lunes, 19 de agosto de 2013

Tecnología ósea y neandertales

En este mes de Agosto se ha publicado en la revista PNAS (on-line) un interesante artículo sobre el descubrimiento en dos cuevas francesas (Dordoña: Abry Peyrony y Pech-de-l´Azé 1) de una industria ósea elaborada con tecnología propia del Paleolítico superior, pero en niveles Musterienses (Musteriense de tradición achelense). Se trata de cuatro alisadores fabricados de costillas de ungulados, estando realizadas mediante técnicas de pulido, lo que aparentemente solo se producía en el Paleolítico superior entre los Humanos Anatómicamente Modernos (Soressi et al. 2013).
   
Sin embargo, no es un caso único, pues son conocidos otros dos procesos similares. Serian los hallazgos de la cueva de Axlor (Cantabria) con fragmentos de de costilla o esquirlas de diáfisis alargadas que podrían ser alisadores, y Salzgitter-Lebenstedt (Alemania) sobre costillas de mamut igualmente trabajadas en sus extremos y adecuadas al uso como alisadores (Mozota, 2007). La cuestión es que tales hallazgos promueven la utilización de una tecnología ósea adecuada a tal materia prima, muy diferente a la tecnología lítica de percusión y retoque como métodos más usados. La datación y contexto de las cuevas francesas son claramente del Paleolítico medio, en niveles musterienses y sin estratos superiores de los HAM, lo que impide pensar en una  contaminación de éstos a los niveles inferiores.

- Abry Peyrony  con tres huesos en los niveles 3A y 3B dentro del estrato L-3. Están datados en 47,7-41,1 ka. Por radiocarbono.
- Pech-de-l´Azé I con un hueso en el estrato 4, asociado a un diente de neandertal juvenil. El nivel está datado en el 51,4 ka. Por termoluminiscencia.

Alisador hallado en Abri Peyrony (Soressi et al. 2013)

Estos hechos han suscitado cierta discusión sobre su significado, concluyendo los autores del artículo en que solo pueden existir tres posibilidades:
1.- Son consecuencia de una invención paralela e independiente.
2.- Son fruto de una tecnología ósea aportada por los HAM, lo que supondría que estos ya estarían en Europa en las fechas de datación de los hallazgos.
3.- Innovación de los neandertales que luego trasladaron a los HAM cuando llegaron a Europa.

Dependiendo de la conceptualización que se tenga de la transición paleolítica, así se elegirían una u otra alternativa. Unos apostarían por una creación propia de los neandertales con anterioridad a la legada de los HAM y posterior enseñanza a estos, la cual se acoplaría bien a las dataciones y a la tradicional secuencia de ocupación europea por parte de los HAM. Otros, realizarían una crítica de las dataciones o indicarían una intromisión de niveles más modernos a otros inferiores, con lo que todo quedaría como antes del descubrimiento, fueron los HAM los que desarrollaron tal tecnología. 

Problemas metodológicos e interpretativos

Tanto las posibilidades que los autores del trabajo exponen, como de las posible críticas a las dataciones o la posibilidad de alteraciones postdeposicionales, presentan los problemas que siempre han limitado el estudio de la transición paleolítica. Indicaré los más importantes:

- La excesiva utilización del concepto de simpleza cognitiva atribuida a los neandertales desde su descubrimiento, como contrapunto de una igualdad cognitiva con los HAM que hay que demostrar a toda costa. Tanto un extremo como otro limitan el estudio de la cognición de estas dos poblaciones humanas en los términos que los datos arqueológicos nos indiquen y una metodología adecuada nos permita interpretarlos con la menos subjetividad posible (Arqueología cognitiva). Tenemos a dos poblaciones humanas con importantes diferencias anatómicas (somáticas y neuronales), que desde hace 500.000 años evolucionan por líneas diferentes, es decir, a dos Humanidades, cuya semejanza o disparidad hay que estudiar en sus aspectos cognitivos, culturales, tecnológicos, sociales y lingüísticos, pero como una unidad de desarrollo conductual, no como elementos diferentes e independientes.


- La continuación de formas interpretativas antiguas y sin constaste arqueológico, como es el caso del difusionismo a ultranza. Se continua insistiendo de que los HAM llegaron a Europa con un Auriñaciense simple pero claro, con una tecnología lítica propia, y otra ósea de puntas de hueso y adornos. Cuando la realidad arqueológica solo indica la existencia de la tecnología ósea y los adornos en Europa, y solo ciertos antecedentes líticos de formas auriñacienses con el Baradostiense de los Zagros (Asia occidental).


- La falta de determinación de estudiar la realidad del desarrollo cultural paleolítico, pues este se corresponde con un continuun heterogéneo en el tiempo y en elespacio. Nada aparece de golpe, todo tiene su porqué y cómo de su aparición, solo que hay que crear los medios adecuados para su búsqueda e interpretación.

- La falta de compresión de la realidad cognitiva del género Homo. Se continua confundiendo capacidades cognitivas con realidades conductuales observables e individuales, cuando toda capacidad cognitiva necesita para su manifestación arqueológica de un desarrollo cognitivo mediado por las características medioambientales (culturales, económicas, sociales, lingüísticas, etc.). De igual forma, cada avance tecnológico, cultural y simbólico no se produce de forma independiente, sino que estaría asociado a otros proceso cognitivos y manifestaciones arqueológicas. Se necesita la creación y uso de un modelo de desarrollopsicobiológico para el estudio de la cognición y simbolismo humano en el Paleolítico.



La transición al Paleolítico superior es un proceso complejo, pues involucra a dos poblaciones (neandertales y HAM) y a diversos desarrollos tecnológicos, muchos de ellos convergentes, pero también los hay divergentes. Todo ello dentro de un marco geográfico, demográfico, social y cognitivo que no ha sido analizado en algunos aspectos trascendentes y difinitorios: su generalidad geográfica y las repercusiones estadísticas. La excesiva tradición tecnológica en este tipo de estudios, junto con la igualmente excesiva parcelación en sus yacimientos representativos (un solo yacimiento, en una zona geográfica o en una delimitada área europea) hace que, como dice el refrán, la visión de los árboles nos impida ver el bosque. Podría vales el ejemplo del Chatelperroniense y su producción de adornos. Siempre se cita los encontrados en el yacimiento de Grotte du Renne como muestra de la producción de adornos por partes de los neandertales del Chatelperroniense, pero siempre se obvia que solo hay adornos de esta cultura en 6 yacimientos, siendo una representación muy pobre, pues conocemos 125 yacimientos chatelperronienses (D´Errico et al. 1998).


Los neandertales fueron muy dependientes de la utilización de las pieles para su supervivencia en climas muy fríos y cambiantes. En general, debe de suponerse que tendrían una gran preocupación por el mejoramiento del tratamiento que daban a las pieles para obtener los mejores resultados. El uso de huesos alargados y planos (p. e. costillas de tamaño idóneo) se presta, con un mínimo de adaptación tecnológica, al uso de los mismos como alisadores. Con independencia de que se comprueben las fechas y se eliminan o no la posibilidad de alteraciones postdeposicionales, creo que los neandertales tenían la suficiente capacidad cognitiva (reflexividad y flexibilidad conductual) como para usar y transformar esos huesos, y usarlos en el trabajo de las pieles. Pero tales capacidades cognitivas necesitan de su desarrollo medioambiental, por lo que precisarían de un tiempo después de alcanzar evolutivamente estas capacidades (exaptación evolutiva o emergencia cognitiva) y de crear un medioambiente adecuado, como serían los yacimiento o zonas geográficas de importante población con gran interacción social y un obligado desarrollo lingüístico. Este sería el caso de la Dordoña francesa, tan rica en yacimientos del Musteriense avanzado o final.

Con la llegada de los HAM se produciría una interacción poblacional con las neandertales, provocaron nuevos problemas sociales, logísticos y demográficos. Estos, acrecentados por las características climáticas del momento, forzaron la creación de nuevas conductas más complejas y adaptativas (reflexividad y flexibilidad conductual). Ambos grupos pudieron desarrollar diversos tipos de conductas simbólicas de forma simultánea (Auriñaciense arcaico, Chatelperroniense y Uluzziense), aunque con características y grado de desarrollo diferentes, pues mientras que todos los HAM se asimilan a conductas simbólicas (Auriñaciense), solo algunos neandertales se encuentran en la misma situación (Chatelperroniense y Uluzziense). Serían el reflejo conductual de su respectivo desarrollo cognitivo, facilitado y limitado a sus propias capacidades psicobiológicas y el medio ambiente en el que vivan. Así pues, lo más llamativo fue la existencia simultánea de conductas con diferente grado de desarrollo cognitivo:

- Sin simbolismo (Musteriense tardío, Musteriense con puntas de Chatelperron sin tecnología laminar).
- Con simbolismo (Chatelperroniense clásico, Auriñaciense arcaico con puntas de Chatelperron y abundantes elementos de sustrato, Auriñaciense arcaico sin elementos musterienses, Fumariense, etc.) (Rivera, 2009).

Hay que destacar que los dos modelos de desarrollo cognitivo y conductual tuvieron lugar prácticamente en un mismo periodo de tiempo, (Fortea Pérez, 1999; Maroto et al. 2005; Rivera, 2009), posiblemente de carácter independiente el tecnológico y más relacionado con las poblaciones el simbólico (Rivera, 2008). Esta compleja producción, junto con el estancamiento cultural de otros grupos de neandertales, es causa del típico aspecto de mosaico (Straus, 2005).

Como puede apreciarse mucho trabajo queda por hacer, y no solamente en el terreno de las excavaciones, sino en el posterior de la interpretación de los datos arqueológicos. En este campo interpretativo es donde la Arqueología cognitiva más campo tiene, pero es donde menos desarrollo y aceptación se ha logrado.

* D'Errico, F.; Zilhao, J.; Julien, M.; Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998): “Neanderthal acculturation in western Europe? A critical review of the evidence and its interpretation”. Current Anthropology, 39 (supl.): 1-44.
* Fortea Pérez, J. (1999): “Abrigo de La Viña. Informe y primera valoración de las campañas 1995 a 1998”. Excavaciones Arqueológicas en Asturias 1995-1998. 31-42.
* Maroto, J.; Vaquero, M.; Arrizabalaga, A.; Baena, J.; Carrión, E.; Jordá, J. F.; Martinón, M.; Menéndez, M.; Montes, R. y Rosell, J. (2005): “Problemática cronológica del final del Paleolítico Medio en el Norte Peninsular”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática. Santander. Museo de Altamira. Monografías, 20: 101-114.
* Mozota, M. (2007): “El hueso como materia prima: Las industrias óseas del final del Musteriense en la región cantábrica. Los niveles B-C-D de Axlor”. Universidad de Cantabria.
* Rivera, A. (2008): “Cognición y conducta de neandertales y humanos modernos”. Revista Portuguesa de Arqueología. Vol. 11(1): 5-32.
* Rivera, A. (2009): “La conducta moderna en el Paleolítico superior inicial”. Espacio, tiempo y forma. Serie I, Prehistoria y Arqueología. Nueva época, 2.
* Soressi, M.; McPherron, S. P.; Lenoir, M.; Dogandzi, T.; Goldberg, P.; Jacobs, Z.; Maigrot, Y.; Martisius, N.; Miller, CH.; Rendu, W.; Richards, M.;  Skinner, M.; Steele, T.; Talamo, S. and Texier, J-P (2013): “Neandertals made the rst specialized bone tools in Europe”. PNAS.
* Straus, L. G. (2005): “A mosaic of change: the Middle–Upper Palaeolithic transition as viewed from New Mexico and Iberia”. Quaternary International. 137: 1, p. 47-67.

jueves, 1 de agosto de 2013

Conductas simbólicas en el Paleolítico

El estudio del simbolismo en el género Homo durante el paleolítico representa uno de los problemas que menos se ha avanzado y, posiblemente, más se ha discutido. Se han realizado numerosos estudios sobre su producción y significado, pero sus conclusiones distan mucho de satisfacer mínimamente a la comunidad científica que se interesa por estos temas. Pienso, que su principal problema reside en la falta de un método adecuado, que ofrezca las herramientas precisas para encauzar tan arduo problema científico. Las formas metodológicas usadas hasta ahora por la comunidad arqueológica se han mostrado insuficientes, visto lo parco de sus conclusiones y de sus fundamentos teóricos. Esta permanente controversia y la escasez de conclusiones con fundamentos adecuados hacen la necesidad de una racionalización profunda del estudio del simbolismo paleolítico.

Todo estudio racional de cualquier proceso debe comenzar por una delimitación conceptual del tema a estudiar, es decir, de una definición que intente en lo posible abarcar sus propios límites teóricos. Siguiendo tales premisas se puede definir el simbolismo de la siguiente manera:

El simbolismo humano sería la correlación o transmisión de toda idea, concepto o sentimiento a un determinado medio de expresión o símbolo (objeto, sonido o conducta). De tal modo que, en la sociedad en la que se desarrolle este proceso cognitivo, la percepción de tal símbolo revive en las personas la idea, concepto o sentimiento que le dio origen.

Dentro de nuestro linaje, y es posible que en ancestros más antiguos, las primeras muestras de simbolismo (elemental y con un nivel bajo de conciencia) se centrarían en las formas lingüísticas, ya sea por medio de sonidos o gestos. Así, de una forma paralela a la definición de simbolismo puede realizarse otra del lenguaje:

El lenguaje humano puede definirse como la transmisión voluntaria de todo pensamiento, concepto o sentimiento, por medio de un sistema de representación simbólico socialmente consensuado (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de interferir en la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y comprendido por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin determinado (simple información, relación social y/o la posibilidad de realizar tareas en común).

Pero el simbolismo en nuestro género es más amplio que el lingüístico, pues abarca toda las conductas que tanto nos caracterizan. El lenguaje, las conductas espirituales y/o religiosas, los adornos personales, los enterramientos intencionados y las manifestaciones del arte paleolítico son muestras del desarrollo de nuestro simbolismo. Todas son diferentes, pero todas tienen en común los conceptos expresados en la definición realizada anteriormente. Si existen esos puntos en común es que de alguna manera estaría enlazadas en su origen y desarrollo, lo que hace que su estudio, al menos en un principio, deba realizarse en común, para entender mejor el problema de su inicio y evolución.

Lo común de todas estas manifestaciones simbólicas sería que siempre fueron realizadas por seres humanos, los cuales tenían unas características psicobiológicas comunes a lo largo de su trayectoria evolutiva, aunque cada especie tuviera las características propias de su grado evolutivo. El simbolismo es consecuencia de las particularidades psicobiológicas de sus creadores, por lo que no puede estudiarse si se ignoran las características de su producción. Hay que establecer un método que explique las características psicobiológicas de los seres humanos, así como de las formas de producción de su conducta. Éste, al aplicarse a los datos arqueológicos de cada periodo, sería el que nos aclarase las particularidades de tales conductas.


Lo importante de este procedimiento serían las bases teóricas de las ciencias con las que se realice el modelo interdisciplinario, pues serían las que dieran valor científico a las conclusiones que se realicen. Tales conclusiones no sería una interpretación subjetiva de los datos arqueológicos, pues, al estar sujetas a las condiciones del modelo interdisciplinario, tendría una base teórica mejor fundamentada, disminuyendo la subjetividad científica tan común en este tipo de estudios.    

En el contexto simbólico del Paleolítico hasta la transición e inicio del Paleolítico superior (Gravetiense), he realizado un trabajo sobre tales manifestaciones usando el método anteriormente reseñado. En su elaboración ha colaborado alguien que conoce perfectamente el registro arqueológico de tal periodo, como es el caso del profesor de la UNED Mario Menéndez. En él se ha seguido todas las consideraciones metodológicas que el modelo de comportamiento indica y que ya se indicaron en otro apartado de este blog (Arte paleolítico.Consideraciones sobre su estudio). El trabajo está ya realizado, y publicado en el número 4 (Nueva temporada) de la revista Tiempo, Espacio y Forma de la UNED:

Resumen: La capacidad de simbolización es un proceso evolutivo con diferentes etapas. La elaboración de un método psicobiológico de análisis y de un modelo interpretativo permite determinar los marcadores arqueológicos de este proceso y ordenarlos en el tiempo y en el espacio. Así, proponemos un desarrollo en fases a lo largo del Paleolítico europeo, con grandes diferencias regionales, hasta la extensión continental del modelo en su más alto grado durante el Gravetiense, con la aparición de los comportamientos religiosos generalizados.
El trabajo sigue la trayectoria metodológica indicada anteriormente. Consta de los siguientes apartados:

I.- UNA METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS DEL SIMBOLISMO HUMANO. Se analizan las diversas tendencias metodológicas que sobre la Arqueología cognitiva existen según sus autores (Renfrew; Mithen; Merlin Donald; Noble y Davidson; Wynn y Coolidge; Hernando; Hodder, etc.), para comprobar que la mejor manera de disminuir la subjetividad es con los métodos estructuralistas. Tras un adecuado conocimiento de la psicobiología humana se concluye que el Estructuralismofuncional sería el mejor método que aplicar a los datos arqueológicos. 
 
Esquema del Estructuralismo funcional
II.- ORIGEN, DESARROLLO Y CARACTERÍSTICAS DE LAS CONDUCTAS SIMBÓLICAS. Con las condiciones deducidas del Estructuralismo funcional y los conocimientos que tenemos sobre la conducta humana en el paleolítico, se inicia el estudio sobre el posible origen y posterior desarrollo de la conducta simbólica humana hasta el Gravetiense.

Cuadro con las características del Estructuralismo funcional
En este apartado creo necesario indicar que las conclusiones obtenidas no difieren mucho de todas aquellas que indican las características neurológicas humanas como la causa de todo el simbolismo de su conducta. Aunque tales conclusiones sean similares, nunca iguales, hay que resaltar que las del presente trabajo son las deducciones de un método interdisciplinario ampliamente realizado, lo que no pueden aportan las demás trabajos.  

III.- ARQUEOLOGÍA DEL SIMBOLISMO. Se estudian los datos arqueológicos relacionados con las conductas simbólicas, indicando claramente el tiempo y el lugar de su procedencia y ubicación arqueológica. Se analizan los adornos personales, los primeros enterramientos (HN y HAM), el arte mobiliar y el rupestre.

Esquema de la evolución del simbolismo en el Paleolítico
IV.- CONDUCTAS SIMBÓLICAS PALEOLÍTICAS: UNA INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS. Se intenta acoplar todos los datos dentro de la evolución simbólica que se produjo en el Paleolítico. Esta evolución es un continuum heterogéneo en el tiempo y en el espacio, lo que dificulta la labor y puede mostrar cierto aspecto confuso, pero que nunca sería lineal.
 
Esquema del trabajo sobre el simbolismo
El trabajo no pretende ser ni exhaustivo y ni dogmático. Primero por la gran limitación que las revistas de arqueología imponen a sus autores, y segundo porque el tema así lo impone. El estudio del simbolismo en el Paleolítico es un tema que requiere varios procesos que funcionen al unísono. Destaca la producción del método fundamentado en los datos actuales de las ciencias relacionadas con la conducta humana (Biología evolutiva, Neurología, Psicología, Genética, Demografía, Antropología social, Arqueología, Paleontología, lingüística, etc.), pero que siempre estaría supeditados a nuevos descubrimientos que matizarían o indicarían nuevos caminos en el estudio de nuestra conducta. Igualmente, son fundamentales los datos arqueológicos, pues ellos son la base y guía de todos los estudios sobre la conducta paleolítica; estando también sujetos a las variaciones de nuevos descubrimientos. Por último, a la crítica razonada y fundamentada sobre la realización del método y de su aplicación a los datos arqueológicos, pues toda nueva introducción metodológica y su uso requiere un amplio debate que señale posibles errores, matice posiciones e incluso reoriente la dirección tomada en un sentido. Este aspecto no es nada nuevo, pues sería la manifestación del ya conocido axioma de la tesis, antítesis y síntesis.

El texto puede leerse íntegramente en la siguiente dirección: 
* Rivera, A. y Menéndez, M.(2011): Las conductas simbólicas en el paleolítico. Un intento de comprensión yanálisis desde el estructuralismo funcional. Espacio, tiempo y forma.Serie I Prehistoria y arqueología. Nueva época nº 4.