viernes, 24 de abril de 2009

¿Qué es el Chatelperroniense? Chatelperronian

La idea más difundida sobre la realidad del Chatelperroniense es que corresponde a una manifestación cultural con las características propias del Paleolítico Superior. Se encuentra en el centro-oeste y sur de Francia, y con menor desarrollo por el norte de la Península Ibérica, lo que indica una extensión geográfica relativamente limitada dentro del área de extensión del Neandertal. Su cronología se sitúa entre el 38/36-33/30.000 BP, aunque otros autores le dan fechas más antiguas (llegando hasta el 40.000 BP) y anteriores que las del Auriñaciense, por lo que sus creadores serían los neandertales sin la influencia de los HAM (d´Errico et al. 1998). El descubrimiento de restos fósiles neandertales en los yacimientos de Arcy-sur-Cure y Saint Césaire aportan veracidad a la vinculación de estos humanos con la industria en la que se encontraron.

Sobre su origen se aprecia una importante relación tecnológica con el Musteriense de tradición Achelense B (MTA B), pues en general suele aparecer donde previamente existía un Musteriense de este tipo o de denticulados, considerándose como una evolución del mismo hacia patrones propios del Paleolítico Superior (Baffier, 1999; Mellars, 1989, Pelegrin y Soressi, 2007). Efectivamente, en niveles musterienses recientes (sobre el 45.000 BP) encontramos una importante evolución laminar y de piezas de dorso, que van progresivamente aumentando. La tecnología para la producción de puntas de Chatelperron se hace predominante, posiblemente por la gran utilidad de tales puntas (uso como cuchillo o puntas de lanzas), de tal manera que parecen ser el centro de toda la talla lítica, usando los subproductos de tallado como base para el resto de los útiles propios de esta cultura (Pelegrin y Soressi, 2007).

Su industria lítica siempre muestra una proporción importante de útiles musterienses (raederas, denticulados, puntas, piezas de dorso y bifaces), que disminuyen al proliferar los propios del Paleolítico Superior (raspadores, buriles, perforadores, puntas de dorso curvo o de Chatelperron, etc.). La industria ósea y de asta es muy escasa, pero cuando se encuentra es sencilla y cuidadosamente tallada, estando formada por punzones con cabeza, alisadores y alfileres (Pelegrin y Soressi, 2007). Sin embargo, no se observa la producción de puntas óseas para enmangar y utilizar como armas arrojadizas (Mellars, 1989), lo que puede significar una forma de caza menos efectiva. Un dato importante es la rareza y poca variedad del uso de las materias orgánicas, con la excepción de la Grotte du Renne (Pelegrin y Soressi, 2007). Tanto es así que sólo se ha encontrado en siete yacimientos (Brassempouy, Châtelperron, Grotte du Renne, Laussel, Roc-de-Combe, Roche-au-Loup y Trou de la Chèvre) (d´Errico et al. 1998).

Las materias primas líticas se obtienen de las cercanías, pues las que tienen su origen en una distancia superior a los 16 Km no superan el 6% de la totalidad, aunque las distancias medias aumentan ligeramente en este período. Este moderado aumento del uso del sílex importado refleja una mayor organización social y la elaboración de mejores estrategias logísticas (Baffier, 1999; Gamble, 2001). Es muy frecuente encontrar los yacimientos de este período sobre otros musterienses más antiguos, dando lugar a una sucesión de ocupaciones e indicando la perduración de la estructura social en sus aspectos logísticos (Baffier, 1999; Pelegrin y Soressi, 2007).

El simbolismo en el Chatelperroniense está geográficamente muy restringido, pues los adornos sólo aparecen en ciertas áreas de Francia, no existiendo en la mayoría de los yacimientos (Gamble, 2001). Los adornos sólo se encontraron en seis lugares (Cauna de Belvis, Châtelperron, Grotte du Renne, Roc de Combe, Roche-au-Loup y Roche de Quinçay) (d´Errico et al. 1998). Se han realizado sobre los dientes de carnívoros (lobo, hiena, zorro, marmota y de oso) y de herbívoros (bóvidos, caballos, renos y ciervos), estando ranurados o perforados con el aparente fin de servir como colgantes. También han utilizado pequeños fósiles con una ranura en un extremo para poder colgarse, como se puede apreciarse en la Rynchonelle de Arcy-sur-Cure. Son abundantes en Arcy-sur-Cure (Grotte du Renne) con un total de un total de 142 objetos óseos y 36 adornos, constituyendo el principal yacimiento con este tipo de producción (Baffier, 1999; d´Errico et alii., 1998). Es de resaltar la falta de conchas marinas (salvo el caso aislado de Cauna de Belvis sin perforar), cercano a los yacimientos protoauriñacienses del Mediterráneo que tanto las usaban (Mellars, 2005).

Adornos Chatelperonienses

Se aprecia un uso intensivo del ocre que suele cubrir de color todo el hábitat donde se encuentra, mientras que en el Musteriense se encuentra de una forma mucho más aislada (Baffier, 1999). Diversos autores (d´Errico et al. 1998) atribuyen un alto simbolismo al Neandertal, tanto en el Paleolítico Medio como en el Superior. Durante el Musteriense se basan en la interpretación de ciertos hechos que pueden tener tal significado, destacando los enterramientos de La Ferrassie y las pinturas (lapiceros de manganeso) documentados en el MTA de Pech de l´Azé I (Soressi et al. 2002).

En general, sus yacimientos presentan conjuntos tecnológicos pequeños, lo mismo que el tamaño de los grupos sociales que los crearon en comparación con lo apreciado en el Auriñaciense (Gamble, 2001). Estos grupos parecen tener un movimiento continuo dentro de un amplio territorio, persistiendo en las formas conductuales de los musterienses. Sus redes sociales, salvo en el Périgord, son limitadas en su extensión, aunque más estructuradas que durante el Musteriense. Esta situación puede explicar los lentos avances de todo tipo que se producen en el Paleolítico Medio (Gamble, 2001), y los cambios observados en el período de transición (Baena y Carrión, 2006).


Con todo lo expuesto se tiene la impresión de que el Chatelperroniense es una cultura del Paleolítico Superior con un comportamiento moderno (tecnológico, social y simbólico). Perfectamente localizado en una concreta área geográfica, y una evolución cultural más o menos conocida y aceptada. Sin embargo, todo este panorama cultural de desarrollo tecnológico, social y simbólico del Chatelperroniense no es homogéneo, pues no se presenta con la misma intensidad ni características en sus áreas de distribución geográfica. Muchos de sus yacimientos presentan pobres aspectos en los materiales líticos (faltan producciones o están en muy escasa proporción), óseos y los adornos (pues no existen en su mayoría), pareciendo una limitación tecnológica (Gamble, 2001). Este fenómeno es más llamativo en los yacimientos de la Península Ibérica.


Aparecen diversas preguntas:
¿Conocemos la realidad del Chatelperroniense?
¿Cómo podemos estudiarlo con la mayor objetividad posible?
¿Cómo encaja en la realidad conductual del Neandertal en la Europa de la transición?
La respuesta no parecer ser fácil con los métodos arqueológicos tradicionales, lo que implica el uso de nuevos métodos de mayor poder heurístico.


* Baena, J.; Carrión, E. (2006): “Problemas acerca del final del Musteriense”. Zephyrus. LIX: 51-66.
* Baffier, D. (1999): Les deniers Néandertaliens. Le Châtelperronien. La maison des Roches. Paris.
* D'Errico, F.; Zilhao, J.; Julien, M.; Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998): “Neanderthal acculturation in western Europe? A critical review of the evidence and its interpretation”. Current Anthropology, 39 (supl.): 1-44.
* Gamble, C. (2001): Las sociedades paleolíticas de Europa. Ariel. Barcelona.
* Mellars, P.A. (1989): “Major issues in the emergence of modern humans”. Current Anthropology 30: 349-385.
* Mellars, P. A. (2005): “The Impossible Coincidence. A Single-Species Model for the Origins of Modern Human Behaviour in Europe”. Evolutionary Anthropology 14: 12-27.
* Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.

sábado, 18 de abril de 2009

Conducta del Neandertal II

De las culturas tradicionalmente atribuidas al Neandertal durante el periodo de transición (50-30000 BP: Musteriense tradicional, Musteriense tradicional pero con puntas de Chatelperron, Neroniense, Szeletiense, Bohuniciense, Complejo Lincombien-Ranisien-Jerzmanowiciense, Uluzziense, Chatelperroniense, y otras locales poco conocidas) la mayoría no tienen adornos ni elementos susceptibles de ser considerados como simbólicos (p. e: uso de ocre, huesos gravados, etc.). Igualmente, la mayoría carecen de una tecnología ósea elaborada, al menos con la técnica usada en el Paleolítico Superior. Sólo en dos de ellas (Uluzziense Chatelperroniense) tenemos pruebas totalmente fiables de la producción de adornos, uso de elementos susceptibles de formas simbólicas (ocre) y una tecnología ósea con las características del Paleolítico Superior. Indudablemente, el desarrollo cognitivo que facilitó la producción de estos elementos simbólicos no tuvo lugar en la mayoría de los Neandertales. Las causas no pueden ser una diferenciación cognitiva entre los distintos grupos de neandertales que poblaban el continente, sino diferencias importantes en el medioambiente de las diversas zonas europeas, lo que naturalmente habrá que analizar.


Independientemente de los avances simbólicos en todas ellas predomina el interés en la producción de puntas, siendo un elemento tecnológico donde se observa cierta innovación, pues persisten muchos modelos del Paleolítico Medio, aunque el aumento de los soportes laminares también es muy común. Pero lo que es común y generalizado en todas ellas, se diferencia en aquellas que presentan estos avances simbólicos (desarrollo cognitivo). Se producen una serie de novedades caracterizadas por los cambios en las materias primas, tecnología y tipología lítica adecuada a estas nuevas materiales, junto con nuevas y variadas formas de elaboración tecnológica, que contrastan notablemente con lo visto en el Musteriense.

La industria del hueso, con las formas del Paleolítico Superior, requiere un cambio de mentalidad (flexibilidad conductual), consecuencia de una reflexividad elevada. Los avances en el uso de diversas materias primas y la creación de nuevos útiles, parece corresponder a un progreso técnico único, sobre todo si observamos su aparición sincrónica durante este período de tiempo que significa la transición paleolítica. Por tanto, podemos decir que existe una estrecha relación entre el desarrollo tecnológico de los útiles líticos y la utilización de diferentes materias orgánicas, existiendo cierto paralelismo en la evolución técnica del uso de ambas materias primas (Beaure, 1999; Camps, 1979). Podemos argumentar algunos aspectos fundamentales:

- Existen una serie de herramientas líticas que están muy relacionadas con el trabajo del hueso, como son los buriles y raspadores (Eiroa, et al., 1989, 1999; Semenov, 1957).

- Conocemos los claros antecedentes del Paleolítico Medio y del MSA, en los que existen ya tipos líticos que después serán muy usados en el Paleolítico Superior. Nos referimos a los buriles y raspadores que pudieron usarse para diversos trabajos en estos períodos antiguos, como el trabajo de madera y pieles, pudiendo incluso ser usados en una incipiente y poco manifiesta industria ósea, de características técnicas limitadas y poco elaboradas.

- Lo que es característico del período transicional y del Paleolítico Superior, no es la aparición de estos tipos de útiles sino el aumento de densidad de los mismos y su aplicación más frecuente a hojas (Leroi-Gourhan, 1978). Es decir, se produce una intensificación importante de estos tipos de útiles, conocidos con anterioridad pero con un uso muy limitado, lo que parece indicar que no serían muy necesarios para las necesidades del momento.

El trabajo de los adornos y de las materias orgánicas requiere una adecuación de las herramientas líticas. Esto sólo se aprecia en aquellas culturas en las que se usan este tipo de materiales (Chatelperroniense y Uluzziense). Así, a pesar de que las cualidades del terreno no sean las adecuadas para la conservación de estas materias biológicas (p.e: Szeletiense), su distribución porcentual de útiles no indica un apreciable desarrollo de la tecnología ósea.
Un aspecto importante de la evolución tecnológica de estas culturas es la progresiva utilización de láminas, que ya se conocía en el Paleolítico Medio, que en todas ellas se utilizan para la producción de puntas. Parece que existe un interés especial en su producción, lo que es lógico pues constituye una pieza fundamental en la caza.

La tecnología para la producción de puntas de Chatelperron se hace predominante en grandes áreas geográficas del oeste europeo, posiblemente por la gran utilidad de tales puntas (uso como cuchillo o puntas de lanzas). Así, parecen ser el centro de toda la talla lítica, usando los subproductos de tallado como base para el resto de los útiles propios de esta cultura (Pelegrin y Soressi, 2007). Lo que no cabe duda es que este útil se extiende por gran parte del oeste de Europa, no sólo en los yacimientos Chatelperronienses, sino en algunos Musterienses sin tecnología laminar (Musteriense con puntas de Chatelperron del norte de la Península Ibérica). Esta circunstancia parece expresar que en medio de una tecnología fundamentalmente no laminar existen unos útiles con este soporte, indicando una posible conexión con las poblaciones que sí la producían. Se copia o se adquiere la punta, pero no es desarrollo tecnológico que su producción implica (aislamiento social y de desarrollo cognitivo entre poblaciones próximas de neandertales).


El posible éxito de esta punta se extiende a otros yacimientos atribuidos a los HAM o del Auriñaciense, pero dentro de una tecnología laminar y con sus útiles característicos (Auriñaciense arcaico de la Viña, El Castillo, Reclau Viver y L´Arbreda), por supuesto la presencia de este clásico útil guía, no es capaz de clasificar la tecnología del yacimiento, ignorando el contexto donde se encuentra. Es decir, en los yacimientos musterienses con esta punta, su sola presencia no puede indicar que estamos ante un Chatelperroniense. Igualmente, en los yacimientos atribuidos al Auriñaciense con este útil junto a herramientas musterienses y auriñacienses, tampoco indica una presencia del Chatelperroniense. Es el contexto en general, con la conducta observada en sus niveles de reflexividad y flexibilidad, la que en realidad indica la atribución poblacional y cultural del yacimiento.

Estas ideas, con la premisa del continuum que significa toda evolución cultural, junto con los peligros de etiquetar los yacimientos con excesiva rapidez y de generalizar todas las atribuciones culturales de unos pocos yacimientos a la totalidad de la población que se engloba en sus características tecnológicas en exclusiva, son los problemas con los que tenemos que afrontar todas las culturas atribuidas a los neandertales. El mayor ejemplo de estos problemas lo forma el Chatelperroniense, lo que comenzaremos a estudiar próximamente.


* Beaure, S. (1999): “De la pierre à l´os: ou comment reconstituer des chaînes techniques opératoires impliquant l´os et la pierre”. En Camps-Fabrer, H. Préhistoire D´os: recueil d´études sur l´industrie osseuse préhistorique. Université de Provence.
* Camps, G. (1979): Manuel de Recherche Préhistorique. Doin, Paris
* Eiroa, J. J.; Bachiller Gil, J. A.; Castro Pérez, L. y Lomba Maurandi, J. (1999): Nociones de tecnología y tipología en Prehistoria. Ariel Historia. Barcelona.
* Leroi-Gourhan, A. (1978): La Prehistoria. Labor. Barcelona.
* Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.
* Semenov, S.A. (1957): Tecnología Prehistórica. Estudio de las herramientas y objetos antiguos a través de las huellas de huso. Akal, (1981). Madrid.

martes, 7 de abril de 2009

La conducta del Neandertal

Ya comentaba que la comparación conductual de las dos poblaciones sería la piedra angular de todo estudio sobre sus respectivas capacidades cognitivas. En su estudio aplicaré el método explicado en los anteriores pots.


- Primero, establecer un tiempo y espacio de estudio bien delimitado. Sería la Europa de la última transición paleolítica (50-30000 BP).

- Segundo, considerar a la mayoría de las culturas relacionadas con los neandertales en ese tiempo y espacio.
- Tercero, considerar a las culturas estudiadas con los datos arqueológicos que nos ofrece el registro, evitando toda generalización no demostrada.
- Cuarto, analizar su posible simbolismo en función de las características conductuales de sus poblaciones, teniendo en cuenta un criterio mínimamente estadístico. Se realizaría con la comprobación del desarrollo cognitivo necesario para su creación, en función del concepto multidisciplinar sobre el origen y desarrollo de la conducta.


Del primer punto no hay problema, pues es ampliamente conocido la extensión y duración de estas poblaciones en Europa. Del segundo, tampoco, pues en teoría todas las culturas que observan en este periodo y lugar que no sean asimilables al Auriñaciense (en cualquiera de sus denominaciones: arcaico, 0, primitivo, Protoauriñaciense, etc.) sería atribuible a los neandertales, lo que algunos autores ponen en duda como veremos más adelante. Esto significa una amplia gama de manifestaciones culturales repartidas por toda Europa. En la actualidad se están viendo que pueden ser más de las que tradicionalmente se conocían. Repasaremos las conductas más representativas del Neandertal europeo:

- Perduración de un Musteriense tradicional, como en la Península Ibérica hasta la desaparición de sus creadores.
- En el norte de la Península Ibérica tenemos un mosaico de conductas que entrañan cierta confusión, pues se producen muy próximas entre sí (en tiempo y en espacio):
· Musteriense clásico con perduración hasta su desaparición.
· Musteriense tradicional pero con puntas de Chatelperron, esto sin ninguna tecnología clara de hojas y ósea. ¿Musteriense final?
· Chatelperroniense tecnológico, con láminas y producción ósea.
En el resto de Europa destacan las siguientes tecnologías
· Chatelperroniense tecnológico y simbólico, sólo en unos pocos yacimientos franceses, más cercanos a Centroeuropa que a España.
· Neroniense, tecnología con láminas y puntas de retoque convergente inverso o puntas de Soyons, en Bélgica y la Renania (Alemania).
· Uluzziense en Italia con producción laminar y de adornos.
· Szeletiense. con puntas bifaciales con retoque plano denominadas Blattspitzen, acompañadas de escasas láminas
· Bohuniciense, con puntas foliáceas bifaciales.
· Complejo Lincombien-Ranisien-Jerzmanowiciense con predominancia de una técnica laminar. Tenemos como elemento técnico más característico la producción de puntas foliáceas unifaciales.

En general, salvo los casos del Chatelperroniense y del Uluzziense, todas las demás culturas (que son la gran mayoría de las vistas en toda Europa) carecen de componentes simbólicos y tecnología ósea. En ellas predomina el interés en la producción de puntas, siendo el único elemento tecnológico con cierta innovación, pues el resto de sus útiles persisten en los modelos del Paleolítico Medio. Es necesario ir analizando cada una de ellas en función de su desarrollo cognitivo, siguiendo las pautas conductuales relativas a la individualidad social y personal, así como del uso de los conceptos temporales y espaciales.