martes, 26 de junio de 2018

La cocción en el Paleolítico (adaptación y/o evolución cognitiva)

El uso del fuego para cocer favorecía el aumento de la gama de alimentos utilizados, tanto de formas vegetales (raíces, bulbos o granos demasiados duros para comer) o animales. La cocción favoreció el uso intensivo de los nutrientes de la caza y recolección, la masticación y su asimilación en personas con grandes carencias de dientes, la eliminación de numerosos patógenos y exotoxinas, aumentando la digestibilidad general. Se incrementó enormemente el rendimiento energético y nutricional de los alimentos al poder cocer huesos troceados y crear formas de caldo al que se podrían añadir otras sustancias muy variadas (carne, vegetales, etc.) (Carmody et al. 2011; Speth, 2015; Zink et al. 2014). El uso del fuego como técnica de cocina se relaciona con objetos de forma cóncava (pieles, tripas, corteza de árboles, etc.) que contengan agua en su interior, pues pueden ponerse al fuego sin que se queme la parte en contacto directo con el calor, siempre y cuando continúe con agua, la cual hervirá y podrá cocerse en ella los alimentos (Speth, 2015).

Paleolítico medio

Su utilización se ha visto mediante testimonios indirectos, como sería el caso del descubrimiento en el Paleolítico medio europeo de una masilla alquitranada usada para afianzar los enmangues, obtenida de una combustión reductora (sin oxigeno) de la corteza de abedul, lo que lo relaciona con complejos mecanismos de cocción del agua (Pawlik & Thissen, 2011; Speth, 2015; Kozowyk et al., 2017). Los procesos de cocina y obtención de masilla (los dos son serendipias) parecen independientes, pero es muy posible que la cocción sea la causa del otro. Al buscar formas cóncavas donde poder hervir el agua (corteza de abedul) de alguna manera el proceso adquirió formas reductoras (pobreza de oxigeno al estar más o menos enterradas o aisladas del aire) obteniéndose fortuitamente la brea de abedul, que al enfriarse adquiría consistencia sólida, además de adherirse a lo que estuviera en contacto, siendo utilizado en el enmangue de útiles líticos (Speth, 2015; Kozowyk et al., 2017).

Sería otro ejemplo de serendipia, aunque en su desarrollo práctico se aprecian indicios de creatividad, para lo cual se precisaría una cognición causal desarrollada (grados 4, 5 y 6), como veremos más adelante. Otro indirecto testimonio arqueológico del uso del fuego en cocina ha sido establecido al relacionarlo con la paulatina disminución del tamaño de los dientes de los neandertales que se inició alrededor de los 100 ka, tendencia que podría sugerir el uso de comida más blanda y nutricional (cocinada), favoreciendo los fenotipos de dientes más pequeños (Wrangham & Conklin-Brittain, 2003). Igualmente, las prácticas de cocina relacionadas con la cocción se asocian con la molienda de los vegetales para su consumo (Henry et al., 2014; Speth, 2015). En Mozambique se ha constatado el uso de semillas (sorgo) por los primeros HAM hace al menos 105 Ka, lo que implicaría el uso de alguna forma de molienda no documentada (Mercader, 2009). En este contexto, se ha documentado utensilios para moler o morteros de piedra, los cuales se utilizaron para producir ocre en polvo, pero sin datos de su uso en la molienda de cereales (Roebroeks et al., 2012). La mejor evidencia se encuentra en los granos de almidón extraídos de un cálculo dental de un neandertal en Shanidar, pues están distorsionados de forma que sugieren una preparación culinaria en presencia de humedad (Henry et al. 2011). El origen de las posibles formas de molienda se explica con el desarrollo de la cognicióncausal de los grados 4, 5 y es posible que el 6 en periodos más recientes.

Grado 4: Comprensión diádica-causal separada. Este grado depende de la capacidad de tener dos o más representaciones mentales al mismo tiempo, pero de diferente etiología. Una directa observación sensorial y otra un recuerdo de experiencias similares, con el fin de comprender su relación causa-efecto. Se establece un razonamiento causal consciente del efecto observado (ropa en una silla) a la causa inobservada (su dueño, al que podemos reconocer, la dejó allí). Se observa una expansión de la memoria de trabajo para mantener más de dos representaciones mentales desiguales a la vez. Se reafirma la teoría de la mente al pensar que el otro actúa como lo haríamos nosotros.

Grado 5: Comprensión causal y mentalidad no-coespecífica. Lo mismo que el anterior pero con especies biológicas diferentes. Comprensión de la causa-efecto de las acciones de otras especies, realizado de forma indirecta (e. g. rastros de su desplazamiento) y con experiencias previas. Igualmente requiere cierto desarrollo de la memoria de trabajo.

Grado 6: Comprensión causal inanimada. Atribuir causas a objetos inanimados (e. g. ver caer una manzana cuando hay viento). La causa no se percibe directamente, sino que se infiere. Requiere la utilización de la memoria de trabajo y cierto desarrollo de la flexibilidad conductual (ligada al lenguaje y autoconciencia).



GRADOS DE COGNICIÓN CAUSAL

GRADO
CONCEPTO
EJEMPLO
CARACTERÍSTICAS
NECESIDADES
1
Comprensión causal individual
Relación entre una causa y su inmediato efecto

Golpe-caída

Individual
Percepción y atención
Aprendizaje por condicionamiento
2
Comprensión diádica-causal

Dos agentes diferentes por turnos en una acción conjunta
Dos agentes en una acción común alternante
Social
Entendimiento diádico-causal básico
¿Inicio de la teoría de la mente?
3
Lectura coespecífica de la mente ajena

La intención causal de las acciones de otros son similares a las mías.
La mirada de otro nos puede indicar sus intenciones
Social
Tus deseos, intenciones y creencias son similares a los míos. Mismos efectos
Inicio básico de la teoría de la mente

4
Comprensión diádica-causal separada

Tener dos o más representaciones mentales al mismo tiempo, pero diferentes en su producción (sensorial y memoria).
Conespecífico Pistas que se alejan de una fuente de agua, Inferir que sus autores saciaron su sed y se fueron a comer o descansar
Social
Observación sensorial y recuerdo de experiencias similares, comprender su relación causa-efecto existente entre ellos.
Teoría de la mente
Expansión de la memoria de trabajo
5
Comprensión causal y mentalidad no-coespecífica

Comprensión de la causa-efecto de las acciones de otras especies,
No- conespecífico
Comprensión de la causa-efecto: rastros de su desplazamiento
El desarrollo y diferencias entre los grados conespecíficos 3 y 4 y el grado 5 (no-coespecífico), es gradual dependiendo de la experiencia previa
Desarrollo de la memoria de trabajo
Experiencia  anterior
6
Comprensión causal inanimada


Atribuir causas a objetos inanimados

Caer una manzana cuando hay viento
Causa efecto

Individual
Memoria de trabajo, flexibilidad conductual, autoconciencia

7
Comprensión de la red causal

Nodos causales específicos de un dominio se conecta o enlaza a las redes causales de otros dominios diferentes

Ciencia

Individual
Memoria de trabajo, flexibilidad conductual,
lenguaje autoconciencia

Como puede comprobarse siempre se relacionan hechos, objetos, animales, personas, recuerdos que se perciben en ese momento o se tienen en la memoria. Esta podría ser la explicación del desarrollo de la cognición causal, donde dos o más estímulos de igual o diferente origen (sensoriales o memorísticos), creados por una percepción de forma simultánea y reiterada, son capaces, en un momento preciso, de relacionarse mediante mecanismos sinápticos y crear una red neurológica nueva, con una respuesta conductual diferente y nueva. La cual se acumula en el acervo cultural del grupo y serviría como nuevo elemento memorístico que correlacionar con otros elementos sensoriales obtenidos de la observación del medio ambiente. Sería el caso se la utilización de las piedras calientes que vemos en el siguiente apartado.

Paleolítico superior

Arqueológicamente vemos un desarrollo de la cocina para hacer hervir al agua y cocer los alimentos, mediante el uso de piedras calientes. En un medio donde echar el agua (tripas, pieles, madera), se introduce piedras calentadas al fuego de forma continuada hasta que hierva, continuando hasta que la comida esté hecha (Speth, 2015). El testimonio arqueológico es el hallazgo de piedras térmicamente alteradas (FCR) por los reiterados calentamientos al fuego y su enfriamiento más o menos brusco al introducirlas en el agua que se pretende hervir. Con estas características aparecen en el inicio del Paleolítico superior, haciéndose comunes al final del periodo y sobre todo en el Mesolítico (Nakazawa et al. 2009; Chatters et al. 2012).

Esta técnica parece una mejora creativa de la tecnología ya conocida en el Paleolítico medio de hervir el agua. La motivación podría haber sido por el aumento de los comensales o la necesidad de aumentar la duración de los envases (pieles, tripas, etc.), por medio de un calentamiento indirecto en lugar de exponerlos directamente al fuego (Speth, 2015). En este desarrollo se podría inferir cierta conducta creativa, consecuencia de la unión de diversos procesos, como son el conocimiento de la cocción en pieles húmedas, el interés de la meta culinaria y social (motivación) y la relación de hechos conocidos (piedras calientes), para realizar el traslado al agua del calor. Se precisaría el desarrollo de la cognición causal hasta los grados 4, 5 y el 6

Conclusiones

Se podría asumir que estos avances culinarios, fundamentales en la adaptación humana a cualquier ecosistema, se producen mediante procesos adaptativos al medio. Sin embargo, estas capacidades de adaptación solo son posibles tras cierto desarrollo cognitivo (grados de cognición causal), lo que tiene lugar tras la evolución cultural y social de las poblaciones humanas. No hay que olvidar que la evolución biológica nos dota de unas capacidades funcionales innatas (capacidades cognitivas elementales o básicas), tanto racionales (memoria, cierto nivel de funciones ejecutivas, atención y percepción) como las emociones primarias (miedo, enfado, tristeza y alegría/felicidad, asco y sorpresa). Nuestras características neurológicas y psicológicas necesitan de un medio ambiente adecuado, que previamente hay que crear (social, económico, tecnológico, lingüístico, etc.), para que las capacidades cognitivas básicas (racionales y emocionales) se desarrollen adecuadamente. Podría definirse como un nicho cultural-cognitivo que posibilite tal desarrollo.

Cuando la evolución neurológica sea suficiente y las características ambientales adquieran un nivel adecuado, pueden producirse nuevas capacidades de naturaleza sociocultural, las cuales sólo existían como potencialidad. Son las capacidades cognitivas emergentes (simbolismo, lenguaje, autoconciencia, escritura, etc.), que se transforman en actividades sociales, culturales, logísticas y simbólicas con un enorme poder adaptativo. 


Carmody, R. N.; Weintraub, G. S. & Wrangham, R.W. 2011. Energetic consequences of thermal and nonthermal food processing”. PANAS, 108, 19199–19203.
Henry, A. G., Brooks, A. S. & Pipermo, D. R. 2011. Microfossils in calculus demonstrate consumption of plants and cooked foods in Neanderthal diets (Shanidar III, Iraq; Spy I and II, Belgium). PANAS, 108, 486–491.
Kozowyk, P. R. B., Soressi, M., Pomstra, D. & Angejans, G. H. J. 2017. Experimental methods for the Palaeolithic dry distillation of birch bark: implications for the origin and development of Neandertal adhesive technology. Scientific Reportsvolume7, Article number: 8033
Mercader, J. 2009. Mozambican Grass Seed Consumption During the Middle Stone Age. Science, vol. 326:1680-1683.
Pawlik, A. F. & Thissen, J. P. 2011. Hafted armatures and multi-component tool design at the Micoquian site of Inden-Altdorf, Germany. Journal of Archaeological Science 38, 1699–1708.
Roebroeks, W., Sier, M. J., Kellberg Nielsen, T., De Loecker, D., Parés, J. M., Arps, Ch. E.S. & Mücher, H. J. 2012. Use of red ochre by early Neandertals. PANAS. 109(6): 1889–1894.
Speth, J. D. 2015. When Did Humans Learn to Boil? PaleoAnthropology, 54−67.
Zink, K.D.; Lieberman, D.E. & Lucas, P.W. 2014. Food material properties and early hominin processing techniques. Journal of Human Evolution 77, 155–166.
Wrangham, R.W. & Conklin-Brittain, N.L. 2003. Cooking as a biological trait. Comparative Biochemistry and Physiology A-Molecular and Integrative Physiology 136, 35–46.

No hay comentarios: