sábado, 31 de octubre de 2009

Variaciones climáticas.

De las características de los núcleos de hielo se han conocido muchos de los aspectos climáticos del paleolítico de lo que no se tenia prácticamente ningún conocimiento, a la vez que se confirmaron otros que si se intuían. Sin embargo, aparecen varias preguntas sobre su uso:

- ¿Qué parámetros climáticos indican?

Lo que se puede registrar en los niveles de hielo de cada año de estos núcleos son moléculas de gases atmosféricos depositadas en ellos, destacando el oxigeno del momento. La temperatura ambiente (se consideraría como reflejo de la temperatura media invernal del lugar) está en directa relación con ciertos isótopos del oxigeno (d18O), disminuyendo estos cuando hace más calor. Los valores de este isótopo nos ofrece una curva con las variaciones de la temperatura media invernal. Naturalmente, si en vez del isótopo del oxígeno se utiliza otras moléculas, las curvas resultantes serían un medición anual de las mismas en la atmósfera, estando en directa relación con los medios de producción. Podría ser el caso de las variaciones de CO2 ambiental producido por las plantas, si este aumenta es que la vegetación global fue en ese año mayor que en otros en los que disminuyó.

- ¿Estas secuencias son únicas de Groelandia o son un reflejo de los cambio del clima en el hemisferio norte, y los sondeos en la Antártida del hemisferio sur?

De forma paralela se han efectuado diversos sondeos en lugares específicos con importante sedimentación, lo suficientemente amplia como para permitir una información coherente respecto del clima que existía en el momento de su formación. Los perfiles y relación cronológica de todas estas curvas pueden adaptase muy bien a los datos obtenidos de los núcleos de hielo, aunque como es lógico la exactitud no puede ser absoluta.



Comparación de los diagramas polínicos del Lago Grande de Monticchio y del sedimento marino MD95-2042 con la escala temporal del GISP2.Se aprecia como durante los periodos de calentamiento brusco que siguen a la masiva suelta de hielo glaciar durante un máximo de frío o eventos Heinrich (H), se produce un aumento de la temperatura y humedad junto con una disminución de plantas esteparias en el núcleo MD95-2042, y un aproximado aumento de la tasa de polen de árboles respecto de las hierbas, en el sedimento del Lago Grande de Monticchio.

Los que más atañen a la Península Ibérica son: MD95-2042 al suroeste (Shackleton et alii., 2000), MD95-2043 al sureste (Sanchez Goñi et alii., 2002) y MD99-2331 al noroeste (Naughton et alii., 2007). También en sedimentos lacustres como en el Lago Grande de Monticchio (Watts et alii., 2000), y en los depósitos estalagmíticos (spelothems), como Vil9 en Francia (Genty et alii., 2003), con resultados parecidos. Estas comparaciones pueden dar una información precisa sobre el clima en zonas geográficas más delimitadas. Sin embardo, el clima de zonas en particular obedece a muchas causas (microclimas), por lo que en la actualidad la obtención de precisos estudios climáticos de los yacimientos presentan problemas aún no resueltos del todo. Uno de ellos sería la precisa ubicación cronológica de los datos arqueológicos que contrastar con nuestros estudios climatológicos.

- ¿Qué conclusiones deducimos de sus datos?

El estudio conjunto de todos estos registros (marinos, polares, lacustres y estalagmíticos) confirmaron la existencia de grandes fluctuaciones climáticas, que se denominaron oscilaciones Dansgaard/Oeschger (D/O). Se ha comprobado que tales cambios climáticos tuvieron una repercusión rápida (entre 150/200 y unas pocas decenas de años) e importante en los ecosistemas europeos, con una notable intensidad que pueden llegar a cambios de la temperatura media invernal en Europa entre 7 y 10 ºC (Dansgaard et alii., 1993; Genty et alii., 2003; Rivera, 2004; Sánchez Goñi, 2002; Van Andel y Tzedakis, 1997), lo que pudo condicionar la conducta de las poblaciones de las áreas geográficas que dieron lugar a tales depósitos. Estos cambios climáticos se producían con cierta periodicidad, registrándose 22 en los últimos 90.000 años. Al ser períodos cálidos también se llaman interestadiales IS (Greenland Interstadials, GI).

En 1988 el geofísico alemán H. Heinrich descubrió una sucesión de niveles arenosos acumulados en una meseta submarina del golfo de Vizcaya, que posteriormente en los años 1992-1993 comprobó que correspondían con los sedimentos originados a partir de una serie de deshielos de enorme amplitud que se produjeron en los casquetes polares del hemisferio norte. Cada uno de estos masivos deshielos, con sus sedimentos correspondientes llamados Ice Rafted Detritus (IRD), dio lugar a una gran invasión de icebergs en el Atlántico Norte, produciéndose en la zona un aumento de agua dulce y fría con una importante alteración de las corrientes oceánicas cálidas de Gulf Stream. Durante este proceso se produce un enfriamiento generalizado de las temperaturas de la zona con importante repercusión en Europa. Con posterioridad a su desarrollo tiene lugar un aumento brusco de la temperatura del agua oceánica y del aire, atemperando notablemente el clima europeo (oscilación D/O). Estos fenómenos de descarga masiva de hielo, denominados eventos Heinrich (EH), coinciden con el inicio de determinadas oscilaciones Dansgaard/Oeschger, que por ser de mayor cuantía y estar mucho mejor delimitadas en el tiempo por sus correspondientes señales sedimentarias en los fondos marinos del Atlántico Norte (Cortijo et alii., 2000; Chapman et alii., 2000), pueden servirnos en la ubicación temporal de los cambios climáticos más importantes y generales acaecidos en Europa durante el Paleolítico. Sus cronologías pueden variar un poco en función de las escalas cronológicas que usemos, aunque en general son similares:

H1 u oscilación O/D 1 (Bolling).14-15.000 BP.
H2 u oscilación O/D 2 (Laugerei).23-24.000 BP.
H3 u oscilación O/D 4 (Tursac-Salpetriere). 28-29.000 BP.
H4 u oscilación O/D 8 (Les Cottes). 38-39.000 BP.
H5 u oscilación O/D 12 (Hengelo). 45-46.000 BP.

Las escalas temporales (NortGRIP “ss09sea”, GISP2 Meese-Sowers y NortGRIP GICCO5) nos muestran claramente las mismas variaciones climáticas y su relación temporal, pero son los análisis de las grandes cuencas de sedimentación marina o lacustre los que nos pueden dar una información más detallada del clima y flora que tuvieron las áreas geográficas que generaron tales deposiciones. En general, los datos que estos estudios sedimentarios nos aportan son muy interesantes, destacando los siguientes (Rivera, 2004):

- Los registros del polen de los sedimentos, la cuantificación de las temperaturas de la superficie del mar donde se generó el sedimento (SST), la temperatura del aire continental (d18O) y la biomasa vegetal (d¹³C de los espeleotemas), presentan unas oscilaciones con un importante parecido a las que registran los núcleos de hielo polares.

- Existe cierto retraso entre la alteración climática en el Atlántico Norte y el cambio del ecosistema continental. En líneas generales se cifra en unos 150/200 años, sobre la base de la comparación de los cambios detectados en la superficie del mar (SST) y el tiempo en que en esos mismos sedimentos se tarda en variar las características del polen y su correspondiente alteración de la biomasa vegetal (Genty et alii., 2003; Sánchez Goñi, 2002).

- En la correlación de los núcleos marinos y lacustres con las escalas temporales de los núcleos polares no tenemos la certeza sobre una cronología idéntica, siendo pues una suposición lógica (Sánchez Goñi, 2002), aunque los datos cronológicos aportados por los espeleotemas de Vil9 basados en la exacta tecnología del U/Th (TIMS), parecen confirmar tal suposición, si bien dentro de la propia limitación de la escala temporal del núcleo polar que usemos.

-Tras los EH más fríos se producen un aumento de la temperatura más amplio, mientras que las oscilaciones D/O siguientes parecen tener menos entidad. Por tanto, el final de las oscilaciones templadas D/O no tiene por qué acabar con un frío intenso que hiele el suelo, sino continuar con un clima relativamente frío (Genty et alii., 2003; Watts et alii., 2000). Así, se ha comprobado en el Lago Grande de Monticchio y en Vil9 cómo no se ha helado el suelo en profundidad (permafrost), permitiendo el crecimiento de la estalactita y la más rápida recuperación de la vegetación en la próxima oscilación D/O.

- No todas las oscilaciones tienen la misma repercusión en las diversas zonas geográficas del continente. En este sentido, pueden establecerse algunas diferencias entre el área mediterránea y la zona de influencia atlántica, al comparar los datos de ambos núcleos marinos, sobre todo en los EH y las oscilaciones D/O que originan, pues tienen una mayor repercusión climática. La mayor diferencia se centra en los distintos valores que registran los EH 4 y 5 en las dos zonas, pues aunque ambas fases climáticas son frías en las dos áreas, el EH 5 es mucho más acusado en la zona atlántica que en la mediterránea, ocurriendo lo contrario en el EH 4. La aridez predomina en ambas zonas y en los dos períodos, pues en el área de influencia atlántica sólo alcanza la mitad de precipitaciones que en la actualidad, mientras que en el área mediterránea sólo llega a un tercio de precipitaciones recogidas en el presente. En los interestadiales o fases templadas las temperaturas presentan un intervalo amplio (11/1 ºC) en el área atlántica con una media similar a la actual (5 ºC), mientras que en la zona de influencia mediterránea los datos son más homogéneos (8/4 ºC) alrededor de cifras similares a la actual (5ºC). En general estos períodos son templados y húmedos (Sánchez Goñi, 2002).

Un aspecto muy importante es la posible correlación entre las alteraciones climáticas (tanto de temperatura como de la flora) y las poblaciones humanas que existieron en las zonas donde se formaron los sedimentos a estudiar (Finlayson y Carrión, 2007, Sánchez Goñi y d´Errico, 2005; Sepulchre et alii., 2007), no cabe duda que un gran campo se está iniciando con toda esta abundante y bien documentada información que nos está llegando en la actualidad.

Las continuas correcciones de las fechas de calendario de las escalas temporales nos indican, cada vez con mejor precisión cronológica, la ubicación temporal de los cambios climáticos que tuvieron lugar en Europa. Así, podemos usar la escala del NortGRIP GICCO5 como referencia de nuestras dataciones arqueológicas. No obstante, aunque persista la idea de tener una buena escala temporal, es posible que en los próximos años sufra nuevas correcciones. En el intento de mantener una objetividad lo más amplia posible, siempre hay que indicar que tipo de escala estamos usando, pues como ya hemos visto existen diferencias y actualizaciones permanentemente.


Cuadro que relaciona la cronología de las variaciones climáticas registradas en el GICC05 (oscilaciones Dansgaard/Oeschger, D/O; Greenland Interstadials, GI; eventos Heinrich, EH).

* Cortijo, E.; Labeyrie, L.; Elliot, M.; Balbon, E. y Tisnerat, N. (2000): “Rapid climatic variability of the North Atlantic Ocean and global climate: a focus of the IMAGES program”. Quaternary Science Reviews, 19.
* Chapman, M.; Shackleton, N. y Duplessy, J. C. (2000): “Sea surface temperature variability during the last glacial-interglacial cycle: assessing the magnitude and pattern of climate change in the North Atlantic”. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 157:1-25.
* Dansgaard, W.; Johnsen, S. J.; Clausen, H. B. et alii., (1993): “Evidence for general instability of past climate from a 250-kyr Ice-core record”. Nature. 364: 218-220.
* Finlayson, C. y Carrión, J. S. (2007): “Rapid ecological turnover and its impact on Neanderthal and other human populations”. Trends in Ecology and Evolution, 22: 213-222.
* Genty, D.; Blamart, D.; Ouahdi. R.; Gilmour, M.; Baker, A.; Jouzel, J. y Van-Exter, S. (2003): “Precise dating of Dansgaard-Oeschger climate oscillations in western Europe from stalagmite data”. Nature. 421: 833-837.
* Naughton, F.; Sánchez Goñi, M.F.; Desprat, S.; Turon, J.-L.; Duprat, J.; Malaizé, B.; Joli, C.; Cortijo, E.; Drago T. y Freitas, M.C. (2007): “Present-day and past (last 25 000 years) marine pollen signal off western Iberia”. Marine Micropaleontology, 62: 91-114.
*  Rivera, A. (2004): “Paleoclimatología y cronología del Würm reciente: Un intento de síntesis”. Zephyrus. LVII: 27-53.
* Sánchez Goñi, M. F.; Cacho, I.; Turon, J. J.; Guiot, J.; Siero, F. J.; Peypouquet, J. P.; Grimalt, J. O. y Shackleton, N. J. (2002): “Synchronity between marine and terrestrial responses to millennial scale climatic variability during the last glacial period in the Mediterranean region”. Climate Dynamics, 19: 95-105.
* Sánchez Goñi, M. F. y d´Errico, F. (2005): “la historia de la vegetación y el clima del último ciclo climático (OIS5-OIS1, 140-10.000 años BP) en la Península Ibérica y su posible impacto sobre los grupos paleolíticos. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico:hacia una revisión actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 115-129. Santander.
* Sepulchre, P.; Ramstein, G.; Kageyama, M.; Vanhaeren, M.; Krinner, G.; Sánchez-Goñi, M-F. y d'Errico, F. (2007): “H4 abrupt event and late Neanderthal presence in Iberia”. Earth and Planetary Science Letters 258: 283–292.
* Shackleton, N. J., Hall, M. A. y Vincent, E. (2000): “Phase relationships between millennial-scale events 64,000-24,000 years ago”. Paleoceanography 15: 565-569.
* Van Andel, T. H. y Tzedakis, P. C. (1997): “Priority and opportunity; Reconstructing the European Middle Palaeolithic climate and landscape”. En Science in Archaeology: An Agenda for the Future. (ed). J. Bailey. London: English Heritage.
* Watts, W.A.; Allen, J.R.M. y Huntley, B. (2000): “Palaeoecology of three interstadial evens during oxygen-isotope Stages 3 and 4: a lacustrine record from Lago Grande di Monticchio, southern Italy”. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 155:83-93.

sábado, 24 de octubre de 2009

Núcleos de hielo y clima del Paleolítico

En estos últimos años se viene hablando de las características climáticas del paleolítico en función de los datos que nos aportan una serie de núcleos de hielo conseguidos en Groenlandia y en la Antártida.

Los primeros y más conocidos se realizaron a finales del siglo pasado en zonas donde existía una importante sedimentación de hielo. En Groenlandia destaca GRIP (Greenland Ice Core Project) (Dansgaard et alii., 1993) y GISP2 (Greenland Ice Sheet Program) (Grootes et alii., 1993), y en la Antártida (Vostok) (Blunier y Brook, 2001). En todos ellos se apreciaron importantes variaciones climáticas dentro de un marco cronológico accesible. De estos núcleos de hielo se está intentado adquirir información precisa sobre dos aspectos fundamentales para la investigación prehistórica: la creación de una escala temporal o de calendario lo más exacta posible, y la descripción y correcta ubicación temporal de los cambios climáticos que se aprecian en sus trazados.

Las escalas temporales más conocidas y que mejor información ofrecían en un principio eran los núcleos polares GRIP y GISP2, separados sólo por 28 kilómetros. Sin embargo, entre ellos existe una diferencia de años importante, sobre todo a partir del 14.000 BP, durante todo el periodo del Würm reciente y parte del antiguo, aunque sobre el 55.000 BP vuelven a presentar fechas más homogéneas. Esta desviación cronológica llega a tener unos 3.000 años (Jöris y Weninger, 1998), constituyen el principal problema cronológico que plantean los diferentes núcleos de hielo obtenidos. El computo de los milenios del pasado son los mismos en todos ellos, pero la ubicación en un calendario real de los eventos climáticos observados no siempre tienen la misma relación temporal, lo que dificulta la precisión cronológica.


Se necesitaba nuevas comparaciones para poder solucionar tales discrepancias y obtener información más precisa. Tal calibración se intentó a partir de otras perforaciones realizadas de forma más o menos contemporánea (Camp Century, Dye-3, Renland y NortGRIP). En este sentido destaca el núcleo polar NortGRIP (North Greenland Ice Core Project) (Andersen et alii., 2004; Johnsen et alii., 2001), a 300 Km más al norte que las anteriores, pues aporta nuevas y extensas informaciones sobre estas cuestiones.

Sin embargo, la mejor calibración temporal aportada por este último núcleo no lograba solucionar totalmente el problema. Había que perfeccionar el método de recuento de las capas anuales, y utilizar diversos procesos naturales con carácter puntual pero bien conocidos en el momento de su producción, como puntos de calibración de estas escalas temporales. Así, se realizó el modelo GRIP “ss09sea” como mejoramiento de la cronología del GRIP, lográndose por medio de un uso más correcto de los valores isotópicos del agua del mar (d18O/16O), que corregían al modelo de simple acumulación de hielo (capas anuales que se contaban). De igual forma, con estos conceptos se logró una mejor adaptación a la cronología del GISP2. El modelo de GISP2 Meese-Sowers se basa en el recuento visual de las capas anuales de su estratigrafía, junto con la dispersión de la luz lasser y la medida de la conductividad eléctrica del hielo sólido (Meese et alii., 1997). El núcleo de hielo NortGRIP utiliza las correcciones usadas en el modelo GRIP “ss09sea” .

Otro método empleado en la corrección de estas escalas temporales, es la obtención de datos cronológicos en depósitos calcáreos (corales o espeleotemas) por medio de las series del uranio. Fundamentalmente se utiliza el uranio-torio (234U/²³ºTh), pues tiene una gran precisión cronológica por medio del método de Espectrometría de Masas por Termoionización (TIMS), lográndose errores de tan sólo 1.000 años en fechas de 100.000 (Bard et alii., 1998). Así, se han usado las espeleotemas de Hulu Cave (Wang et alii., 2001). Las correcciones se están produciéndose continuamente, siendo uno de los últimos ajustes el correspondiente al Greenland Ice Core Chronology 2005 (GICCO5) que llega hasta los 42.000 b2k (emplean como referencia el año 2000 del presente, en vez del BP tradicional en arqueología) (Svensson et alii., 2006). Posteriormente se ha ampliado hasta el 60.000 b2k (Andersen et alii., 2007). Esta nueva cronología está basada en los núcleos de hielo ya conocidos y corregidos (Dye-3, GRIP, NortGRIP, GISP2 Meese-Sowers), así como otras referencias del registro estalagmítico de Hulu Cave (Wang et alii., 2001). Su exactitud alcanzada es muy importante, pues su error absoluto se sitúa alrededor de 800 años en los 60.000 años b2k, tras las correcciones efectuadas (Andersen et alii., 2007), lo que ofrece una gran seguridad. En el siguiente cuadro podemos ver y comparar las curvas actuales más utilizadas.


Muestra las características (diferencias cronológicas, GI o O/D) de de las escales de hielo más usadas (NorthGRIP GICC05, NorthGRIP ss09sea y GISP2 Meese-Sowers) (Svensson et al., 2006).


Con esta curva de los núcleos de hielo tenemos una cronología de los cambios generales del clima bastante aproximada a la realidad, pero seguro que en fecha próxima se consiguen mejores calibraciones de estos cambios. En este sentido, se hace necesario, en aras de la objetividad científica, mencionar que curva de los hielos polares estamos usando en la ubicación de los acontecimientos paleolíticos, pues ya conocemos que no todas son iguales.

* Bard, E.; Arnold, M.; Hamelin, B.; Tisneerat-Laborde, N. y Cabioch, G. (1998): “Radiocarbon calibration by means of mass spectrometric 230Th/234U and 14C ages of corals: an updated database including samples from Barbados, Mururoa and Tahiti”. Radiocarbon, 40/3: 1085-1092.
* Blunier, T. y Brook, E. J. (2001): “Timing of Millennial-Scale Climate Change in Antartica and Greenland During the Last Glacial Period”. Science. 291: 109-111.
* Dansgaard, W.; Johnsen, S. J.; Clausen, H. B. et alii., (1993): “Evidence for general instability of past climate from a 250-kyr Ice-core record”. Nature. 364: 218-220.
* Grootes, P. M.; Stulver, M.; White, J. W. C.; Johnsen, S. y Jouzel, J. (1993): “Comparison of oxygen isotope records from the GISP2 and GRIP Greenland ice cores”. Nature. 366: 552-554.
* Johnsen, S. J., et alii. (2001): “Oxygen isotope and palaeotemperature records from six Greenland ice-core stations: Camp Century, Dye-3, GRIP, GISP2, Renland and North-GRIP”. Journal of Quaternary Science, 16, 299-307
* Jöris, O. y Weninger, B. (1998): “Extension of the 14C calibration curve to ca. 40.000 cal BC by synchonizing greeland 18O /16O ice core records and north Atlantic foraminifera profiles: a comparasion with U/Th coral data”. Radiocarbon, 40/1: 495-504.
* Meese, D. A.; Gow, A. J.; Alley, R. B.; Zielinski, G. A.; Grootes, P. M.; Ram, M.; Taylor, K. C.; Mayewski, P. A. y Bolzan; J. F. (1997). "The Greenland Ice Sheet Project 2 depth-age scale: Methods and results". J. Geophys. Res. 102: 26.411–26.424.
* Svesson, A.; Andersen, K. K.; Bigler, M.; Clausen, H. B.; Dahl-Jensen, D.; Davies, S. M.; Johnsen, S. J.; Muscheler, R.; Rasmussen, S. O.; Rothlisberger, R.; Steffensen, J. P. y Vinther, B. M. (2006): “The Greenland Ice Core Chronology 2005, 15–42 ka. Part 2: comparison to other records”. Quaternary Science Reviews, 25 (23-24). 3258-3267.
* Wang, Y. J.; Cheng, H.; Edwards, R. L.; An, Z. S.; Wu, J. Y.; Shen, C.-C. y Dorale, J. A. (2001): “A high-resolution absolute-dated Late Pleistocene Monsoon record from Hulu Cave, China”. Science, 294: 2345–2348.

lunes, 19 de octubre de 2009

Desaparición del Neandertal.

Uno de los problemas que más polémica ha suscitado en la compleja transición del Paleolítico Medio al Superior en Europa es la desaparición del Neandertal. Naturalmente, tal proceso sería la consecuencia de lo ocurrido en dicha transición, en la que las dos poblaciones (neandertales y HAM) tuvieron que convivir varios milenios.

Conocemos que ambas poblaciones compartieron la misma área geográfica (Europa) durante el inicio del Paleolítico Superior. También, que a partir del comienzo de esta relación es cuando se producen y consolidan las conductas simbólicas propias de este periodo. Esto nos hace pensar que la relación, de carácter logístico, demográfico y cognitivo, debió tener un peso específico en los cambios observados en los yacimientos arqueológicos, y muy posiblemente en la desaparición de los neandertales europeos.

Existen numerosas teorías sobre su desaparición (enfermedades, genocidio, cruce biológico y unificación de poblaciones, diferentes capacidades cognitivas con distintas posibilidades de adaptación a los duros cambios climáticos del momento, diferente sociabilidad con aislamiento poblacional, etc.). El mayor problema que plantean todas estas posibilidades es la falta de fundamento científico que ofrezca fiabilidad a una o unas y deseche las demás. Además, es posible que la causa no sea una sola, sino la suma de varias, o que en diversas áreas geográficas se deban a procesos diferentes.

El registro arqueológico nos informa que la desaparición del Neandertal tuvo lugar varios milenios después del inicio del Paleolítico Superior, aunque esta desaparición cada vez se está ubicando en periodos más recientes, pues en diversas zonas de la Península Ibérica tenemos conocimiento de su permanencia sobre el 30.000 BP, incluso más recientes aún (Finlayson et al., 2006; Maroto et al., 2005). Igualmente, la variedad de relaciones que observamos entre ambas poblaciones varía desde una marginación completa, hasta un desarrollo cognitivo de diferente nivel, pero con un simbolismo claramente manifestado en los yacimientos del Chatelperroniense, Uluzziense y Auriñaciense arcaico. En la mitad sur de la Península Ibérica, conocemos una total ausencia del Auriñaciense hasta unas fechas posteriores a la desaparición del Musteriense, el cual perdura hasta fechas muy recientes (28/24.000 BP). Estos recientes datos se han obtenido por los estudios realizados en el yacimiento de Gorham´s Cave (Gibraltar), donde se apunta que la desaparición de los neandertales en esta zona pudo deberse a un agotamiento genético consecuencia de su prolongada endogamia, y no a la presión de los humanos modernos que llegaron a esta área varios milenios después (Finlayson et al., 2006). En el estudio sobre su desaparición es necesario resaltar una serie de factores muy relacionados con la valoración de su propia adaptabilidad y capacidad de supervivencia, que deben estar en relación con su propia capacidad física y su nivel de desarrollo cognitivo:

- Es fácil aceptar una mejor adaptación biológica de los neandertales a climas fríos de Europa, donde llevaban viviendo más de 100.000 años. Mientras que los humanos modernos, provenientes de climas templados y cálidos, estarían en peores condiciones de adaptabilidad fuera de sus habituales hábitats.
- Existe una mayor fortaleza física en los neandertales, lo que marcaría la relación de éstos con los humanos modernos respecto de posibles imposiciones conductuales o de competencia en la explotación logística del territorio.
- Mejor conocimiento del territorio europeo, con formas adaptativas ya desarrolladas por parte de los neandertales, frente a la incertidumbre que debieron tener las poblaciones modernas, al menos en el inicio de su expansión a Europa.

A pesar de todas estas ventajas selectivas que, en apariencia, darían una  mayor capacidad de adaptación y de supervivencia a los neandertales en su larga convivencia con los humanos anatómicamente modernos (aproximadamente unos 10.000 años), estos últimos lograron imponerse hasta la total desaparición de las poblaciones autóctonas de Europa.

Las causas más llamativas (enfermedades, genocidio, cruce biológico y unificación de poblaciones) son muy difíciles de sostener en la actualidad. Ninguna enfermedad con efectos mortales para una población, al menos por sí sola, puede durar miles de años sin exterminar totalmente a dicha población, al menos que ésta se mantenga muy aislada geográficamente, lo que arqueológicamente no es cierto. La muerte violenta por parte de los invasores modernos carece totalmente de fundamento arqueológico, a parte de que reproduce conductas violentas actuales que desconocemos cuando pudieron comenzar. El cruce biológico parece que con los actuales estudios de ADN no se produjeron, o como mucho se realizó en una proporción muy poco significativa.La desaparición del neandertal presenta unas característica conductuales que siempre hay que tener en cuenta:

- La convivencia de la dos poblaciones fue muy prolongada (varios milenios) por lo que sin duda tendría un carácter paulatino, aunque heterogéneo dependiendo de las diversas áreas geográficas europeas.
- El origen de este complejo proceso demográfico no tiene por qué ser único, pues es mucho más lógico que fuera el resultado de la suma de varias causas, que al sumar su acción, o al producirse en un determinado momento, desencadenarían o acelerarían los motivos de tal desenlace.
- El proceso, quizás por su propia complejidad y variedad de causas, no tuvo por qué ser el mismo en las áreas geográficas de Europa. Esto obliga a definir zonas y sus posibles causas.
- No cabe duda que tal proceso estaría relacionado con la presencia de los HAM, ya sea en las mismas o en zonas próximas de la Europa del momento.
- Las causas más probables, sobre las que hay que establecer en cada lugar geográfico cuales actuaron, pueden agruparse en dos grandes apartados: las características medioambientales (climáticas, disponibilidad de alimentos, comunicaciones con otras áreas vecinas, cualquier otra causa relacionada con el medio físico). Las causas relacionadas con las características cognitivas y conductuales de las dos poblaciones (rapidez de respuestas, sociabilidad, flexibilidad conductual a los cambios ambientales y sociales, reconocimiento de los problemas demográficos y de supervivencia).

Diferentes registros de los núcleos de hielo de Groenlandia. Existe disparidad cronológica entre ellos que no siempre se toma en cuenta. ¿Cuál es el registro más idóneo? 

Estas características ambientales adquieren especial importancia, si tenemos en cuenta los cambios importantes y peculiares que durante este periodo el clima ofreció, tanto por la oscilación en el cambio de temperatura como por la rapidez en su ritmo de alternancia, lo que puede verse en los registros de los núcleos de hielo de Groenlandia (GISP2, GRIP) (Rivera, 2004). Naturalmente, aunque ofrezcan una idea general de cambio climático, cada zona en particular tendría su propio clima, el cual en determinadas áreas, pudo presentas aspectos muy determinados que se escapan de la generalidad (microclimas). Esto obliga a concretar más aun cada área poblada por los neandertales y de donde desaparecieron. También hay que tener en cuenta las dificultades geográficas de acceso a otras áreas pobladas por neandertales, pues el aislamiento poblacional por estas causas en un proceso comprobado a lo largo de toda nuestra historia.

Es en las características cognitivas y conductuales donde más discusión se ha planteado. No cabe duda de que las causas que ofrecen un mejor nivel de adaptación, no pueden limitarse a los aspectos simplemente anatómicos ni del medio ambiente, sino que hay que añadir los aspectos cognitivos, los cuales pudieron ser diferentes entre ambas poblaciones.

Sin embargo, pocos estudios se han realizado para analizar lo más objetivamente posible, la cognición de las dos poblaciones europeas de la transición. En este sentido, hay que señalar los trabajos de la Arqueología cognitiva (orientación psicobiológica) sobre este particular tema. En ellos, se indica que a pesar de que los neandertales tuvieran un buen nivel en sus capacidades cognitivas en general, debieron ser menores o presentar una diferente organización respecto de las que poseían los humanos modernos, lo que ofrecía cierta limitación en el desarrollo de las funciones ejecutivas (sociales y simbólicas), creativas, de motivación y emergentes, con su consecuente menor adaptabilidad (Rivera, 2008, 2008a).

Teniendo en cuenta la interconexión funcional de todas las capacidades cognitivas, el resultado sería, en comparación con los humanos modernos, una manifestación cultural marcada por la menor flexibilidad conductual, lo que supone una disminuida rapidez de respuesta o adaptabilidad a los cambios climáticos, sociales y demográficos del inicio del Paleolítico Superior. Los aspectos sociales de los grupos de neandertales presentaban una menor complejidad y estructuración (Gamble, 2001), así como cierto aislamiento cultural y geográfico. La consecuente fragmentación social, con grupos más pequeños y más aislados social y geográficamente, produjo una menor viabilidad demográfica, al disminuir su capacidad de reproducción por el aislamiento y aumento de las dificultades de supervivencia. Al elevar su tasa de mortalidad infantil y disminuir su longevidad, en el transcurso de unos milenios se limitaría su permanencia demográfica. El aumento de la tasa de mortalidad infantil de tan sólo un 2%, justificaría su extinción en unos 1000 años (Zubrow, 1989).

Lo cierto es, que en los yacimientos del Auriñaciense se produce un gradual y continuo aumento de la población de los humanos anatómicamente modernos, con el consiguiente aumento de competición entre las dos poblaciones sobre la ocupación y explotación de las zonas con intereses económicos. La causa de la mayor capacidad competitiva de los humanos modernos, se basa en la posesión de una tecnología más compleja, así como de la creación de modelos más estructurados de organización social y de comunicación, confiriendo a sus poseedores una eficacia adaptativa mucho mayor. Todo esto, produjo una inevitable situación de competición con los neandertales, cuyo resultado pudo ser una gradual contracción de sus poblaciones a zonas más limitadas en todo el continente. En definitiva, la presión ambiental, tanto climática como la demográfica que representaba la presencia de un nuevo y diferente grupo humano (competencia logística y demográfica), junto con sus propias características cognitivas (menor flexibilidad conductual o capacidad de adaptación), serían los motivos que, tras el largo periodo de convivencia, les llevaría a su desaparición en la mayor parte de  Europa. En áreas donde el Auriñaciense llegó con posterioridad a su desaparición (p. e. sur de la península Ibérica), las causas hay que atribuirlas al agotamiento genético consecuencia de su prolongada endogamia, a la presión climática, a la falta de flexibilidad conductual para adaptarse a las nuevas situaciones, y falta de previsión sobre los problemas anteriores. No hay que olvidar que los HAM, en esas mismas áreas y en condiciones geográficas y climáticas semejantes, no sólo sobrevivieron sino que se adaptaron permanentemente. 

Por tanto, y tras centrarnos en su conducta como manifestación visible de sus propias capacidades, la causa más probable de su desaparición puede residir en la existencia de un nivel de respuesta menor y/o menos rápida a los cambios sociales, demográficos y medioambientales que se presentaron durante el período de convivencia común, en comparación con las capacidades que presentaban los humanos modernos.

* FINLAYSON, C. et al. (2006): Late survival of Neanderthals at the southernmost extreme of Europe. Nature, 443:850-853.
* GAMBLE, C. (2001): Las sociedades paleolíticas de Europa. Ariel. Barcelona.
* RIVERA, A. (2004): Paleoclimatología y cronología del Würm reciente: Un intento de síntesis. Zephyrus. Vol. LVII: 27-53.
* ZUBROW, E. (1989): The demographic modelling of Neanderthal extinction. En Mellars, P. y Stringer, C. (ed.): The Human Revolution Behavioural and Biological Perspectives in the Origins of Modern Humans. Edinburgh Univ. Press.

domingo, 11 de octubre de 2009

La Arqueología cognitiva como método interpretativo.

La importancia de la metodología interpretativa cada vez adquiere más importancia, como así lo indica el arqueólogo Víctor M. Fernández Martínez, en su libro “Teoría y método de la Arqueología” (1989: 279):

....el apartado teórico y metodológico de la Arqueología ha crecido tanto en los últimos años que seguir negando su importancia, y reduciendo el aprendizaje de la disciplina al conocimiento descriptivo de la cultura material, equivale simple y llanamente a ceguera ante lo que traerá consigo el futuro próximo.

A lo largo del siglo XX han aparecido diversas teorías interpretativas sobre las causas de los avances culturales y sociales. Analizan con diferente punto de vista los factores que constantemente influyen sobre la conducta humana. Cada forma teórica, intentaría ofrecer explicaciones de la realidad prehistórica sobre la base de los propios conocimientos científicos que su tiempo era capaz de ofrecer. Sin embargo, fueron desarrollos teóricos y prácticos que no llegaron a convencer plenamente a la comunidad científica, a pesar de que presentaban hechos con un razonamiento que siempre hay que tener en cuenta, pues parte de la realidad estaría contenida en sus condicionamientos teóricos. Estos hechos han sido la causa de una continua dialéctica en la forma de entender y estudiar la conducta humana del pasado. De una forma muy limitada y general podemos exponer las principales formas metodológicas:

* El difusionismo o historicismo cultural fue la teoría predominante en Europa durante gran parte del siglo XX. El estudio de la Prehistoria se basa en el de pueblos concretos y en la definición de sus correspondientes culturas, con tendencia a relegar los aspectos socioeconómicos y primando los restos materiales de forma casi exclusiva. Las culturas se definen por medio de los restos materiales, y tienen una cierta connotación étnica. En consecuencia, los cambios en la cultura material responderán a modificaciones étnicas, sean éstas migraciones, invasiones o, simplemente, consecuencia de una difusión de objetos y/o ideas.

La exposición de un ejemplo puede ayudarnos a comprender los fundamentos teóricos y prácticos de cada modelo interpretativo. Supongamos que encontramos, en una imaginaria excavación de un periodo que puede situarse en el Paleolítico Inferior, un pequeño montón de piedras de composición lítica idéntica a los útiles ya fabricados del mismo yacimiento. El hallazgo de tales núcleos de piedras presenta las características necesarias para ser considerados como materia prima de futuras herramientas. La interpretación que se realice sobre tal hallazgo, puede diferir en algunos aspectos en función de la metodología que aplique su descubridor.

Esta corriente metodológica situaría el yacimiento en una determinada cultura ubicada en el tiempo y en el espacio (con las limitaciones que el desarrollo de la Prehistoria tiene), explicando por medio de sus restos arqueológicos las características que van a configurar tal sociedad. Por supuesto los núcleos de piedra supondrían un agrupamiento de materia prima aún no trabajada. Posteriormente, y de una forma muy genérica, intentaría relacionarlo con otras sociedades de ese mismo periodo, intentando ver la influencia, dispersión cultural o difusión a partir de un foco original de tales formas culturales.

* Arqueología procesual o Nueva Arqueología. Se manifiesta abiertamente en contra del historicismo arqueológico por su falta de rigor científico y por la carencia de un paradigma adecuado. Define los grupos humanos como sistemas culturales completos y abiertos, sujetos a los estímulos del medio ambiente que obligan a una adaptación conductual, siendo la causa de la evolución cultural. La cultura de estos grupos tiene una serie de elementos inmateriales y otros materiales, estos últimos son los que se conservan en los yacimientos. Sin embargo, la principal crítica que han recibido se centra en su falta de objetividad en los estudios que realizan, pues no pueden dejar de reflejar conceptos y formas de pensar actuales.
El yacimiento del ejemplo se interpretaría como el logro de una tecnología lítica y el uso de la materia prima, cercana o lejana, para la fabricación de útiles en una producción posterior, cuando sea preciso a lo largo de los avatares vivénciales del grupo, siendo consecuencia de la adaptación al medioambiente de sus creadores.

* Arqueología social. No se limita a describir los materiales que se hayan podido encontrar en los yacimientos, sino que tiene como objetivo llegar a entender la sociedad o sociedades que produjeron y/o usaron esos materiales. No debe limitarse a "reconstruir" o "interpretar" los modos de vida, las relaciones sociales del pasado, sino que esa interpretación debe de tener una dimensión social. Cada conducta y sus consecuentes restos materiales serían consecuencia de la solución elegida para resolver una demanda o problema social.

El ejemplo se entendería como un desarrollo tecnológico, como se ve en los útiles y la materia prima encontrada. Sería la consecuencia de la acción de la sociedad en la resolución de sus problemas colectivos de supervivencia. Se destacaría el aspecto social del proceso.

* Arqueología Postprocesual o Arqueología Interpretativa. A diferencia del procesualismo, reniega de la capacidad de alcanzar verdades absolutas, asegurando que cada investigador lleva a cabo su trabajo, no sólo desde un paradigma, sino también fuertemente influido por sus circunstancias personales y su experiencia vital y laboral. Los fracasos al crear leyes generales para el comportamiento humano, hacen que la interpretación del mismo recaiga en el análisis detallado y particular de cada determinado contexto.

El yacimiento se consideraría como un fenómeno particular y único, por más que comparta con otros ciertos rasgos comunes, siendo su estudio un proceso destructivo e irrepetible. La arqueología se convierte, entonces, en un procedimiento relativo cuyo método no sólo consiste en analizar los restos procedentes de una excavación, sino también las actitudes y opiniones que suscita. Surgirían diversas interpretaciones del yacimiento en particular (de género, estructurales, sociales, económicas, cognitivas, etc.), con la meta de poder llegar, por medio de la diversidad explicativa de cada yacimiento, a conocer mejor el pasado de la Humanidad.

* Arqueología cognitiva (orientación psicobiológica). Sólo recientemente se están dando mayor importancia a los procesos cognitivos, como fuente de toda cultura y su desarrollo. Así, la importancia que los factores ambientales, sociales y tecnológicos han tenido sobre la conducta humana se manifiestan desiguales en el tiempo y en el espacio, pues su influencia varía en función del nivel cognitivo desarrollado y de la propia interacción de unos con otros. Por tanto, con un desarrollo cognitivo bajo (pensamiento no simbólico) la influencia de los factores medioambientales sería mucho más fuerte y determinante que con un nivel cognitivo mayor (con pensamiento simbólico), pues el tener una mayor competencia social, cultural y tecnológica, permitiría una mejor adaptación y desarrollo social en diferentes lugares, con cierta independencia de las características biogeográficas del lugar.

El yacimiento, si se analiza dentro de las ideas de la Arqueología Cognitiva, se supone que sería la manifestación del desarrollo de las capacidades cognitivas que hacen posible tal conducta, permitiendo la utilización de los conceptos del tiempo (uso futuro) y del espacio (control logístico del territorio). Naturalmente, esta conducta otorga a sus poseedores una mayor capacidad de adaptación o de aprovechamiento del medio.
La conducta humana es tanto consecuencia de las capacidades cognitivas (adquiridas por la evolución con el carácter de posibilidad a desarrollar: emergencia cognitiva) y su consecuente desarrollo cognitivo, motivado por la influencia que recibe del medio ambiente con el que se interacciona, el cual estará caracterizado por factores sociales, culturales, históricos, técnicos, ambientales, lingüísticos, etc. Intenta explicar el proceso por medio de un modelo, lo mejor fundamentado posible, sobre desarrollo cognitivo de las capacidades que la evolución ha otorgado a ese determinado homínido.

Esta última interpretación, no sólo engloba todas las características de las demás interpretaciones, sino que además intenta explicar el porqué de tal cambio conductual. En general. Todas posturas interpretativas son necesarias y, por tanto, complementarias. Cada una de ellas supone un avance en la interpretación arqueológica, pues intenta mejorar las cualidades explicativas de la anterior, ya sea mejorando sus formas teóricas o evitando los excesos de sus propias limitaciones. Podemos apreciar la relación de estas teorías y la Arqueología cognitiva (orientación psicobiológica) en el siguiente esquema:


El desarrollo cognitivo, aunque en general ofrece un aspecto semejante entre todas las culturas, presenta diferencias apreciables en cada una de ellas, pues es el resultado de la diferente interacción de los factores socioculturales y medioambientales de cada lugar sobre las poblaciones que vivan en ese medio geográfico/temporal, lo que a la larga, explicaría las notables diferencias que la Historia ha registrado en su estudio sobre las sociedades humanas.

* Fernández Martínez, V. (1989): Teoría y método de la Arqueología. Síntesis. Madrid.
* Rivera, A. (2002): “Arqueología cognitiva. Elaboración sobre un modelo psicobiológico sobre el origen y desarrollo de la conducta simbólica humana. Su aplicación en la transición del Paleolítico medio al superior”. Tesis doctoral inédita. Departamento de Prehistoria de la UNED, Madrid.

lunes, 5 de octubre de 2009

Arqueología cognitiva


El concepto de Arqueología cognitiva ha sufrido diversas interpretaciones, quedando algunas muy poco desarrolladas y explicadas. En principio, no puede simplemente limitarse al intento de conocer los pensamientos que tuvieron los seres humanos en épocas pasadas o, de una forma más genérica, del análisis de la forma de pensar de los mismos, sino que trata de adquirir el mejor conocimiento posible de cómo durante el curso de la evolución humana fueron creándose y desarrollándose las capacidades cognitivas que, a la larga, dieron lugar a un comportamiento tan complejo y significativo.


Es de sobre conocido que en las últimas décadas del siglo XX el desarrollo metodológico de la Arqueología ha sido notable, tanto en los métodos de excavación como en los intentos de mejorar la interpretación de los restos que nos aportaban los yacimientos prehistóricos. En este periodo, existen dos grandes tendencias teóricas que se han significado por su importancia y trascendencia en este campo y que también han tratado de realizar, dentro de sus propios límites metodológicos, el análisis de estos procesos mentales.


El Procesualismo o Nueva Arqueología que, en sus intentos de conocer los fenómenos relacionados con la cognición de las sociedades pasadas, produjo cierta controversia entre sus propios seguidores. Así, mientras unos como L. Binford (1965) no quisieron realizar estudios cognitivos por considerarlos paleopsicología, otros como C. Renfrew (1993) propusieron recuperar este tipo de estudios a través de su Arqueología Procesual-Cognitiva. En general, los arqueólogos procesuales no intentaron comprender qué pensaban, sino cómo pensaban, es decir, se centran en el estudio de los posibles procesos mentales que dieron lugar a su conducta. La forma en que realizaron estos estudios se fundamentaba en la realización de un estudio objetivo del fenómeno de la cognición, con el fin de analizar cómo se produce tal proceso.

En esta línea interpretativa Renfrew (1993) realiza un estudio sobre la forma en que se han utilizado los símbolos en las relaciones sociales y en los productos tecnológicos, con el fin de regular comportamientos. Mientras que S. Mithen (1996) enfoca el problema en la manera en que la mente pudo estar organizada, como causa fundamental de la conducta humana. Sin embargo, existen dos grandes problemas que no pudieron solucionar. Primero, la falta de objetividad de los estudios que realizan, pues no pueden dejar de reflejar conceptos y formas de pensar actuales. Segundo, la falta de método que pueda realizar tal intento con un mínimo de objetividad aceptable.

Los Postprocesualistas o Arqueología Interpretativa, ante la imposibilidad de evitar la subjetividad de la mente del investigador, abandonaron los intentos de comprensión sobre la percepción de la realidad que pudieron tener los seres humanos en épocas pretéritas. Los fracasos al crear leyes generales para el comportamiento humano, hicieron que la interpretación del mismo recaiga en el análisis detallado y particular de cada determinado contexto donde, se quiera o no, siempre aparece la ideología de la sociedad actual y las propias preconcepciones del arqueólogo. Sin embargo, siguieron sin un método para realizar su intento.

La falta de objetividad que presentan estos métodos, a pesar de su propia crítica en tal sentido, es la causa de que otros autores intentaran otros caminos interpretativos, pues las dos vías anteriores atribuyen a los hechos ocurridos en la Prehistoria el sentido que para nosotros tiene la realidad, derivada de nuestra propia experiencia (Hernando, 1999). Realmente es muy difícil, por no decir imposible, poder comprender procesos (cognitivos o mentales en este caso) de los que desconocemos su forma de origen y forma de desarrollo. Sin un método (científicamente fundamentado) que nos elimine en lo posible la subjetividad humana que a todos nos influye, es muy difícil construir formas de desarrollo cognitivo. Sólo podemos pensar sobre lo que conocemos, lo ignorado es como si no hubiera existido, aunque tengamos la certeza de que algo si debió de ocurrir. Lo que pudo pasar en el paleolítico para nosotros fue un complejo proceso del que desconocemos totalmente sus mecanismos de producción.

Intentando evitar estos problemas, algunos autores opinan que el Estructuralismo puede ser una posición al menos interesante, en su intento de estudiar objetivamente las subjetividades cognitivas, sociales y simbólicas. Esta corriente teórica, basada fundamentalmente en la escuela antropológica de Lévi-Strauss, se centra en la aceptación de la existencia inconsciente de unas estructuras o modelos genéricos de funcionamiento que rigen los fenómenos humanos. Deben de existir unas estructuras de percepción de la realidad común a todos los grupos humanos, lo que implicaría que existe una relación material de la realidad con cierta percepción de ella, por lo que interesa el estudio de esta percepción o construcción social de la realidad, que es distinta en grupos humanos con diferente complejidad socioeconómica (Hernando, 1999). En este sentido, el Estructuralismo intenta realizar una interpretación objetiva, pues para él, el sujeto que se analiza no es importante, dado que está determinado socialmente, y el que lo estudia tampoco, pues sólo intenta descubrir códigos de sentido que le lleven a entender la percepción de la realidad del grupo observado (Hernando, 1999).

De todas maneras, todos somos concientes de la gran dificultad que tiene la materialización de tales proyectos, motivo por el cual existen numerosas dudas sobre su posible realización por gran parte de los investigadores que centran sus acciones en el estudio de la Prehistoria. Aunque ¿cuándo las trabas de la ciencia oficial han impedido el avance metodológico y teórico de sus contenidos?

La Arqueología cognitiva (orientación psicobiológica) se basa en estos fundamentos estructuralistas, pero sólo en un principio, pues serán las características psicobiológicas de nuestra especie las que marcaran el desarrollo cognitivo que nos caracteriza. Lo que en principio es común, en su desarrollo se iría diversificando. La forma de desarrollo depende en mucho de las características medioambientales (culturales, sociales, demográficas, lingüísticas, etc.), lo que explica el enorme abanico de conductas humanas que vemos en la historia.

Por tanto, podemos definir a la Arqueología cognitiva (orientación psicobiológica) como el estudio arqueológico que, apoyado por diversas ciencias relacionadas con la conducta humana (Psicología, Neurología, Biología evolutiva, Sociología, lingüística), intenta comprender el origen y desarrollo de la conducta simbólica humana a lo largo de su proceso evolutivo. Esta visión metodológica de la  Arqueología cognitiva tiene como meta el desarrollo un método, lo más objetivo posible, de interpretación de los elementos arqueológicos pasados. Sólo con una estructura metodológica preestablecida, basada en un mejor conocimiento sobre las estructuras psicobiológicas del ser humano, es como podremos intentar comprender los hechos prehistóricos con la mayor imparcialidad posible. El siguiente esquema puede aclarar los cometidos metodológicos de la Arqueología cognitiva que expongo.


* BINFORD, L.R. (1965): Archaeological systematies and the study of culture process. American Antiquity. 31 (2): 203-210.
* HERNANDO, A. (1999): Percepción de la realidad y Prehistoria, relación entre la construcción de la identidad y la complejidad socio-económica en los grupos humanos. Trabajos de Prehistoria, 56 (2): 19-35.
* MITHEN, S. (1998): Arqueología de la mente. Crítica. Barcelona.
* RENFREW, C. (1993): Cognitive Achaeology: some thoughts on the Archaeology of Thought. What is Cognitive Archaeology?. Cambridge Archaeological Journal, 3: 248-250.
* RIVERA, A. (2002): “Arqueología cognitiva. Elaboración sobre un modelo psicobiológico sobre el origen y desarrollo de la conducta simbólica humana. Su aplicación en la transición del Paleolítico medio al superior”. Tesis doctoral inédita. Departamento de Prehistoria de la UNED, Madrid.