sería
lineal.
El trabajo no pretende ser ni
exhaustivo y ni dogmático. Primero por la gran limitación que las revistas de
arqueología imponen a sus autores, y segundo porque el tema así lo impone. El
estudio del simbolismo en el Paleolítico es un tema que requiere varios
procesos que funcionen al unísono. Destaca la producción del método
fundamentado en los datos actuales de las ciencias relacionadas con la conducta
humana (Biología evolutiva, Neurología, Psicología, Genética, Demografía,
Antropología social, Arqueología, Paleontología, lingüística, etc.), pero que
siempre estaría supeditados a nuevos descubrimientos que matizarían o indicarían
nuevos caminos en el estudio de nuestra conducta. Igualmente, son fundamentales
los datos arqueológicos, pues ellos son la base y guía de todos los
estudios sobre la conducta paleolítica; estando también sujetos a las
variaciones de nuevos descubrimientos. Por último, a la crítica razonada
y fundamentada sobre la realización del método y de su aplicación a los datos
arqueológicos, pues toda nueva introducción metodológica y su uso requiere un
amplio debate que señale posibles errores, matice posiciones e incluso
reoriente la dirección tomada en un sentido. Este aspecto no es nada nuevo,
pues sería la manifestación del ya conocido axioma de la tesis, antítesis y
síntesis.
El texto puede leerse íntegramente en la siguiente dirección:
* Rivera, A. y Menéndez, M.(2011): Las conductas simbólicas en el paleolítico. Un intento de comprensión yanálisis desde el estructuralismo funcional. Espacio, tiempo y forma.Serie I Prehistoria y arqueología. Nueva época nº 4.
No hay comentarios:
Publicar un comentario